¿Es Escandinavia el mejor lugar para vivir en el mundo?
Las estadísticas parecen decir que sí: mejor lugar para formar una familia y
para ser madre; región con un mayor índice de igualdad y menor de corrupción;
educación y sanidad pública universales y de calidad; lugar donde la gente es
más feliz, y un largo etcétera.
Pero, ¿y si no lo fuera? ¿Y si aquel lugar idílico donde todos sus habitantes
disfrutan del mayor nivel de vida en el mundo esconde en realidad secretos que
nadie quiere escuchar?
Y estos secretos son los que pretende sacar a la luz el autor británico
Michael Booth en un artículo que tituló "Tierras oscuras: la triste verdad tras
el mito escandinavo", y que fue publicado recientemente en el diario The
Guardian con motivo de la aparición de su último libro.
Booth intenta desmontar el mito a fuerza de cifras y unas ganas de despojar a
la opinión pública de sus prejuicios, aunque estos sean positivos. Y, a juzgar
por la respuesta, parece que lo consiguió.
"Quería sacudir a los lectores del periódico del coma escandinavo en el que
llevaban años sumidos", le dijo el autor a BBC Mundo. Booth vive en Dinamarca,
está casado con una danesa y dejó claro que es un lugar en el que se siente muy
bien, pero donde no todo es color de rosa.
El autor habla de los problemas de Finlandia con las armas y el alcohol, del
giro a la derecha de la tradicionalmente socialdemócrata sociedad noruega, del
desempleo juvenil en Suecia y de los problemas de salud de los daneses, entre
otras cosas.
"En los últimos 10 años el diario -The Guardian- ha publicado solo
artículos positivos sobre esta especie de extraña utopía que es Escandinavia,
así que fui deliberadamente provocador y enseñé también solo una parte de la
verdad. Fui un poco salvaje y brutal, pero creo que alguien tenía que hacerlo",
asegura.
El artículo no dejó indiferente a nadie. Tuvo más de un millón de visitas,
fue comentado por más de 3.000 personas y compartido más de 70.000 veces.
Y además puso sobre la mesa un interesante debate: si Escandinavia simboliza
de alguna forma esa sociedad casi perfecta, esa utopía del estado del bienestar
al que todos intentan parecerse, ¿no es mejor acercarse a ella de una forma
realista, reconociendo lo bueno y lo malo?
Las reacciones fueron muchas, tanto a favor como en contra, y no son pocos
los extranjeros que viven allí que están de acuerdo con muchos de sus puntos.
BBC Mundo también habló con algunos de ellos.
Antidepresivos, aislamiento, frío y armas
"Sí bueno, pero hay un montón de gente que se suicida". Esta frase es un
cliché que suele oírse inmediatamente después del otro cliché de que
Escandinavia es el mejor lugar para vivir en el mundo, algo, por otro lado, que
parece corroborado por todos los datos conocidos. La mención del suicidio
parecería ser una especie de reacción, un "no puede ser todo tan bueno".
La frase es exagerada, según datos de la Organización Mundial de la Salud no
hay ningún país escandinavo entre los diez con mayor tasa de suicidio en el
mundo. Pero el artículo de Booth menciona un dato interesante: los escandinavos
son los que más antidepresivos consumen en el mundo, de acuerdo a cifras de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Booth también señala otras incómodas verdades factuales, como que las
escuelas danesas no tienen grandes resultados -hecho que atribuye a los
resultados de la prueba PISA- o que la mayor parte de las muertes de hombres en
Finlandia están relacionadas con el alcohol, tal y como indica el Sistema de
Estadísticas de Finlandia; que Suecia es uno de los diez mayores exportadores de
armas del mundo de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de
Estocolmo. O que hay cierta hipocresía en la sociedad noruega cuando, siendo uno
de los principales países exportadores de petróleo, aboga por un medio ambiente
más limpio.
Todo eso sin dejar de reconocer la fascinación que ejerce el sistema
nórdico.
"Hace unos diez años la gente en Reino Unido soñaba con tener una casa en
Francia, en España o Italia. Pero entonces llegó la crisis, y la gente miró
hacia Escandinavia porque vio allí una especie de vuelta a ciertos valores
básicos: seguridad, confianza, y una sociedad un poco más simple y funcional,
tanto estéticamente como a nivel de estructura. Hay una menor diferencia entre
los ricos y los pobres, hay un mayor sentido de comunidad, una mayor cohesión
social", señala Booth.
"Pero la verdad probablemente sea que ni los británicos ni los
estadounidenses querrían vivir durante mucho tiempo aquí si supiesen realmente
cómo es", añade el británico, que afirma que disfruta vivir en Dinamarca, pero
reconoce que se acostumbró "a una serie de dificultades que tienes que tener en
cuenta si quieres vivir aquí".
Y una de ellas no por ser obvia es menos importante: el clima y la
oscuridad.
"Es lo más complicado", le asegura a BBC Mundo Óscar, un caraqueño que lleva
más de diez años en Noruega. "La diferencia entre el verano y el invierno es
enorme", dice Montse, una española que lleva siete años viviendo en Copenhague.
"En invierno van todos con caras largas y nadie se mira, pero en verano son
todos amigos de todos".
El frío extremo y la oscuridad son datos a tener en cuenta, pero hay otros
más importantes.
Educación universal. ¿E incluyente?
Booth menciona en su artículo datos no tan buenos de países como Finlandia,
cuyo sistema educativo es admirado en todo el mundo, pero en conversaciones con
BBC Mundo matiza este punto. "En este aspecto hay diferencias. Los finlandeses
lo han hecho muy bien en el sentido de que hay un nivel alto en la educación en
todo el país, mientras que en Dinamarca la diferencia entre las escuelas es muy
grande". Booth cree que no llega al extremo de Reino Unido pero aun así tiene
sus problemas.
Andoni se mudó con toda su familia hace poco más de un año desde Sevilla a un
pequeño pueblo cercano a Gotemburgo, Suecia. Le comenta a BBC Mundo que a la
hora de elegir destino pesó el hecho de que en Suecia existe tanto una sanidad
como una educación pública de calidad. "El Estado te ayuda con todo y la idea es
que los dos padres puedan trabajar, por eso intentan que sea fácil compaginar
vida laboral con vida familiar".
Los materiales escolares, el comedor y la guardería están subvencionados,
aunque lo que Andoni no sabía era que en algunos colegios la segregación es
abrumadora.
"En el primer colegio en el que tuvimos a los niños no había ningún hijo de
sueco y el barrio no era precisamente exclusivo de inmigrantes", asegura Andoni,
quien también afirma que antes de llegar tenía la idea de que la sociedad sueca
era más multicultural. Y aquí entra un tema que causó gran controversia y que
Booth menciona en su artículo: la supuesta xenofobia que subyace en la sociedad
de algunos países escandinavos.
¿Xenofobia?
"Tuve gente que me preguntó por Twitter que cómo me atrevía a llamar racistas
a los noruegos, y la verdad es que no lo hice, solo hablé del avance de un
partido claramente islamofóbico en las últimas elecciones", aclara Booth.
El partido del que habla el autor es el Fremskrittpartiet, que forma
parte de la coalición que gobierna el país, junto con el partido conservador
Hoyre (que significa Derecha en noruego). Este partido es en el que militó
durante varios años Anders Breivijk, autor de la matanza que acabó con la vida
de más de 70 personas en el verano de 2011 y que dejó al país en estado de
shock.
"Nunca dije que los noruegos eran racistas, pero sí que hay ciertas fuerzas
políticas, como el Fremskrittpartiet, cuyos líderes en ocasiones han
hecho declaraciones rayando la xenofobia, y son fuerzas políticas que tienen
mucho poder ahora", afirma Booth.
Los países nórdicos son una de las regiones en el mundo que más refugiados
acoge, pero no son pocos los que hablan de los problemas de integración para los
de fuera.
"Al principio la integración es superficial, la real llega cuando consigues
aprender el idioma. Tienes que demostrarles que estás dispuesto a hacer un
verdadero esfuerzo para integrarte", afirma Montse, que habla danés fluido y
tiene pareja del país.
Abed vive en Noruega, a donde llegó como refugiado procedente de los
territorios palestinos, desde 2006. El gobierno le dio una casa, dinero para sus
gastos y lo ayudó a empezar un curso en la universidad, y aun así ha visto
dificultades. "Con el gobierno no hay ningún problema, lo complicado es la
gente", le dice Abed a BBC Mundo. "A veces es difícil hacer amigos, y el hecho
de que te llames Abdul o Mohamed puede importar a la hora de conseguir trabajo",
asegura.
Las dificultades en la integración provocan lo inevitable: la formación de
guetos. "La realidad en Dinamarca es que hay una brecha enorme entre Copenhague
y el resto del país, que ha pasado a ser casi un reducto de gente mayor,
desempleados e inmigrantes", afirma Michael Booth.
Reacciones
A pesar de que el artículo de Booth obvia deliberadamente las cosas positivas
que tiene Escandinavia, fueron muchas las reacciones que intentaron dejar bien
claro estos puntos, aunque el autor deja constancia de que su pieza es muy
"opinativa".
Dos días después de la aparición del controvertido artículo, The
Guardian publicó otro con reacciones de distintas personalidades
escandinavas.
Adam Price, creador de Borgen, una famosa serie televisiva, calificó el texto
de Booth de "divertido", aunque afirmó que la sociedad danesa era más homogénea
de lo que el autor aseguraba. Por su parte, el ministro finlandés para Europa
aseguró que era difícil tomarse en serio al autor, "considerando que viene de un
país con un sistema de cañerías que data de la época victoriana" y los
islandeses se sintieron ofendidos por haber sido ignorados, ya que el autor solo
menciona que son pocos.
"Los noruegos se tomaron el artículo demasiado en serio, creo. No están
acostumbrados a la crítica ni a ser los malos de la película, pero realmente
hacen mucho dinero con el petróleo y todos sabemos que los combustibles fósiles
no son tan buenos y no parecen estar preparados para preguntarse qué están
haciendo con el clima", asegura Booth.
"Mucha gente me contactó y me señaló que Reino Unido no es mejor, entendieron
mal y pensaron que yo estaba diciendo Reino Unido bien, Escandinavia mal, como
si fuese una competición. Nunca sugerí que esto fuese así. No vivo en Reino
Unido, vivo en Dinamarca, y creo que esto dice bastante", añade.
Los suecos fueron un poco más allá y vieron tintes políticos en el ataque.
Lars Trägaardh, profesor de historia de la Universidad Sköndal, en Estocolmo,
afirmó que el artículo de Booth iba en la misma línea que las declaraciones de
Eisenhower, en las que el expresidente estadounidense critica la "filosofía
socialista" y la "falta de ambición" de la sociedad sueca.
Trägaardh asegura que "la cohesión social no es un plato fácil de digerir
para todos", aunque reconoce que los desafíos que plantea la globalización y los
movimientos de personas son grandes.
"Mi artículo quería dejar claro que no hay ningún lugar perfecto.
Escandinavia es genial y nadie los está echando abajo. Mira, mi libro se llama
'La gente casi perfecta'", y es realmente lo que pienso, que no son
absolutamente perfectos, pero están cerca", reconoce Booth.
Para él y para muchos de los que viven o han vivido allí, ésta parece ser una
buena definición. Un lugar con problemas, aunque casi perfecto. Y, pensándolo
bien, ¿qué lugar lo es del todo?
Alvaro A.
Ricciardelli BBC Mundo Última actualización: Martes, 11 de febrero de 2014
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