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El cohete reutilizable Tianlong-3 en la última prueba sobre una plataforma de lanzamiento flotante en el este de China. (Xinhua)
Los cohetes reutilizables de Elon Musk siguen por delante, pero tres empresas chinas y el gobierno de Pekín han apretado el acelerador para batir a SpaceX con sus propias armas y mayor eficiencia
"El objetivo es volar antes de que termine el año. Después, planeamos pasar rápidamente a operaciones comerciales rutinarias, con un objetivo de más de 30 misiones anuales". No es Elon Musk hablando del próximo Starship, sino Space Pioneer, una empresa china que acaba de completar la prueba más compleja de su cohete Tianlong-3 de 72 metros. China lleva una década desarrollando cohetes reutilizables como los de SpaceX y ahora tres contendientes chinos están en la recta final para conseguirlo antes de que acabe 2025.
Será un cambio radical para la industria espacial china, que ha adelantado ya a EEUU en su carrera a la Luna pero que todavía no tiene un vehículo de lanzamiento reutilizable, algo fundamental para obtener el dominio de la órbita terrestre y la colonización y minería del sistema solar. Ahora, como apunta el diario hongkonés South China Morning Post, tendrá no sólo el Tianlong-3 sino dos cohetes más, uno privado y otro gubernamental, con la capacidad de un Falcon 9 y con precios hasta la mitad más baratos antes de la fabricación en serie.
A punto de despegar
El 15 de septiembre, Space Pioneer encendió durante 35 segundos los nueve motores Tianhuo-12 de su cohete desde una plataforma marina en el mar Amarillo, generando casi 1.100 toneladas de empuje con una masa total de 600 toneladas métricas. Fue "el examen más complejo y desafiante en el desarrollo de cohetes" , afirman. Tianlong-3 pasó su "examen principal" y entró en "el sprint final hacia el lanzamiento".
Mientras tanto, otra empresa espacial —LandSpace— completó en junio una prueba de 45 segundos de su Zhuque-3, generando 7.542 kilonewtons de empuje.
Finalmente, el cohete gubernamental Long March-12A también tiene programado su primer vuelo orbital a finales de este año.
China necesita estas máquinas cuanto antes. Sus megaconstelaciones de satélites Guowang —con 81 satélites desplegados hasta agosto— y Qianfan —con 90 satélites— necesitan desplegar más de 13.000 satélites cada una para competir con Starlink, pero ninguna ha conseguido ni el 1% de sus objetivos. Guowang ha lanzado ocho veces con solo 8-10 satélites por misión, comparado con las 24-28 unidades que SpaceX despliega en cada lanzamiento Starlink. La escasez de cohetes amenaza estos planes estratégicos.
De ahí la necesidad de reutilizar naves. Tianlong-3 puede llevar hasta 36 satélites de internet de una vez —exactamente lo que China necesita para acelerar su programa espacial.
Amenaza grave para SpaceX
La diferencia de los tres cohetes chinos con SpaceX es que prometen cambiar radicalmente la ecuación de costes: mientras que el Falcon 9 cuesta unos 67 millones de dólares por lanzamiento, los cohetes chinos como Tianlong-3 y Zhuque-3 costarán entre 26,5 y 63 millones de dólares, con el potencial de reducir esos precios aún más una vez alcancen producción en serie. Es una diferencia enorme, quizás insalvable, con la que SpaceX ofrece.
Los tres cohetes chinos —Tianlong-3, Zhuque-3 y Long March-12A— son de dos etapas y capacidad media, con primeras etapas diseñadas para reutilizarse entre 10 y 20 veces.
Tianlong-3 y Zhuque-3 pueden transportar entre 17 y 18 toneladas a órbita baja, prácticamente igualando la capacidad del Falcon 9. Zhang Changwu, CEO de LandSpace, confirmó que Zhuque-3 podría debutar ya en septiembre, tras completar su prueba estática de nueve motores en junio.
LandSpace ya ha demostrado superioridad en un área clave: se convirtió en la primera empresa del mundo en lanzar un cohete de metano-oxígeno líquido a órbita en julio de 2023, adelantándose a SpaceX y Blue Origin. Su cohete Zhuque-3 de acero inoxidable —con 66 metros de altura expandible a 76 metros— está diseñado para transportar hasta 18.300 kilos a órbita baja en modo reutilizable.
Para SpaceX son muy malas noticias. Los chinos están aplicando los mismos principios que han usado para sobrepasar a los EEUU en múltiples industrias de alta tecnología, desde los automóviles eléctricos a las armas hipersónicas. Investigación académica avanzada pura y aplicada en coordinación con compañías privadas y apoyo del poder estatal político, económico y militar. Una vez tengan sus nuevos modelos, se lanzarán a la fabricación en masa al más puro estilo BYD, Foxconn o Chengdu Aircraft Corporation, pero en la industria aeroespacial.
Los tropiezos del camino
Los cohetes chinos tienen ahora su última prueba en la que tendrán que demostrar que su tecnología no sólo es más barata sino igual de fiable. El desarrollo no ha sido perfecto. Tianlong-3 protagonizó titulares el año pasado cuando despegó inesperadamente durante una prueba estática y se estrelló contra las colinas cercanas en una explosión espectacular. Una conexión defectuosa entre la primera etapa y la plataforma de prueba causó el incidente, que destruyó el vehículo completo pero no causó heridos.
LandSpace sufrió un golpe en julio cuando su cohete Zhuque-2E falló durante su tercer vuelo. Aunque la causa no estaba relacionada con Zhuque-3, ambos comparten un diseño similar del motor de segunda etapa, lo que genera dudas sobre posibles problemas comunes.
En enero, el contratista aeroespacial estatal efectuó una prueba de despegue y aterrizaje vertical de 70 kilómetros con su Long March-12A. El resultado nunca se anunció públicamente, pero los observadores espaciales chinos especulan que no fue según lo planeado.
Son contratiempos pero, en comparación con la larga lista de fallos de prototipos de SpaceX, se consideran normales o incluso menores en esta industria.
La estrategia china en acción
China está aplicando para el espacio la misma estrategia que usó para dominar el mercado de coches eléctricos: competencia interna feroz, subsidios estatales masivos, y luego expansión global agresiva. El resultado de su método es incontestable: BYD mantuvo su posición como líder del mercado chino de vehículos de nueva energía en agosto de 2025 con el 27,8% de cuota, mientras Tesla cayó al quinto puesto con apenas el 5,1%. En 2024, BYD superó a Tesla globalmente para convertirse en el mayor vendedor mundial de vehículos eléctricos.
Ahora puede ir incluso peor para Musk. China no ha esperado a que SpaceX dominase durante años—como pasó con Tesla—sino que van a por todas en los primeros sets de este juego espacial. En total una docena de empresas chinas privadas compiten para desplegar cohetes reutilizables, prometiendo volar "unas pocas veces al año antes de escalar a unas pocas veces cada mes, o incluso semanalmente". Con SpaceX efectuando 138 lanzamientos en 2024 y apuntando a casi 200 en 2025, China solo necesitaría diez empresas volando algo más de una vez al mes para igualar el ritmo. Es probable que el número sea mucho más elevado, especialmente cuando depuren los prototipos y comiencen a producir en serie.
La carrera es rápida. "Las empresas privadas de lanzamiento espacial no pueden quemar dinero durante varios años y enfrentan presiones de inversores para obtener retornos a tiempo", afirma el SCMP.
Si Tianlong-3 cumple su promesa de 30 misiones anuales a precio competitivo, SpaceX tendrá el mismo problema que tuvo Tesla en China: competencia feroz, precios mucho más bajos, y pérdida gradual de cuota de mercado.
Amenaza grave para SpaceX
La diferencia de los tres cohetes chinos con SpaceX es que prometen cambiar radicalmente la ecuación de costes: mientras que el Falcon 9 cuesta unos 67 millones de dólares por lanzamiento, los cohetes chinos como Tianlong-3 y Zhuque-3 costarán entre 26,5 y 63 millones de dólares, con el potencial de reducir esos precios aún más una vez alcancen producción en serie. Es una diferencia enorme, quizás insalvable, con la que SpaceX ofrece.
Los tres cohetes chinos —Tianlong-3, Zhuque-3 y Long March-12A— son de dos etapas y capacidad media, con primeras etapas diseñadas para reutilizarse entre 10 y 20 veces.
Tianlong-3 y Zhuque-3 pueden transportar entre 17 y 18 toneladas a órbita baja, prácticamente igualando la capacidad del Falcon 9. Zhang Changwu, CEO de LandSpace, confirmó que Zhuque-3 podría debutar ya en septiembre, tras completar su prueba estática de nueve motores en junio.
LandSpace ya ha demostrado superioridad en un área clave: se convirtió en la primera empresa del mundo en lanzar un cohete de metano-oxígeno líquido a órbita en julio de 2023, adelantándose a SpaceX y Blue Origin. Su cohete Zhuque-3 de acero inoxidable —con 66 metros de altura expandible a 76 metros— está diseñado para transportar hasta 18.300 kilos a órbita baja en modo reutilizable.