Vista de la ciudad de ShenzhenE.M.
Durante cuatro décadas China ha sido un laboratorio arquitectónico que ha construido ciudades hacia arriba. Ahora, se quiere acabar con la práctica de buscar edificios grandiosos, extraños y de estilo occidental. En ciudades con menos de tres millones de personas, no se proyectarán edificios de más de 250 metros
Construir, construir y construir. Basta con echar un ojo a Google Earth y comparar el mapa urbanístico histórico de, por ejemplo, Shenzhen, seguramente la ciudad del mundo que más rápido se ha convertido en una megalópolis. Hace 40 años, ni siquiera contaba con el estatus de ciudad. Era una pobre villa de pescadores al sur de China. Hoy tiene medio centenar de rascacielos que superan los 200 metros de altura y el metro cuadrado cuesta más de 5.000 euros de media.
Construir, construir y construir. Y hacerlo hacia arriba, tal alto y rápido como sea posible. Que se lo pregunten a la constructora Broad Sustainable Building, que levantó en 19 días en 2015 un edificio de 57 pisos en Changsha, en el centro de China. La misma empresa, en 2010, fue capaz de edificar un hotel de 15 plantas en 48 horas.
Empezar a construir, no acabar las obras, destruirlas y volver a construir. A menudo, en los informativos chinos sale algún vídeo del derrumbe de grandes bloques de edificios. Hace unos días demolieron simultáneamente 15 rascacielos inacabados en la ciudad de Kunming que se levantaron en 2011. Ya han empezado las obras de un mega centro comercial en la parcela que se quedó vacía tras el derrumbe.
Construir una ciudad, meter más gente de la que cabe y tener que construir otra ciudad satélite al lado para aliviar la presión poblacional y reducir la contaminación. Al suroeste de Pekín, con la idea de levantar una urbe verde y tecnológica en un entorno tradicionalmente industrial, los obreros chinos llevan cuatro años dando forma a Xiongan, que acogerá a casi más de tres millones de vecinos que ahora viven apretados en la capital. Al lado de Shenzhen también está en marcha el proyecto de la Net City, una ciudad del tamaño de Mónaco obra del conglomerado tecnológico Tencent, que estará rodeada de rascacielos con bosques verticales.
Construir "cosas feas". Un término clásico usado en el país asiático. Hay una firma de arquitectura china, archcy.com, que lleva 11 años elaborando un listado con los edificios considerados más feos por los usuarios. Un ejemplo que siempre aparece en la lista es un parque temático inacabado en la provincia de Hebei, en el norte de China, cuya entrada es una fachada mitad Templo del Cielo de Pekín y la otra mitad Capitolio de Estados Unidos. A principios de este año, las autoridades chinas sacaron un extraño comunicado prohibiendo lo que llamaron "arquitectura fea".
UN LABORATORIO DE EXPERIMENTOS
China ha servido durante años como laboratorio de experimentos para arquitectos y promotores inmobiliarios, que han edificado una potencia mundial en cuatro décadas construyendo ciudades hacia arriba. Pero ahora los reguladores chinos han dicho que eso se tiene que acabar o, al menos, moderar.
El principal planificador económico de China anunció este año que restringiría la construcción de rascacielos de más de 500 metros de altura. Si la ciudad tiene menos de tres millones de residentes, no se podrán levantar edificios de más de 250 metros. "Acabaremos con la mala práctica de buscar edificios grandiosos, extraños y de estilo occidental. El plagio, la imitación y la imitación de edificios están estrictamente prohibidos", reza un documento publicado el 31 de agosto por el Ministerio de Vivienda.
A principios de este año, una torre de 356 metros y 71 pisos en el centro de Shenzhen tembló repetidamente, provocando gran preocupación sobre la seguridad. Las investigaciones encontraron que la causa fue un mástil de más de 50 metros de altura en la parte superior del edificio que se movía con el viento.
La Torre de ShangháiE.M.
"Si realmente es necesario construir nuevos edificios súper altos de más de 250 metros en ciudades con residentes permanentes de más de tres millones en áreas urbanas, el departamento provincial de vivienda y construcción urbano-rural evaluará y examinará estrictamente los proyectos con el enfoque en su resistencia a terremotos y protección contra incendios", continúa el documento oficial. Los rascacielos de más de 150 metros estarán limitados. El regulador endureció también en verano las reglas para los edificios de más de 100 metros.
En el gigante asiático están casi la mitad de los 100 edificios más altos del mundo, como la Torre de Shanghai, con 128 pisos y una altura de 632 metros. "Controlaremos estrictamente la construcción de edificios de gran altura en áreas clave, como lugares turísticos naturales y ecológicamente sensibles, y no construiremos edificios de gran altura en la ladera, la orilla del agua o en los corredores de ventilación urbana", dice el documento.
"Varias localidades han mostrado una tendencia a seguir recurriendo al desarrollo y la construcción apoyándose en excesivos proyectos inmobiliarios, así como a la demolición y construcción a gran escala. Existe una tendencia a elevar los precios de la vivienda en formas alternativas y aumentar el costo de vida, lo que ha creado nuevos problemas urbanos", sentencia. Se acabaron los tiempos en los que las grandes ciudades chinas se peleaban por tener el rascacielos más alto.
LUCAS DE LA CAL
Pekín
Actualizado Jueves, 18 noviembre 2021 - 01:33
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