martes, 20 de agosto de 2013

El costo humano del precio de las medicinas en China

 
 
 
En su casa en las afueras de Pekín, Yang Hongxia está ocupada preparando la cena. Hace los tallarines tal y como los hacía su suegra. Para Hongxia, de 39 años, la vida es muy difícil.
Su marido, Zhang Yansheng, de 41 años, está en la habitación de al lado viendo la televisión. Sufre de un tumor cerebral y no puede caminar ni hablar.
 
Como más del 95% de la población, cuenta con algún tipo de seguro de salud del gobierno. Pero los planes no cubren todos los costos.
Su esposa trabaja como conductora de autobuses. Y gasta todo su sueldo -alrededor de US$600- en medicamentos para su marido.
La familia sobrevive con la ayuda de sus seres queridos.
"Cuando mi marido cayó enfermo, era un hombre joven", dice Hongxia. "No teníamos una gran cantidad de dinero ahorrado. Es una enorme carga para nosotros".
 

Sobornos

Mientras Pekín expande la cobertura para la atención sanitaria, el gasto público se ha disparado y se estima que en 2011 representó US$385.000 millones.
Se cree que este gasto se duplicará a finales de la década, según un informe de la consultora McKinsey.
El gobierno ha dejado claro que se requiere de una reforma para controlar los costos. Y para ello está empezando con la industria de las medicinas y está analizando una posible fijación de precios que afectaría a unas 60 empresas extranjeras y chinas.
 
El mes pasado fue detenido un ejecutivo de la firma farmacéutica británica GlaxoSmithKline. Confesó en la televisión estatal que su compañía pagó sobornos.
La empresa reconoció que al parecer parte de su personal local actuó fuera de los "procesos" de la compañía.
Cinco empleados que trabajan para otras empresas extranjeras de medicamentos confirmaron a la BBC que la corrupción es un problema.
Uno de ellos dijo que su compañía había pagado unos US$1.000 para reponer su producto en los estantes de un hospital.
"No niego que (dar dinero a los médicos) sucede en las empresas extranjeras", dijo el representante de ventas, "aunque es raro y muy poca gente lo consigue".
Sin embargo, en un sistema abrumado por pacientes, la corrupción es un secreto a voces.
A las puertas de un hospital de Pekín filmamos a personas vendiendo ilegalmente citas con el médico. Están tan bien establecidos que incluso tienen tarjetas de presentación.
Un revendedor nos dijo que si le pagábamos US$50 nos conseguía una cita para esa tarde. De lo contrario, tendríamos que esperar varias semanas.
 
 

'Insostenible'

Las familias chinas gastan una gran parte de sus ahorros cuando se enferman. Al combatir la corrupción, las autoridades esperan bajar los costos de la salud. 
 
De este modo, Pekín espera impulsar el consumo interno.
"Aquí tuvimos una fiebre del oro y ahora el modelo económico actual es insostenible", dice James McGregor, analista de negocios.
"A fin de construir una economía impulsada por el consumo, los consumidores deben tener confianza en el futuro, el gobierno y el cuidado de su salud".
"Y puede ser por eso que el gobierno está investigando a todas estas compañías farmacéuticas, ya que tienen que fomentar la confianza entre el público".
"No se puede obligar a la gente que tome dinero de su bolsillo y lo gaste. Tienes que atraerlos para que lo hagan porque estén contentos con cómo son las cosas".
De vuelta en su casa, Yang Hongxia y su familia están terminando la cena.
Para Hongxia, pensar en las vacaciones o en muebles nuevos sigue siendo un sueño lejano.
Cada centavo que tiene se va en pagar las facturas médicas de su marido. Hasta que los medicamentos sean más baratos, lo mejor que puede esperar es simplemente sobrevivir.


Martin Patience   BBC, Beijing, China   Última actualización: Lunes, 19 de agosto de 2013

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