viernes, 16 de marzo de 2018

“No es posible ampliar por ningún medio el potencial de una persona”

“No es posible ampliar por ningún medio el potencial de una persona”

  • El prestigioso pediatra suizo presenta los resultados a toda una vida estudiando la individualidad humana

“No es posible ampliar por ningún medio el potencial de una persona”. Esta impactante afirmación es de Remo H. Largo, pediatra suizo de 74 años, que ha dedicado su vida a estudiar el desarrollo individual del ser humano desde su nacimiento. Este doctor afirma que cada niño nace con un potencial concreto y que este no puede incrementarse por mucho que nos esforcemos.
Largo defiende que cada uno de nosotros estamos “genéticamente predispuestos” a unas determinadas capacidades: “En España viven aproximadamente entre 2 y 4 millones de personas adultas con inteligencia normal que apenas saben leer. No es que haya fracasado la escuela, sino que esa capacidad no estaba predispuesta genéticamente en esa persona”.
Por mucho que nos esforcemos, no seremos buenos en algo si no hemos nacido con esa capacidad
Por mucho que nos esforcemos, no seremos buenos en algo si no hemos nacido con esa capacidad (Steve Debenport / Getty Images)
Por mucho que nos esforcemos, nunca llegaremos a ser buenos en algo si no hemos nacido con esa predisposición: “Lo mismo ocurre con las capacidades musicales, si se tienen pocas capacidades se puede llegar a tocar un instrumento, cantar, pero existen límites, mientras que otras personas con gran talento musical alcanzan a los 4 años estadios superiores a personas adultas”.
Estas capacidades, explica el doctor Largo, se puedes percibir desde la infancia: “Por ejemplo, si observamos la capacidad de andar. Muchos niños con 8-10 meses ya saben andar y otros no lo hacen hasta los 18-20 meses. Ocurre lo mismo con el habla. Esas diferencias aparecen muy pronto”.
La disposición genética nos dice lo que es posible, mientras que las experiencias que va adquiriendo el niño permiten realizar ese potencial innato
Estas conclusiones son fruto del proyecto de investigaciónque llevó a cabo el pediatra suizo en el Hospital Infantil de Zúrich -y que ha sido recogido en su recién estrenado libro La individualidad humana- donde, entre 1974 y 2005, estudió a más de 700 niños en su crecimiento desde su nacimiento hasta la edad adulta, documentando su evolución paso a paso.
Si aceptamos que de ninguna de las maneras podremos ampliar o mejorar nuestras capacidades, entonces, ¿no se puede hacer nada para cambiarlo? “La disposición genética predice o dirige, nos dice lo que es posible, mientras que las experiencias que va adquiriendo el niño o la niña lo que hacen es realizar ese potencial innato”, explica Largo, que pone como ejemplo la estatura: “La altura está predispuesta genéticamente. Que pueda alcanzar la estatura predispuesta dependerá de si ha sido bien alimentado, pero más allá de su potencial de crecimiento no va a ir. Un niño si come más no crece más, engorda más”.
Aceptar la diversidad
Más allá de este escenario aparentemente pesimista, Remo Largo aconseja aceptar la diversidad para evitar frustraciones en el futuro: “La diversidad entre las personas es un principio fundamental de la evolución. Las bacterias, las plantas, los seres humanos… no existe ser vivo, ninguna especie, en la que todos los individuos sean iguales”.
En este sentido, recuerda que no hay “ningún niño que no desee realizar sus potenciales”. “La tarea de la familia y la escuela consiste en permitirle tener las experienciascorrespondientes para su realización” y “ayudar al niño a gestionar suficientemente bien sus debilidades”. Esto consiste en que el pequeño “consiga leer lo mejor posible”, pero recuerda: “No se puede mejorar la aptitud de lectura, es la que es y deben aceptarlo tanto el niño, como los padres”.
individualidad humana
individualidad humana (dolgachov / Getty Images/iStockphoto)
La dificultad principal, en opinión del doctor, estriba en que no solo debemos aceptar nosotros mismos nuestras limitaciones, sino que lo deben hacer los demás: “Lo importante es que seamos aceptados por los demás y que nosotros los aceptemos. No hay que querer que los niños sean otra cosa, ni nuestra pareja diferente a cómo es”, aconseja.
No existe ser vivo, ninguna especie, en la que todos los individuos sean iguales

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