- La caída del precio del petróleo funciona como una bajada de impuestos masiva
- Beneficia sobre todo a las clases medias-bajas y las bajas en EEUU
- En la economía de EEUU, el gran motor es el consumo, no la producción de crudo
Con el aullido de la recesión detrás de las rocosas montañas metiendo miedo, la economía de EEUU puede toparse con un aliado tan inesperado como paradójico: la caída de los precios del petróleo. Inesperado porque hace tan solo unos meses los recortes de producción de la OPEP+ y las tensiones en Oriente Medio hacían prever un barril mucho más alto (de los casi 100 dólares de otoño del año pasado a rondar los 70 ahora). Y paradójico porque EEUU se ha convertido por méritos propios en exportador neto de petróleo, amén de primer productor mundial. ¿Cómo se conjuga todo esto?
EEUU está produciendo más de 13 millones de barriles de crudo cada día. Además de eso, las refinerías del país bombean alrededor de 20 millones de barriles de productos refinados. Esto convierte a EEUU en el mayor productor del mundo de crudo por mucha diferencia (Arabia Saudí y Rusia aparecen en segundo plano con unos 9 o 10 millones de barriles) y la mayor 'refinería' del mundo también.
La revolución del fracking (fracturación hidráulica) y la fuerte inversión en refino (más en el pasado que ahora) han alumbrado esta suerte de milagro: un país que hace poco más de una década necesitaba importar petróleo en grandes cantidades, ahora es un exportador neto y, encima, ha logrado la independencia energética (EEUU también produce mucho gas, energía nuclear...). Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, la caída actual del petróleo va a suponer un impulso para su economía.
El motor de EEUU no es el petróleo
A diferencia de países como Arabia Saudí, Irak o Emiratos Árabes Unidos (algunos clásicos de la OPEP), el petróleo no es el motor de la economía de EEUU; sin embargo, sí es un producto que consume prácticamente toda la población, ya sea a través de gasolina, diésel, combustible para calefacción... Por ello, una caída del precio del crudo beneficia a millones y millones de personas, mientras que solo perjudica a un 'sector más' de la industria (concentrado en unas cuentas manos).
De una forma más técnica, los expertos de Capital Economics señalan que "a pesar de queEEUU es un exportador neto de petróleo (más bien de productos y crudo: gasolina, queroseno, diésel, petróleo), el reciente desplome del precio del crudo será un viento de cola para la economía, ya que la bajada de los precios de la gasolina favorece la confianza de los consumidores y el gasto real de los mismos", según Olivia Cross, analista de Capital Economics.
El consumidor americano es el verdadero motor de la primera economía del mundo (representa dos tercios de la misma) y ha aguantado estoicamente lo que le han echado encima: una abrasiva inflación primero y unos abruptos tipos de interés después. Aunque los cheques de la Administración durante el covid originaron un exceso de ahorro y la fortaleza del mercado laboral tras la pandemia han ayudado, el americano medio ha seguido gastando incluso cuando el grifo ha dejado de echar agua. Ante la incertidumbre que viene (deterioro del mercado laboral), una gasolina más barata y un bolsillo más aliviado será de suma importancia.
De hecho, algunos análisis recientes han señalado que la recesión en EEUU parece inevitable ante el 'cansancio' del consumidor, que está viendo cómo todo el ahorro acumulado se evapora al mismo tiempo que el mercado laboral se deteriora. Sin embargo, esta caída del petróleo puede terminar siendo una especie de 'salvación', una suerte de bajada de impuestos relativamente progresiva (beneficia más a las rentas más bajas) que dé un nuevo impulso a la economía de EEUU. La propensión a consumir es superior en las rentas bajadas y medias-bajas, por lo que una gasolina más barata puede incrementar la renta disponible de millones de hogares que utilizarán ese 'ahorro' de la gasolina para gastar en otros sectores.
El desplome del petróleo
Aunque ha recuperado algo de terreno en los últimos días, el barril del West Texas Intermediate (WTI), el crudo de referencia en EEUU, ha bajado un 18% desde julio y el desplome de los precios al por mayor apunta a que los precios al por menor de la gasolina caerán alrededor de tres dólares por galón. Si se mantiene, el menor gasto nominal en gasolina dejará a los hogares 45.000 millones de dólares adicionales para gastar en otros bienes y servicios, lo que podría impulsar el consumo real hasta un 0,3%.
En sus últimas perspectivas energéticas a corto plazo, publicadas a inicios de agosto, antes del reciente desplome del crudo, la Agencia de Información Energética (EIA) de EEUU recogía un precio medio de 3,3 dólares el galón tanto para 2024 como para 2025 por debajo de los 3,5 dólares de 2023 y lejos de los 4 dólares de 2022. Además, el administrador de la EIA, Joe DeCarolis, ponía de relieve que "los s automovilistas estadounidenses están usando menos gasolina que antes de la pandemia, y esperamos que eso ayude a evitar que los precios de la gasolina suban si aumentan los precios del petróleo".
Echando la vista atrás, es cierto que cuando los precios del petróleo se desplomaron en 2014, los hogares americanos ahorraron la mayor parte de la ganancia inesperada. La reciente debilidad de la confianza de los consumidores sugiere que los hogares podrían ser igualmente cautelosos ahora. Sin embargo, resaltan desde Capital Economics, esos ahorros amortiguarían el consumo si la economía se debilita más sustancialmente.
La caída del petróleo es como una bajada de impuestos
"Los hogares con rentas bajas serán los que reciban un mayor impulso en su poder adquisitivo y, tras verse duramente afectados por el reciente repunte de la inflación, sospechamos que es más probable que gasten en lugar de ahorrar los ingresos adicionales", apunta Cross. Incluso antes de la fuerte caída que se espera, los descensos de los precios al por menor de la gasolina han prestado apoyo a las ventas minoristas.
"La bajada de los precios del petróleo y la gasolina está estimulando el consumo, una señal tranquilizadora respecto a la salud del consumidor estadounidense y un recordatorio de que el descenso de los precios de la energía tiende a prolongar las expansiones económicas", argumentan Nicholas Colas y Jessica Rabe, estrategas de DataTrek.
En cuanto a la inflación, ya se sabe que los efectos base favorables la llevarán rápidamente al objetivo en 2025, pero la bajada de los precios del petróleo significa que es probable que la inflación general medida por el IPC caiga por debajo del 2%. "Aunque la Reserva Federal pasará por alto en gran medida esta caída temporal, se producirá una cierta repercusión en una menor inflación subyacente a través de componentes estrechamente vinculados a los precios del petróleo, como las tarifas aéreas. Esto debería calmar los temores de que el aumento de la renta real disponible pueda reavivar las presiones inflacionistas", completa Cross.
Los hogares prestarán especial atención a este descenso de la inflación general y de la energía. La caída de los precios de la gasolina reducirá las expectativas de inflación de los hogares, que últimamente han sido un importante motor de la confianza de los consumidores. "Una relajación de las preocupaciones inflacionistas podría mejorar la percepción que tienen los consumidores de la actual administración y, a estas alturas de las elecciones, aumentar las posibilidades de la demócrata Kamala Harris de ser elegida en las elecciones presidenciales de noviembre", cierra la estratega de Capital Economics.
La gran pregunta que queda en el aire es en qué medida este espaldarazo al consumidor compensa el daño que hipotéticamente haría a EEUU un menor precio del petróleo en calidad de exportador neto del mismo. En Capital Economics apuntan a la inversión. "Aunque EEUU es ahora un exportador neto de petróleo, creemos que la inversión se mantendrá mucho mejor que durante el periodo 2014/15. La inversión minera ha sido relativamente insensible al repunte de los precios del petróleo desde 2021, ya que los avances tecnológicos han facilitado el aumento de la producción sin mayores gastos de capital. Eso reduce el riesgo de un gran retroceso de la inversión al estilo de 2014/15", resuelve Cross.