martes, 6 de agosto de 2013

Cómo acabar con la deuda de una ciudad: vender las pinturas de su museo



DETROIT PLANEA LA VENTA DE SUS CUADROS PARA PAGAR EL DÉBITO DE LA CIUDAD


Cuando el dinero vale más que la pintura, los cuadros de un museo se venden al mejor postor. Cuando una ciudad entra en bancarrota, con una deuda de 18.500 millones de dólares, un autorretrato de Van Gogh se convierte en “un pedazo de tela embadurnada” y en una de las escasas posibilidades de generar riqueza en una ciudad hundida, que acaba de proponer un recorte de 5.700 millones de dólares del gasto destinado a la salud de los jubilados. Detroit, la mayor ciudad de los EEUU que suspende pagos, se plantea vender los fondos de uno de los diez museos más importantes del país, el Detroit Institute of Art (DIA).
 
Sobre la mesa de los acreedores hay un patrimonio histórico y cultural de unas 60.000 piezas, que abarca desde el arte egipcio al arte de vanguardia, con figuras capitales como Henri Matisse, Diego Rivera, Alexander Calder, Peter Bruegel ‘el Viejo’, Tintoretto, Caravaggio, Rembrandt y el citado pintor holandés. En los años de riqueza, los años veinte, se compraron algunas de las piezas más importantes que todavía conservan y que ahora se propone vender para salir del agujero.
En las cartelas de las pinturas aparece la misma leyenda: “Propiedad de la ciudad de Detroit”. Algunos tasadores ya han adelantado que por la subasta de las treinta obras maestras del museo, la ciudad podría recaudar unos 2.500 millones de dólares.
 
 
El valor de una ciudad
 
La agencia Bloomberg asegura que los especialistas de Chistie’s ya se han pasado por el museo para hacer un informe y Kevyn Orr, el responsable de gestionar la quiebra de la ciudad, aclaró al anunciar la bancarrota que “todos los activos de Detroit serán identificados para su uso”. Bill Nowling, portavoz de Orr, aseguró que la colección del DIA debe ser considerada como uno de los activos de la ciudad en una emergencia financiera como esta. “Tenemos la responsabilidad de racionalizar los activos de la ciudad y descubrir el valor que tiene la ciudad”, añadió.
 
No hay precedentes de una quiebra municipal en la que se considere la venta de los bienes culturales de un museo público –uno de los pocos que existen en los EEUU- para salvar a la población de la quiebra. Es la historia del fracaso público, la de un museo en una ciudad con un censo de poco más de 700.000 personas, que recibe anualmente 640.000 visitantes, la historia de una institución vulnerable en un escenario extremadamente deprimido, presionado por los recortes en las pensiones, la educación y la salud.
 
Esta semana, el columnista de Forbes, Tim Worstall, se mostraba a favor de la venta de manera tajante: “Venderlos sería la misma definición de la creación de riqueza”. Según Worstall una parte elevada de la deuda podría ser pagada simplemente interesándose por “la vida real más que por unos pedazos de tela” y pedía una subasta global y abierta, “no sólo para los museos de los EEUU, “que permitiese a los extranjeros pujar por los cuadros”.
 
 
Ambulancias antes que cuadros
 
Worstall cuestiona de esta manera la conservación del patrimonio público en vez de la inversión social: “¿Por qué debemos preocuparnos? ¿Por que los jubilados consigan el tratamiento médico que se les prometió hace 40 años o conservar unos pocos cuadros ante los que decir “oog” y “aah”? ¿Por que las ambulancias vuelvan a las calles y que los coches de policía del 911 tarden menos de una hora en llegar o complacer al ‘establishment’ del arte?”, escribe.
 
Según la ONG Art Serve de Michigan, el museo es el tercer mayor empleador del sector privado de la ciudad, dando trabajo a 12.300 personas. Además, aseguran que las industrias culturales de Detroit aportan 640 millones de dólares de ingresos anuales totales y son un sector en crecimiento con una previsión del 11,9% de creación de puestos de trabajo estimado hasta 2018. En otro de sus estudios informan que en los últimos cinco años el empleo relacionado con el arte creció un 15%, así como el número de empresas dedicadas al arte creció por encima del 65%.
 
De llevarse a cabo la venta de las obras maestras del museo de Detroit estaríamos hablando de la mayor subasta de arte de la historia y la primera gran liquidación de arte público. Si esto ocurre, el mercado no reaccionaría de manera favorable a la subasta y los beneficios que se obtendrían por un saldo de este tipo -con una calidad y cantidad tan vasta- no se alcanzarían los mismos que en una subasta única por pieza.
 
 
Vender ‘El Guernica’ o ‘Las Meninas’
 
Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, cree que es un “precedente peligroso y muy cuestionable, aunque la situación entre España y Detroit es muy distinta”. Tal y como declara a este periódico, la justificación económica de la cultura podría hacer que alguna mente privilegiada de este país se llegara a plantear la venta de patrimonio de un museo estatal: “Vendes El Guernica o Las Meninas y has pagado toda la deuda, pero un país no puede comercializar ni con su arte ni con su historia”, explica Borja-Villel.
 
El Reina Sofía encargó el pasado mes de abril un estudio al IESE Business School sobre el valor del Museo. El Confidencial ha tenido acceso a dicho informe, en el que se aclara que el valor del museo 20 años después de su creación está entre los 2.000 y los 2.400 millones de euros, aproximadamente. Además, con su aportación el Estado multiplica por cinco su inversión, es decir, que “por cada euro aportado logra devolver a la sociedad 5 euros”. Esto es achacable a las inversiones en cascada de las empresas. El informe también señala el total de empleos que se crean: cerca de 2.000, adicionales a los del propio museo Reina Sofía.
 
Por su parte, el Museo Nacional del Prado, el pasado mes de enero decidió abrir todos los días de la semana y ampliar la oferta 53 días más al año. Es el museo público europeo con mayor horario de apertura. Mantener todos los lunes del año abierta la pinacoteca supone, según un estudio encargado a la empresa Deloitte, un impacto económico “en el Producto Interior Bruto (PIB) de entre 80 y 90 millones de euros al año”. Además, señala el informe que la medida de mantener abierto al público todos los días de la semana garantiza el mantenimiento de 3.000 empleos.
 
 
Alquilar mejor que vender
 
A pesar de la deuda de la capital española, Madrid no es Detroit, ni el Estado vende patrimonio. Pero sí se puede alquilar. Tal y como señalan las últimas cuentas del Prado, publicadas esta semana en el BOE, en el apunte sobre ingresos patrimoniales la cantidad señalada es de 2.795.000 euros. La suma corresponde a los beneficios del alquiler de los fondos de la colección permanente a museos extranjeros para exposiciones internacionales.
 
Esta línea de trabajo, apunta El Prado a este periódico, ha crecido notablemente en 2011 y 2012 y todo apunta a que estas operaciones sanearán las maltrechas cuentas públicas y dejarán –temporalmente- a los museos sin su presencia en las salas. Al menos, seguirán siendo propiedad del Estado. En Detroit, las cartelas de los cuadros mantienen la “Propiedad de la ciudad de Detroit”, hasta que el dinero diga.



 

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