Embalse Theewaterskloof, cerca de Villiersdorp, a 108 km de El Cabo (Sudáfrica), en mayo de 2017 cuando estaba a menos del 20% de su capacidad (Rodger Bosch / AFP)
- La ONU apuesta por las ‘soluciones basadas en la Naturaleza’ para afrontar la falta de agua debida al aumento de la demanda, el cambio climático y la contaminación
Unos 3.000 millones de personas (concretamente, entre 2.700 y 3.200 millones) vivirán en el 2050 en áreas del planeta con potencial escasez severa de agua, debido al cambio climático, el aumento de la demanda y la contaminación de los abastecimientos. Así lo indica un informe de la ONU sobre el estado del agua en el mundo. Este estudio alerta de que hay riesgo de que se den conflictos en la gestión del agua, sólo evitables si se toman medidas para reducir la presión extractiva que sufren ríos, lagos, acuíferos, humedales y embalses.
El Informe Mundial sobre el Desarrollo del Agua destaca la excesiva presión que sufren los recursos hídricos. Afirma que los cambios son posibles, especialmente en el sector agrícola. Sin embargo, reclama que se adopten medidas y soluciones basadas en la Naturaleza, que dependan más de la conservación de las aguas (naturalización de espacios, infraestructuras verdes…) y no que pivoten sobre la construcción de presas, y más uso de acero y hormigón.
“Durante demasiado tiempo, el mundo ha recurrido primero a las infraestructuras construidas por humanos, las llamadas infraestructuras grises para mejorar la gestión del agua. Pero al hacerlo, a menudo, ha dejado de lado el conocimiento tradicional e indígena que adopta enfoques más ecológicos”, dice Gilbert Houngbo, presidente de ONU Agua, en la introducción del documento de más de 150 páginas.
“Ante la creciente demanda del agua, el aumento de la degradación ambiental y los impactos del cambio climático, claramente necesitamos nuevas formas de gestionar las demandas competitivas de nuestros recursos de agua dulce”, se añade.
En aumento constante
La demanda mundial de agua actual se ha estimado en 4.600 kilómetros cúbicos de agua cada año, y se prevé que aumente un 20% y un 30% para el año 2050. De esa suma, el 70% se destina a la agricultura, el 20% a la industria y el 10% a los hogares, dice el informe, que coincide con la celebración del Forum Mundial del Agua.
La demanda global se ha multiplicado por seis en los últimos 100 años y continúa creciendo a una tasa del 1% cada año. Esta presión sobre el agua irá en aumento las próximas décadas, sobre todo para el 2050, cuando se prevé que la población mundial alcanzará entre 9.400 millones y 10.200 millones (frente a los 7.700 millones actuales) y dos de cada tres personas vivan en ciudades.
Se prevé que la demanda de agua aumentará más rápido en los países en desarrollo. Mientras tanto, el cambio climático acentuará el reto para los suministros porque hará que las regiones húmedas sean más húmedas y las regiones secas más secas.
La sequía y la degradación del suelo son graves amenazas de “desastres naturales”, dicen los autores, y es probable que esta tendencia empeore. “Se puede decir que las sequías son la mayor amenaza individual del cambio climático”, señalan.
En Ciudad del Cabo, sus residentes afrontan severas restricciones como resultado de una sequía desconocida. Y en Brasilia, cerca de 2 millones de personas tienen los grifos cerrados s una vez cada cinco días debido a un período seco inusualmente prolongado.
Ecosistemas degradados
La sobrepresión ha degradando los ecosistemas. Se estima que desde el año 1900, se ha perdido entre el 64% y el 71% de la superficie mundial de humedales naturales debido a la actividad humana. La calidad del agua también se está deteriorando.
Desde la década de 1990, la contaminación ha empeorado en casi todos los ríos de África, Asia y América Latina, y se espera que siga deteriorándose en las próximas dos décadas, principalmente debido a las escorrentías de fertilizantes agrícolas y otros agentes agroquímicos que cargan los abastecimiento de agua dulce con nutrientes que causan el crecimiento de patógenos y provocan la proliferación de algas. La industria y las ciudades también son un problema importante. Aproximadamente el 80% de las aguas residuales industriales y municipales se vierten a los cauces sin tratamiento.
Falta de recursos
A principios de la década de 2010, 1.900 millones de personas (el 27%) de la población viven en áreas con potencial escasez severa de agua, y en 2050 esta cifra podría aumentar entre 2.700 y 3.200 millones.
Pero si se atiende la variabilidad mensual, se estima que hay 3.600 millones de personas (casi la mitad de la población mundial) que viven en áreas con riesgo de sufrir escasez de agua al menos un mes al año. Y esta población podría llegar a alcanzar entre 4.800 millones y 5.700 millones de personas. Alrededor del 73% de las persona afectadas vive en Asia (el 69% para el 2050).
La previsión es que las precipitaciones disminuyan en los cinturones de sequía que incluye las áreas de México, el oeste de América del Sur, el sur de Europa, China, Australia y Sudáfrica. La escasez no puede compensarse con suministros de agua subterránea, un tercio de los cuales ya están en peligro.
Cambio de gestión
Fundamentalmente, el informe pone énfasis en la necesidad de imprimir un cambio en la gestión del agua con un enfoque geográfico más amplio que tenga en cuenta el uso de las tierras o los bosques.
La opción de construir más embalses están cada vez más limitada por la acumulación de sedimentos en el fondo de los embalses, la disminución de los flujos del agua, las restricciones ambientales y el hecho de que ya se han usado los emplazamientos más rentables y viables.
En este sentido, se considera que es preferible (y preserva mejor los ecosistemas) mejorar de los humedales naturales y una recarga eficiente de las reservas del subsuelo, pues es una infraestructura más perdurable que las infraestructuras grises como las presas.
Agricultura, clave
La clave del cambio será la agricultura, la mayor fuente de consumo de agua y de contaminación. El informe hace un llamamiento en favor de una “agricultura de conservación”, que incluye prácticas para minimizar la presión de las extracciones, mantener la cobertura del suelo, aprovechar el agua de lluvia en lugar de exacerbar los riegos e introducir pautas de rotación de cultivos para mantener la cobertura del suelo.
“Los bosques, los humedales y las praderas, así como los suelos y los cultivos, si se manejan adecuadamente, juegan un papel importante en la regulación de la calidad del agua al reducir la carga de sedimentos, capturar y retener contaminantes y reciclar los nutrientes”, se señala. Esto también sería crucial para revertir la erosión y la degradación, que actualmente afecta a un tercio de las tierras del planeta, según otro informe de la ONU del año pasado.
Debate de los subsidios
El informe cuestiona el modo de transformación agraria altamente intensiva en el uso de agua. “Es preciso superar el hecho de que la gran mayoría de subsidios agrícolas, y probablemente, la mayoría de los fondos públicos y casi todas las inversiones del sector privado en investigación y desarrollo agrícola, apoyan la intensificación de la agricultura convencional”, lo que incrementará inseguridad jurídica.
Quizás, el mensaje más positivo del informe es que el ahorro potencial de tales prácticas supera el aumento proyectado de la demanda mundial de agua, lo que aliviaría los peligros del conflicto y proporcionaría mejores medios de subsistencia para los agricultores familiares y la reducción de la pobreza.
Basadas en la Naturaleza Las soluciones basadas en la naturaleza pueden ser de carácter personal o insertarse en cambios amplios en el paisaje mediante nuevas prácticas agrícolas. El informe contiene varios estudios de ejemplos positivos que muestran de qué manera se pueden mejorar los entornos y los suministros como resultado de estos cambios de política.
En Rajasthan, más de 1.000 aldeas afectadas por la sequía, recibieron apoyo para crear estructuras de recolección de agua a pequeña escala, mientras que la vuelta a las viejas prácticas tradicionales de preservación del suelo en la cuenca Zarqa en Jordania servido para visualizar la recuperación de la calidad del agua en manantiales locales en primavera.
No suplirlo todo
Los autores afirman que no se trata de sustituir todas las infraestructuras grises (presas, depuradoras…) porque hay situaciones en las que no hay otra opción, por ejemplo, en la construcción de embalses para abastecer a las ciudades. Pero reclaman una mayor implantación de soluciones ecológicas, que a menudo son más rentables y sostenibles.
También abogan por el uso de “bonos verdes” (una forma de financiación cuyo objetivo es recompensar inversiones perdurables a largo plazo) y más pagos por servicios ecosistémicos (recuros efectivos para comunidades que conservan bosques, ríos y humedales que tienen un beneficio más amplio para la medio ambiente y sociedad).
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, que encargó el informe, señaló que dos tercios de los bosques y humedales del mundo se han perdido desde el comienzo del siglo XX, una tendencia que debe ser revertida.
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