Illojuan y Masi rompen su relación (YouTube)
Llega septiembre y con él las decisiones que ya no tienen marcha atrás. Tras las vacaciones, muchas parejas se han dado cuenta de que ya no pueden seguir. Una psicóloga habla sobre cómo abordar la situación
"Chavales, papá y mamá se han separado. Estamos haciendo esto porque creemos que es lo más lógico. Ojalá no tener que hacerlo". Con estas palabras oficializaba el streamer Illojuan el fin de sus siete años de relación con la presentadora de Operación Triunfo, Masi, a sus seguidores en un vídeo muy emotivo que acaparó la atención de todos sus seguidores. Se trata de una de las separaciones entre famosos más sonada del verano, pero no la única. También figuran los cismas amorosos de Aitana y Sebastián Yatra, o del futbolista Álvaro Morata con Alice Campello.
La época estival es una de las más proclives a los finales amorosos, y a pesar de que Illojuan y Masi reconocieran en YouTube que la decisión estaba tomada desde hacía tiempo, los meses de septiembre y octubre son, junto con enero, en los que más personas solicitan ayuda psicológica por el motivo de una ruptura. Así lo reconoce Mónica Pereira, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP), quien confirma que el verano es una de las épocas calientes para los desencuentros conyugales debido a que las distracciones cotidianas del resto del año no están presentes. Y, entonces, afloran los problemas.
"No tienes tiempo para ti, y como no hay ese espacio entre ambos que sí que hay en la rutina, el conflicto se va haciendo una bola de nieve que cada vez es más difícil parar", recalca, añadiendo que ninguna ruptura estalla de repente, sino que viene precedida de varios avisos a los que generalmente una de las partes de la relación no quiere prestar atención. Como cantaba Sidonie, "siempre hay uno que ama más que el otro", y justo cuando llega el final, eso se traduce en que uno de los dos se tapa los ojos porque no es capaz de admitir que, efectivamente, la relación ha llegado a su fin.
"Con los famosos no te puedes fiar, porque van a esforzarse en ofrecer su mejor cara diciendo que les va muy bien y que son muy amigos"
"Me parece fortísimo que estemos haciendo esto", apuntaba Masi. Pero ambos, en el fondo, lo sabían. Los seguidores de la pareja no tardaron en señalar a través de comentarios lo sana que había sido su ruptura por la manera que tenían de hablar del tema, el colegueo que se respiraba entre ellos y el cariño que se profesaban el uno al otro después de tantos años de relación. Pero, como incide Pereira, "con los famosos no te puedes fiar porque siempre van a esforzarse en ofrecer su mejor cara diciendo que les va muy bien y que son muy amigos". Obviamente, "todo depende de las personas y del tipo de relación que tenían, así como de cómo se produjo la ruptura, pero por lo general la separación se desata cuando una de las dos partes toma la decisión y el otro no está conforme".
Acudir a terapia para matar la relación
Por tanto, ningún desenlace amoroso es acordado de forma total por las dos partes. "Siempre hay uno que pide una segunda oportunidad", asevera Pereira. "Pero claro, en caso de ser así, la decisión ya está tomada". La psicóloga advierte que muchas uniones que recurren a terapia de pareja no lo hacen bajo el propósito de salvar la relación, sino para que la parte que está en desacuerdo acepte y asuma la ruptura, o en todo caso se sienta acompañada frente al abandono. "Normalmente, la decisión ya está tomada", advierte. "Y es bueno que vengan a terapia, porque quiere decir que quien ha tomado la decisión busca que el otro no quede destrozado y pueda rehacer su vida. En ese caso, es una ruptura sana, pues a pesar de no querer seguir con él o ella, le sigue queriendo y vela por sus emociones y sentimientos".
Las llamadas relaciones-liana nunca funcionan, o solo a muy corto plazo. El amor por rebote deriva en el autoengaño
Pereira recuerda que una ruptura amorosa es similar a la pérdida de un ser querido, por lo que quien es apartado acaba pasando por las fases del duelo de manera inevitable. Uno de los atajos más comunes para intentar superarlo es recurrir a otra persona nueva, buscando ver en ella al ex que partió. O meterse en una relación abierta, algo que puede salir muy mal si los dos no están convencidos. "Es imprescindible aceptar que la relación se ha acabado y no va a volver, que tienes que rehacer tu vida y en vez de buscar fuera aquello que te falta, buscarlo dentro", remarca la psicóloga. Las llamadas relaciones-liana nunca funcionan, o solo a muy corto plazo. El amor por rebote deriva en el autoengaño.
Sin solución
Uno de los indicadores de que todavía no lo has superado es que solo recuerdes los momentos buenos. "Eso no era la relación, solo el principio de la relación", argumenta Pereira. "Cuando una persona sale muy mal de una ruptura y le preguntas cuándo empezó a torcerse todo, no son capaces de recordarlo, pero, en cambio, no paran de hablar de la vez que se conocieron o empezaron a enamorarse". Al igual sucede con el hecho de revisar de manera obsesiva qué es lo que falló. "Lo que ha pasado no se puede cambiar", admite la terapeuta. "Por más que pienses en ello, no lo vas a arreglar".
Pereira concluye que una de las cosas que más le llenan como terapeuta es cuando uno de sus pacientes admite que el proceso de ruptura le ha servido para conocerse a uno mismo y entender cuáles son sus necesidades al margen de las del otro. "Eso denota que la siguiente relación que va a tener va a ser más sana", observa. Sea como sea, en verano o en Navidad, el pensamiento al que hay que aferrarse es que la vida es muy larga y está llena de oportunidades; aquello que disfrutaste tanto se puede volver a repetir, aunque ahora seas incapaz de llegar a comprenderlo.