¿Alguna vez te has preguntado cómo nacieron los nombres de los países? CREDIT CARD COMPARE
Nadie sabe muy bien qué hace una start up australiana especializada en comparar tarjetas de crédito editando mapas con curiosidades, pero el caso es que su última idea se ha convertido en un fenómeno viral en todo el mundo. Y no es para menos. Credit Card Compare publicó hace unos días unos preciosos mapas, liberados bajo licencia creative commons y elaborados a partir de investigaciones de la CIA y Oxford University Press, que revelan, a partir de su origen etimológico, el verdadero significado de los nombres de todos los países del mundo.
Asia, tierra de leyendas
Algunos son muy evidentes; otros, en cambio, sorprenden, para bien o para mal. Asia, por ejemplo, está llena de significados mágicos. Rusia significa, literalmente, "tierra de los Rus" que, al parecer, era como llamaban los finlandeses a los vikingos suecos, aunque, según apuntan los autores en un detallado documentoque recopila los nombres en su lengua original y las explicaciones para cada topónimo, tampoco se descarta que "rus" fuera la palabra vikinga para "remero".
Frente a la enorme China, que en chino se llama Zhongguo y quiere decir "reino central"; y la evidencia de la India, "el país del río Indo", las etimologías más poéticas en Asia se encuentran en la Península Arábiga, donde Arabia Saudí sería "la tierra de la buena fortuna", Irak significaría "junto al agua", Jordania apelaría al "descenso hacia el océano" e Israel, en hebreo, se refiere a "el que lucha con Dios", el nombre simbólico que recibió Jacob y que se extendió a sus descendientes.
Sudamérica, mirando al mar
Si hay un denominador común en la etimología de los topónimos sudamericanos, ése es el agua. Excepto Brasil, que se refiere al "pernambuco rojo", el árbol oriundo del país que da nombre a uno de sus estados, prácticamente todos los países sudamericanos han sido bautizados en relación al agua. Si Argentina es "la tierra junto al Río de la Plata", Perú es, directamente, "la tierra del río". Venezuela, por su parte, significa "la pequeña Venecia", dado que a los conquistadores Alonso de Ojeda y Américo Vespucio les recordaba a la ciudad de los canales italiana.
Pero hay más: Guyana es, directamente, "la tierra de las muchas aguas", y Uruguay es "el río del marisco". Paraguay, sin salida al mar, tampoco renuncia a la etimología acuática, y encuentra el origen de su nombre en el "pueblo nacido a la orilla del río". Para los curiosos, por cierto, la etimología de Paraguay es guaraní, y "guay" significaría "nacido".
Si hay un denominador común en la etimología de los topónimos sudamericanos, ése es el agua. Excepto Brasil, que se refiere al "pernambuco rojo", el árbol oriundo del país que da nombre a uno de sus estados, prácticamente todos los países sudamericanos han sido bautizados en relación al agua. Si Argentina es "la tierra junto al Río de la Plata", Perú es, directamente, "la tierra del río". Venezuela, por su parte, significa "la pequeña Venecia", dado que a los conquistadores Alonso de Ojeda y Américo Vespucio les recordaba a la ciudad de los canales italiana.
Pero hay más: Guyana es, directamente, "la tierra de las muchas aguas", y Uruguay es "el río del marisco". Paraguay, sin salida al mar, tampoco renuncia a la etimología acuática, y encuentra el origen de su nombre en el "pueblo nacido a la orilla del río". Para los curiosos, por cierto, la etimología de Paraguay es guaraní, y "guay" significaría "nacido".
América del Norte, entregada a la naturaleza
De la "tierra de los muchos árboles" guatemalteca al "lugar con abundante pescado" panameño, América Central y del Norte se centró en la naturaleza a la hora de bautizar sus países. Llaman la atención dos preciosas historias. La primera, Canadá, "el pueblo", un nombre de origen iroqués o haudenosaunee, una tribu de nativos americanos nómadas que se hacían llamar a sí mismos "gente de la casa larga". No menos mágica es la etimología de México, "en el ombligo de la luna", una abreviatura españolizada del nombre nahuatl de la capital azteca, Metztlixihtlico.
De la "tierra de los muchos árboles" guatemalteca al "lugar con abundante pescado" panameño, América Central y del Norte se centró en la naturaleza a la hora de bautizar sus países. Llaman la atención dos preciosas historias. La primera, Canadá, "el pueblo", un nombre de origen iroqués o haudenosaunee, una tribu de nativos americanos nómadas que se hacían llamar a sí mismos "gente de la casa larga". No menos mágica es la etimología de México, "en el ombligo de la luna", una abreviatura españolizada del nombre nahuatl de la capital azteca, Metztlixihtlico.
Oceanía, las tierras del sur
Además de la "tierra del sur" australiana, las muchísimas pequeñas islas que conforman Oceanía encuentran su bautizo en el amor a sus orígenes. Llaman la atención especialmente Papúa Nueva Guinea, "la tierra de los hombres de cabello rizado"; la pequeña Nauru, en la Micronesia, que significa directamente "voy a la playa"; el archipiélago de Vanuatu, "nuestra tierra para siempre"; el de Tuvalu, "las ocho juntas"; y Samoa, "el centro sagrado".
Además de la "tierra del sur" australiana, las muchísimas pequeñas islas que conforman Oceanía encuentran su bautizo en el amor a sus orígenes. Llaman la atención especialmente Papúa Nueva Guinea, "la tierra de los hombres de cabello rizado"; la pequeña Nauru, en la Micronesia, que significa directamente "voy a la playa"; el archipiélago de Vanuatu, "nuestra tierra para siempre"; el de Tuvalu, "las ocho juntas"; y Samoa, "el centro sagrado".
Europa, nombres guerreros... excepto España
Y por fin, llegamos a casa, a la vieja Europa, una tierra guerrera cuya toponimia no escatima en referencias bélicas. Así, Francia sería "la tierra de los fieros", Hungría significaría "10 flechas" (así se conocía a la decena de tribus que poblaba el territorio en el siglo IX), los italianos serían los "hijos del toro" y los albanos vivirían en "la tierra de las águilas".
En cambio, España, junto al "puerto cálido" portugués, se queda en "tierra de conejos". Como lo lee. Aquí ni fieros ni nada, conejos. Al parecer, en su momento había muchos. El nombre procede del fenicio "I-Spin-Ya", que significa conejo, y el hebreo "Spn" se lee Saphan y también significa "conejos".
Y por fin, llegamos a casa, a la vieja Europa, una tierra guerrera cuya toponimia no escatima en referencias bélicas. Así, Francia sería "la tierra de los fieros", Hungría significaría "10 flechas" (así se conocía a la decena de tribus que poblaba el territorio en el siglo IX), los italianos serían los "hijos del toro" y los albanos vivirían en "la tierra de las águilas".
En cambio, España, junto al "puerto cálido" portugués, se queda en "tierra de conejos". Como lo lee. Aquí ni fieros ni nada, conejos. Al parecer, en su momento había muchos. El nombre procede del fenicio "I-Spin-Ya", que significa conejo, y el hebreo "Spn" se lee Saphan y también significa "conejos".
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