Flickr/ Greenpeace International
La empresa pública que gestiona la central ha advertido que se quedará sin espacio para almacenamiento en 2022.
Los ecologistas y las comunidades locales se oponen a su vertido en el mar
Más de ocho años después del accidente nuclear de Fukushima, las autoridades japonesas no saben qué hacer con las ingentes cantidades de agua contaminada que genera la central. El gobierno que dirige Shinzo Abe afirma no haber tomado ninguna decisión al respecto y esperan las recomendaciones finales de los expertos, pero el anuncio del operador público que gestiona la planta de que en 2022 se quedará sin espacio de almacenamiento pone en marcha una cuenta atrás para encontrar una solución. Dos opciones se perfilan como las más plausibles: el vertido controlado al mar, como ha recomendado el ministro de Medio Ambiente Yoshiaki Harada, o la búsqueda de una nueva estrategia de almacenamiento.
El terremoto de magnitud 9 y el posterior tsunami que azotaron Japón en marzo de 2011 provocaron que los núcleos de los tres reactores de la planta de Fukushima sufrieran fusiones en sus núcleos. Para enfriarlos y evitar nuevos daños se utiliza desde entonces agua dulce, pero los tanques y muros de contención alrededor de los reactores ya no son herméticos; así que los 140 m3 que se vierten cada día quedan contaminados, cargados con elementos radiactivos. Tepco tiene que bombear esa agua, tratarla para extraer 62 radioelementos peligrosos (como cesio, estroncio o antimonio) y almacenarla. No hay, sin embargo, tratamiento para el tritio: este isótopo de hidrógeno es difícil de separar y se considera relativamente inocuo.
Una parte de esta agua se recicla para el mismo sistema de refrigeración, otra queda depositada en grandes tanques, que se han ido multiplicando. La central acumula más de un millón de toneladas de agua en mil de estos contenedores, cuyas siluetas cilíndricas han sustituido a las de los sakuras -los cerezos japoneses- alrededor de la planta. El problema es que Tepco ha indicado que sólo puede almacenar hasta 1,37 millones de toneladas de agua, cifra que se alcanzará en el verano de 2022.
VERTIDO CONTROLADO
Algunos expertos han señalado que otras plantas nucleares costeras vierten de manera controlada agua con tritio en el océano. En el caso de Fukushima la corriente de Kuroshio, que se aleja de la costa japonesa, debería alejar rápidamente la contaminación mar adentro, "donde la concentración disminuiría a medida que viaje por el océano", según explica Ken Buesseler, geoquímico del Instituto Oceanográfico Woods Hole que ha estudiado la catástrofe de Fukushima.
Por otro lado acumular el líquido contaminado podría entrañar sus propios riesgos. "En algún momento habrá que dejar de almacenar el agua en los tanques, porque además se corre el riesgo de un nuevo terremoto", advierte Buesseler, "no es en absoluto deseable que todos esos contenedores puedan abrirse al mismo tiempo; sería mejor hacerlo de manera controlada a lo largo de varias décadas".
En esta misma línea un estudio reciente del investigador japonés Hiroshi Miyano, que preside una de las comisiones que estudia el desmantelamiento de Fukushima, aporta un cifra más precisa: 17 años. Según este científico sería el periodo necesario para tratar el agua contaminada de manera que se reduzcan las sustancias radiactivas hasta niveles que cumplan con las normas de seguridad y que sea, por tanto, apta para ser vertida en el mar.
AMPLIAR EL ALMACENAMIENTO
Las comunidades locales -especialmente los pescadores- y los ecologistas se oponen frontalmente a esta idea. Greenpeace ha reclamado al gobierno nipón que descarte la idea del vertido y que aumente los esfuerzos de almacenamiento. Además señala que el actual tratamiento no es eficaz, por lo que esa opción ni siquiera sería viable. "Es importante entender que en la actualidad el 80% del agua almacenada contiene radionucleidos por encima del límite reglamentario para la descarga, como el estroncio-90, cesio-137 y el yodo-129", explica Shaun Burnie, especialista en energía nuclear de la ONG. "Tepco se ha visto obligada a admitirlo este mismo año. Así que antes de plantear si quiera una descarga sólo con tritio, tendrían que reprocesar todo esa agua".
Desde Greenpeace ponen en duda además los límites de almacenamiento esgrimidos por la empresa pública para dentro de tres años. "Tepco ha declarado que se quedará sin capacidad de almacenamiento para 2022, pero no es correcto", afirma Burnie. "Fukushima puede tener una capacidad limitada, pero instalaciones adyacentes como Futaba y Okuma tienen margen para almacenamiento adicional. Existe una alternativa clara al vertido del agua en el medio ambiente", añade.
AMADO HERRERO
Miércoles, 11 septiembre 2019 - 21:00
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2019/09/11/5d794427fdddff3fab8b45b2.html
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