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Desde el bisfenol A, pasando por las grasas trans o el mercurio. Algunos de estos enemigos son bien conocidos. Esto es lo que dice la ciencia
Probablemente, hayas escuchado muchas afirmaciones de que algunos alimentos comunes o ingredientes alimentarios son tóxicos. Afortunadamente, la mayoría de estas afirmaciones no están respaldadas por la ciencia. Sin embargo, hay algunos ingredientes que pueden ser dañinos, especialmente cuando se consumen en grandes cantidades. Aquí te los señalamos.
Bisfenol A y compuestos similares
El bisfenol A (BPA) es una sustancia química que solía encontrarse en los envases de plástico de muchos alimentos y bebidas comunes y en el revestimiento interior de las latas de metal (por ejemplo, las que se usan para los tomates enlatados).
Sin embargo, los estudios, como el publicado en ‘The Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology’, han demostrado que el BPA puede filtrarse de estos recipientes a los alimentos o bebidas que se encuentran en su interior. Se cree que imita al estrógeno al unirse a los sitios receptores destinados a la hormona. Esto puede alterar la función hormonal típica.
La exposición al BPA conduce a problemas con la reproducción y aumenta el riesgo futuro de cáncer de mama y de próstata de un feto en desarrollo
Además, trabajos en animales gestantes han demostrado que la exposición al BPA conduce a problemas con la reproducción y aumenta el riesgo futuro de cáncer de mama y de próstata de un feto en desarrollo. También se ha encontrado que niveles altos del mismo están asociados con la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2 y la obesidad.
Sin embargo, mientras que los estudios en animales han encontrado una asociación entre el BPA y el aumento de peso y la resistencia a la insulina, pocos en humanos han estudiado la asociación entre los marcadores de exposición al BPA y la diabetes.
Afortunadamente, la mayoría de los plásticos y latas ahora están libres de BPA. Sin embargo, el BPA se ha reemplazado en muchos productos con compuestos muy similares, como el bisfenol S, que puede tener efectos similares, como recoge ‘Nutrients’. Para reducir su exposición a estos compuestos potencialmente dañinos, evita la vajilla de plástico tanto como sea posible, incluida el agua embotellada. Usa vasos de vidrio y acero inoxidable en lugar de plástico.
Grasas trans artificiales
Se elaboran inyectando hidrógeno en aceites insaturados como los de soja y maíz para convertirlos en grasas sólidas. Solían estar en muchos alimentos procesados, como la margarina, los bocadillos y los productos horneados envasados.
Los estudios observacionales y en animales han demostrado repetidamente que el consumo de grasas trans causa inflamación y tiene efectos negativos en la salud del corazón. Por esta razón, el uso de grasas trans artificiales está totalmente prohibido en EEUU desde enero de 2020.
Algunos alimentos de origen animal pueden contener algunas grasas trans naturales, pero no tienen los mismos efectos negativos para la salud que las grasas trans industriales.
Hidrocarburos aromáticos policíclicos
Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) se consideran contaminantes ambientales. Surgen de la quema de material orgánico, pero también se encuentran en los alimentos, como documentan los CDC de EEUU.
Cuando la carne se asa a la parrilla o se ahúma a altas temperaturas, la grasa gotea sobre las superficies de cocción calientes y produce HAP volátiles que pueden filtrarse en la carne. Aunque alguna vez se pensó que la carne roja era el principal culpable, se ha encontrado que las muestras de pollo y pescado a la parrilla contienen niveles similares.
De hecho, las carnes ahumadas y a la parrilla son una de las principales fuentes de HAP en los alimentos. Pero también se encuentran en muchos tipos de alimentos procesados. Desafortunadamente, los investigadores han descubierto que son tóxicos y están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de mama, riñón, colon y próstata.
Aunque es mejor usar otros métodos de cocción, como estofar o cocinar a fuego lento, puedes reducir los HAP hasta en un 89% al asar a la parrilla minimizando el humo y eliminando rápidamente los goteos, como recuerda un trabajo de ‘Food Chemistry’.
Cumarina en canela
Es un compuesto tóxico que se encuentra en la C. cassia, C. loureiroi y C. burmannii. Estos tipos de canela está comúnmente en las tiendas de comestibles. En dosis altas, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer y daño hepático.
Un estudio encontró que los niños que regularmente rocían con canela los alimentos podrían tener niveles inseguros de ingesta de cumarina, lo que se debería tener en cuenta.
Azúcares añadidos
Son un viejo enemigo conocido, que a menudo se conoce como 'calorías vacías'. Sin embargo, los efectos nocivos del azúcar van mucho más allá. El que posee un alto contenido de fructosa, como el jarabe de maíz, se ha relacionado con muchas afecciones graves, como la obesidad, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, la enfermedad del hígado graso y el cáncer.
Los alimentos con alto contenido de azúcares añadidos son los muy procesados y pueden tener propiedades adictivas
Los alimentos con alto contenido de azúcares añadidos son los muy procesados y pueden tener propiedades adictivas que dificultan que algunas personas regulen su consumo de estos alimentos, como documenta una investigación de ‘Nutrients’ llevada cabo durante la pandemia de covid-19
Según algunos ensayos en animales, se ha atribuido esto a la capacidad del azúcar para provocar la liberación de dopamina, un neurotransmisor en el cerebro que estimula las vías de recompensa.
Mercurio en el pescado
El pescado es una proteína animal extremadamente saludable, pero ciertas variedades de peces de aguas profundas pueden contener altos niveles de mercurio, una toxina conocida. Este es el resultado de que el contaminante se abre camino en la cadena alimentaria en el mar.
Las plantas que crecen en aguas contaminadas con mercurio son consumidas por peces pequeños, que luego son ingeridos por los más grandes. Con el tiempo, el mercurio se acumula en los cuerpos de esos peces más grandes, que llegan a la cadena alimenticia.
El mercurio es una neurotoxina, lo que significa que puede dañar el cerebro y los nervios. La investigación sugiere que los niños pequeños y las mujeres embarazadas y lactantes corren un riesgo particularmente alto, ya que puede afectar el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro fetal e infantil
Un análisis encontró que, en varios países, los niveles de mercurio en el cabello y la sangre de mujeres y niños eran significativamente más altos de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud, particularmente en las comunidades costeras y cerca de las minas.
Algunos pescados, como la caballa y el pez espada, tienen un contenido extremadamente alto de mercurio y deben evitarse. Sin embargo, se recomienda comer otros tipos de pescado porque tienen muchos beneficios para la salud.
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29/08/2022 - 05:00
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