En el Parkinson se produce un deterioro progresivo de las capacidades motoras, debido a la muerte de neuronas dopaminérgicas Terceros
La cura de esta enfermedad se encuentra lejos, pero sus síntomas se pueden reducir con un estilo de vida saludable acompañado de los alimentos correctos
El 11 de abril se celebra el Día Mundial del Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que se enmarca en los denominados trastornos del movimiento. Según Belén Sánchez, especialista en Neurología en Quirónsalud Zaragoza, la prevalencia poblacional se estima alrededor del 0,6% en mayores de 60 años y llega hasta el 3% a partir de los 80 años de edad. "Cada año se diagnostican 100.000 casos en España, y a pesar de que la mayoría son personas mayores, un 15% son menores de 50 años", explica la doctora. Un caso paradigmático es el del actor Michael J. Fox, que fue diagnosticado de Parkinson a los 29 años y desde entonces convive con la enfermedad, para la que ha creado una fundación que ha recaudado ya más de 800 millones de dólares.
El Parkinson se conoce desde 1817, cuando James Parkinson describió un caso de lo que él llamó "parálisis agitante", que ya dejaba claro que el síntoma más llamativo del cuadro que lleva su nombre era la alteración del movimiento. Esto se debe, en palabras de la doctora Sánchez, a que "existe un déficit de dopamina, que es un neurotransmisor esencial para el correcto funcionamiento de la sustancia negra, un núcleo de neuronas que coordinan el movimiento. En la enfermedad de Parkinson estas neuronas degeneran progresivamente, desciende la disponibilidad de dopamina y se provoca una alteración en la coordinación de los movimientos". Se sabe que también están alterados otros neurotransmisores, como acetilcolina, GABA y serotonina, que están relacionados con otros circuitos cerebrales y con muchos de los síntomas no motores del Parkinson.
El déficit de dopamina provoca fallos en la coordinación de movimientos, ralentización y sensación de debilidad
Pese a que existen tratamientos más o menos eficaces para paliar los síntomas, lo cierto es que la cura del Parkinson se halla todavía lejos. La doctora Sánchez insiste en que el diagnóstico precoz es fundamental. "Existen terapias con bombas de infusión continua con apomorfina o levodopina intestinal, aunque en ocasiones, a medida que pasa el tiempo, algunos pacientes varían su respuesta al tratamiento y hay que modificar la medicación. En algunos casos hay que recurrir a técnicas quirúrgicas como estimulación cerebral profunda mediante electrodos o técnicas de ultrasonidos", explica la doctora, quien señala que la fisioterapia también tiene un papel fundamental en pacientes de larga evolución.
Por desgracia, no existe evidencia científica concluyente de que se pueda prevenir el Parkinson, pero la doctora Sánchez recomienda "llevar unos hábitos de vida saludable, basados en la dieta mediterránea y el ejercicio físico. Hay que evitar tóxicos, como pesticidas, metales pesados y compuestos químicos que pudieran estar asociados con neurodegeneración". En este sentido, según un estudio realizado por la Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría, una mayor prevalencia de exposición a tóxicos está relacionada con una frecuencia también mayor de enfermedad de Parkinson, mientras que no se ha hallado ninguna relación entre el Parkinson y el consumo de excitantes como té o café. Por otra parte, una revisión de investigaciones publicada en la Revista de Ciencias de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, asegura que la actividad física desempeña un papel primordial en el tratamiento de esta enfermedad.
En cuanto a la alimentación, la doctora recomienda reforzar el consumo de algunos alimentos y, al mismo tiempo, restringir al máximo la ingesta de otros. Entre los que podrían ser beneficiosos, encontramos los siguientes:
Cereales integrales
"Uno de los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Parkinson es el estreñimiento. Por ello, es aconsejable aumentar la fibra de la dieta, en forma de cereales integrales, fruta y verdura, además de mantener la hidratación y hacer ejercicio", explica la doctora Sánchez. Conviene tener cuidado a la hora de seleccionar el tipo de cereal integral que consumimos, ya que, en muchos casos, no son tan beneficiosos para la salud como parece. "En general, la mayoría de cereales de desayuno, sean o no integrales, suelen llevar grandes cantidades de azúcar, que darán lugar a picos de glucosa en sangre y a las consiguientes hipoglucemias. Estas harán que queramos consumir más azúcar, y así acabaremos sometiendo al cuerpo a una montaña rusa constante de picos de insulina durante todo el día", explica la nutricionista y profesora de la escuela Gasma, en Castellón, Pilar Esquer. Por tanto, lo mejor es optar por panes, arroces, pasta y cereales integrales que no lleven azúcares o grasas añadidas, ya que, al ser de absorción lenta, nos mantendrán saciados durante más tiempo y no provocarán incrementos súbitos de glucosa.
Café
Según una investigación realizada por la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, existe un compuesto en el café que podría combinarse con la cafeína para combatir el Parkinson y la demencia de cuerpos Lewy, dos enfermedades progresivas y actualmente incurables vinculadas a la degeneración cerebral. En este sentido, la doctora Sánchez señala también que "el consumo de cafeína puede ser un factor protector en hombres y mujeres postmenopáusicas", explica. En cuanto a cuántos cafés podemos tomar al día, la dietista Verónica González Risco, del Servei d'Alimentació del Hospital Parc Taulí, en Sabadell (Barcelona), recomienda no superar los 400 mg diarios, una cantidad que no supone ningún tipo de riesgo para adultos sanos. "El café de cafetera italiana o el instantáneo contienen 44,5 mg de cafeína cada 100 ml aproximadamente, mientras que un café expreso sube hasta los 134 mg de cafeína cada 100 ml”, recuerda González Risco, de manera que se puede considerar un consumo seguro hasta unas 3-4 tazas diarias.
Plátano
No es una solución milagrosa, pero el plátano es un alimento rico en triptófano, un aminoácido esencial que nuestro cuerpo no produce por sí mismo y que es un precursor de la serotonina, conocida como "hormona de la felicidad". Este se encuentra también en otros alimentos como los lácteos, cacahuetes, nueces o semillas de girasol. El nutricionista de Nutrihabits, Daniel Ursúa, afirma, sin embargo, que tampoco conviene obsesionarnos con el consumo de triptófano, ya que si llevamos una dieta equilibrada y variada ya nos aseguraremos un aporte adecuado de este aminoácido. “Es importante tener en cuenta que el cuerpo elimina el exceso de nutrientes, de modo que en ocasiones el organismo simplemente se deshace del triptófano que se está consumiendo suplementado", asegura.
Es importante incluir un aporte correcto de triptófano porque una de las primeras manifestaciones del Parkinson puede ser un bajo estado de ánimo. "Afectación del sueño, disminución del olfato, bajo estado de ánimo, deterioro cognitivo, sudoración, alteraciones en la micción, disfunción sexual y sensación de mareo al levantarse" son, según la doctora, los primeros síntomas de una enfermedad que puede tardar alrededor de dos años en ser correctamente diagnosticada, "puesto que la sintomatología suelen ser inespecífica al principio". En este sentido, la experta explica que "no existe ninguna prueba de imagen ni de sangre que confirme la enfermedad, sino que el diagnóstico lo realiza el neurólogo en base a los síntomas, su evolución y la exploración clínica".
Existen, sin embargo, otros alimentos que no son recomendables a la hora de prevenir el Parkinson, y tampoco cuando se padece. "Hay una serie de consideraciones dietéticas que, más que empeorar la enfermedad, pueden interferir en el efecto de los fármacos, tanto en la eficacia como en el desarrollo de efectos secundarios. Por ejemplo, las habas contienen dopamina, pero la concentración, la calidad y la disponibilidad son inconsistentes, con lo que es frecuente que provoquen efectos secundarios como unos movimientos involuntarios llamados discinesias", explica la doctora Sánchez.
Alimentos como las habas pueden interferir en el efecto de los fármacos contra el Parkinson
En este sentido, recuerda que, pese a que muchas personas asocian el Parkinson a los temblores, hasta un tercio de los pacientes que padecen la enfermedad no tienen este síntoma. "Lo más característico de la enfermedad es la presencia de síntomas motores, como la rigidez, la lentitud, temblor de reposo e inestabilidad de la marcha, pero es cierto que no todos los pacientes los tienen", continúa.
Por último, los enfermos de Parkinson "deben evitar tomar los tratamientos con comidas ricas en proteína, pues pueden interferir en la absorción de la dosis adecuada. Hay que tener en cuenta, además, que con el tiempo pueden producirse problemas para tragar, por lo que, llegado ese momento, se deben evitar los que mezclan distintas consistencias, alimentos que se desmigajen, demasiado fibrosos o espesos, o los que se puedan quedar pegados en el paladar", concluye la doctora de Quirónsalud Zaragoza.