Una voluntaria de la Cruz Roja sueca hace las compras para un grupo de gente mayor en Nacka, cerca de Estocolmo (JONATHAN NACKSTRAND / AFP)
La estrategia laxa de los nórdicos puede servir para los desconfinamientos
¿Ha ganado Suecia? El país lleva semanas recibiendo críticas y advertencias acerca de los peligros de su singular estrategia para contener el coronavirus, basada más en las recomendaciones que en las prohibiciones. Científicos y medios internacionales la han calificado de “experimento” y Donald Trump se ha referido en ocasiones al país como ejemplo de lo que no hay que hacer .
Pero en las últimas horas las autoridades suecas han recibido el espaldarazo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha señalado al país como un ejemplo a seguir de cara a la “nueva normalidad” a la que todo el mundo se deberá adaptar durante los próximos meses. “Si queremos alcanzar una nueva normalidad, creo que Suecia representa un modelo futuro en muchos sentidos”, dijo en rueda de prensa el director ejecutivo del programa de emergencias sanitarias de la OMS, Michael Ryan.
Desde el inicio de la crisis, Suecia se ha desmarcado del resto de países europeos y, a diferencia también de sus vecinos nórdicos, ha evitado imponer restricciones severas y ha mantenido abiertos colegios y negocios, confiando en la responsabilidad de los ciudadanos y argumentando que es un modelo más sostenible a largo plazo.
La de Ryan no fue una declaración espontánea, sino a preguntas de una periodista del diario sueco Svenska Dagbladet , pero dejó claro su respaldo con un matiz. “Creo que puede haber lecciones que aprender de nuestros colegas suecos”, dijo, asegurando que puede servir de modelo para las sociedades que vayan saliendo del confinamiento. “Tendremos que ser conscientes de que el virus sigue presente, y como individuos, familias y comunidades, debemos hacer todo lo posible para reducir su transmisión, lo que supondrá ajustar la forma en la que vivimos nuestras vidas”, dijo. Y añadió: “Creo que quizá en Suecia están viendo a tiempo real cómo se hace”.
EL experimento sueco
No ha cerrado colegios y negocios, confiando en la responsabilidad de los ciudadanos
Ryan considera que, en general, se ha malinterpretado la estrategia sueca: “Existe la percepción de que no ha introducido restricciones ni medidas y que ha permitido que la enfermedad se propague libremente; piensan que Suecia ha optado por no controlar la Covid-19, pero nada más lejos de la realidad” dijo, dando así la razón a las autoridades suecas, que han negado reiteradamente que ésa sea su intención.
Según el directivo de la OMS, en lo que se ha diferenciado Suecia ha sido en la forma de controlar la enfermedad: “Lo que ha hecho ha sido confiar mucho en sus ciudadanos para implementar el distanciamiento físico”. Y aquí está el matiz: “Esto aún está por ver si ha tenido éxito o no”. Tampoco quiso aventurarse a afirmar que Suecia esté mejor preparada para una eventual segunda oleada de contagios. “Incluso en áreas en las que la transmisión ha sido bastante intensa, parece que la proporción de personas con anticuerpos es bastante baja –afirmó–, por lo que las posibilidades de que la enfermedad se vuelva a desarrollar son bastante elevadas”.
Las palabras de Ryan han llegado en el mejor momento para la Agencia de Salud Pública, organismo independiente del Gobierno, que lidera la gestión de la crisis. “Por supuesto, es halagador para Suecia. Intentaremos cumplir con las expectativas que esto conlleva”, dijo al diario Dagens Nyheter el epidemiólogo Anders Tegnell, encargado de informar a diario de la evolución de la enfermedad y que se ha convertido en el blanco de todas las críticas.
Más contundente ha sido Johan Giesecke, anterior epidemiólogo estatal y hoy asesor de la OMS, quien asegura que Suecia ha tomado la vía correcta. “El brote se ha manejado de forma incorrecta en todo el mundo excepto en Suecia, pero quizás otros puedan aprender algo”, dijo al mismo diario.
40% de las muertes
Como en otros países, el flanco débil del país nórdico han sido las residencias de ancianos
Giesecke subrayó que hay muchos países europeos que tienen tasas de mortalidad tan o más altas que el país escandinavo, poniendo como ejemplo España, Gran Bretaña y Bélgica, aunque también admitió que no ocurre lo mismo entre sus vecinos. Suecia es, con mucha diferencia, el país nórdico más perjudicado por el virus. Con casi 2.600 muertos, registra una ratio de 256 muertos por millón de habitantes (el séptimo en el mundo, quitando los microestados), mientras que en Dinamarca es de 78 (con un total de 452 muertos); en Noruega, de 38 (207), y en Finlandia, de 37 (206).
Ryan se refirió asimismo a la propagación de la infección en las residencias de ancianos, que como en otros países ha sido el principal problema en Suecia (foco de un 40% de las muertes), lo que consideró “trágico, pero no único”. Giesecke coincide, al asegurar que Suecia “no debería tener muy mala conciencia”. “Se podría pensar que un cierre severo, como ha hecho el Reino Unido, podría haber ayudado a parar el contagio en las residencias, pero no ha sido así”.
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