Los diamantes también sufren la coyuntura de la Covid-19 (JOHANNA GERON / Reuters)
El mercado de piedras talladas ve caer los precios ante la menor demanda y el freno al comercio
Es la materia más dura del planeta, pero el coronavirus ha conseguido abrir alguna grieta: el mercado de los diamantes está perdiendo brillo por culpa de la Covid-19. Empecemos por decir que pese a la liberalización del mercado que se introdujo hace casi dos décadas, las fuentes primarias siguen estando muy concentradas. El 80% de las reservas de diamantes está localizada en tan sólo tres países: Rusia, Congo y Botswana, según informaba un estudio de esta semana de learnbonds.com.
En la práctica esto significa que cualquier dificultad que experimente uno de esos países se transmite a la cadena de suministro global de las piedras talladas. Eso vale para Botswana, que vivió un lockdown de cinco semanas, pero también para Rusia, que alberga en sus tierras la mitad de los diamantes mundiales. Hace unos días el gigante Alrosa, el mayor productor mundial, informó que sus ventas en abril cayeron un 95% respecto a hace un año. La compañía se vio obligada a cerrar la explotación de dos de sus minas debido a las actuales condiciones del mercado, que dificultan el transporte y el comercio, además de una contracción del consumo. Los puntos de venta al detalle están cerrados y EE.UU., el mayor mercado mundial, vive el punto álgido de la pandemia.
Los precios llevan años en fase descendente y ahora se teme que el exceso de inventario acentúe la bajada
Evgeny Agureev, director adjunto de la compañía, admitía que “las restricciones impuestas para combatir el coronavirus y la disminución de la demanda de joyas con diamantes han minimizado el comercio de diamantes en bruto y pulidos en todo el mundo. Hemos ofrecido a nuestros clientes una opción para comprar las cantidades de diamantes programadas para abril en una fecha posterior”.
La sudafricana De Beers, el mayor productor en términos de valor, ha reducido a la baja su producción para este año de un quinto. La canadiense Dominion Diamond Mine se declaró en el pasado mes de abril en suspensión de pagos. Petra Diamonds, cuyas acciones han perdido un 75% este año, ha tenido que refinanciar su deuda para pedir prestados otros 21 millones de dólares y así evitar caer en la insolvencia.
Ahora preocupa el día después, cuando termine el confinamiento, “Estamos preocupados por el exceso de oferta de diamantes en bruto después de la reapertura de las economías, ya que una gran cantidad de inventario podría inundar potencialmente el sistema y el mercado podría no ser capaz de absorberlo todo, lo que resulta en una mayor presión sobre los precios”, avisaban en una nota de este mes los analistas de Citigroup.
En la ciudad de Surat (India), donde se pulen el 90% de las piedras talladas del mundo, el valor de las existencias ya ha alcanzado los 2.300 millones de dólares: si no se quiere acabar como con el petróleo, en negativo, ya se habla de que India puede bloquear de forma provisional la importación de piedras.
De hecho, el precio de los diamantes brutos ya cayó cerca del 9% en marzo, según la lista Rapaport. En abril el desplome puede ser del doble. La competencia de los diamantes sintéticos, que son creados en laboratorio e idénticos a los naturales, también es un interrogante. Al ser un 25% más baratos, hoy son sólo el 3% del total del mercado pero en la próxima década pueden llegar al 10%. Todo esto hace que el precio de los diamantes pulidos desde el 2012 esté en una fase descendiente. Ahora está en niveles cercanos a los de hace diez años.
Es posible que algunas minas acaben cerrando, sea por falta de rentabilidad, sea por agotamiento de los recursos. Rio Tinto ya había anunciado el fin de su explotación de Argyle este año. En lo inmediato, la industria confía en la denominada “compra por venganza”, la impulsiva para compensar las privaciones del confinamiento. También se confía en los millennials , que aprecian la autenticidad del mineral. Si pueden permitírselo.
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