miércoles, 10 de septiembre de 2025

Qué es la titulización: el artefacto financiero que Europa no está aprovechando y con el recortaría la gran brecha de PIB con EEUU

 

Foto: iStock


  • Consiste en 'empaquetar' préstamos y venderlos como valores en el mercado
  • La titulización representa el 50% del PIB en EEUU y en Europa únicamente el 7%
  • Apollo: "Europa crece menos por su sistema financiero menos desarrollado"



Es un concepto financiero un poco árido, pero merece la pena entenderlo. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la titulización como la acción de "convertir determinados activos, generalmente préstamos, en valores negociables en el mercado". Dicho de un modo más directo: 'empaquetar' préstamos y venderlos como valores en el mercado. Aunque a alguno este 'artefacto' financiero le sonará con el eco lejano de la gran crisis financiera y el estallido de la crisis de las hipotecas subprime en EEUU (estas se 'empaquetaron' en instrumentos financieros complejos luego vendidos a inversores de todo el mundo con las consecuencias de sobra conocidas), ahora se erige en una gran oportunidad para que Europa recupere parte del terreno económico cedido ante EEUU en la medida en la que puede suponer una fuente de liquidez tanto para los originadores de activos al vender sus carteras como para los inversores que compran: este proceso convierte activos que eran ilíquidos o de difícil venta en instrumentos financieros negociables, liberando capital.

Dentro del impulso que Bruselas está dando a la ansiada unión de los mercados de capitales en la UE, la Comisión sacó en junio una propuesta de reforma normativa en la que glosaba los potenciales beneficios de la titulización: "Su objetivo principal es permitir a los bancos y otras instituciones financieras utilizar los préstamos y deudas que conceden o mantienen (como hipotecas, préstamos corporativos o préstamos a pymes), agruparlos y convertirlos en diferentes tipos de valores que los inversores pueden adquirir. De este modo, los bancos liberan sus recursos, lo que les permite conceder más préstamos a empresas y ciudadanos, al tiempo que hacen posible transferir parte del riesgo crediticio a inversores interesados ajenos al sistema bancario".

Los mismos beneficios que describe el economista jefe de Apollo, Torsten Slok, una de las voces en los mercados que más ha abogado en los últimos meses por una creciente adopción de la titulización en el Viejo Continente: "La titulización reduce los costes de endeudamiento para consumidores y empresas, mejora la disponibilidad de crédito, distribuye el riesgo y crea nuevas oportunidades de inversión para los inversores".

Esta serie de ventajas tiene su efecto en el crecimiento económico. Slok considera que una razón importante por la que el crecimiento es estructuralmente menor en Europa es que el sistema financiero europeo está menos desarrollado. Es importante destacar que la titulización representa el 50% del PIB en EEUU y el 7% en Europa. Por ello, defiende el analista, ampliar el mercado de titulización en Europa "liberaría un crecimiento significativo del PIB y beneficiaría a los consumidores, las empresas y los jubilados europeos".

Si en términos de tamaño relativo está considerablemente por detrás de otras jurisdicciones importantes, de puertas adentro, el mercado de titulización de la UE también está altamente concentrado, ya que el 80% de la actividad del bloque se concentra en cinco Estados miembros (Francia, Alemania, Italia, España y Países Bajos).

Ante esta realidad, Bruselas ha redoblado sus esfuerzos. La UE estableció el marco regulatorio que rige las titulizaciones en 2017-2018. Su objetivo era revitalizar el mercado de titulizaciones de la UE, a la vez que abordaba la preocupación por las prácticas de riesgo que habían amenazado la estabilidad del sistema financiero tras la crisis financiera mundial en 2008, en la que los bancos de la UE sufrieron pérdidas significativas, en particular, como se mencionaba antes, por invertir en titulizaciones estadounidenses opacas y de baja calidad crediticia. Desde su entrada en vigor en 2019-2020, el marco ha reforzado la protección de los inversores, la transparencia y la estabilidad financiera. Sin embargo, también ha recibido críticas de numerosos actores clave, quienes han expresado su preocupación por la excesiva carga regulatoria y prudencial que impone.

El conjunto de medidas propuestas a comienzos de verano pretende "simplificar los requisitos innecesariamente onerosos y reducir los costes para fomentar una mayor actividad de titulización, a la vez que se salvaguarda la estabilidad financiera", señalan desde la Comisión. Para las entidades financieras que emiten titulizaciones, esto supone más oportunidades de participación y la liberación de capital que pueden utilizar para nuevos préstamos a ciudadanos y empresas de la UE, insisten. Para los inversores, esto se traduce en oportunidades de inversión más diversas y mercados de capitales más profundos, agregan.

"Estas medidas constituyen una buena base para relanzar el mercado de la titulización. Sin embargo, algunos aspectos podrían mejorarse. Sobre todo, para no frenar a los inversores y relanzar este mercado, es crucial alinear los requisitos de capital impuestos a las titulizaciones con los de otros activos de riesgo comparable", analiza las propuestas Laurent Quignon, estratega de BNP Paribas, quien lamenta que, a pesar de los diversos intentos de la Comisión por reactivar la titulización, el histograma de emisiones se ha mantenido prácticamente sin cambios.

Buscando delimitar más el concepto para que se entiendan las reformas que propone Bruselas, Quignon precisa que la titulización, en su versión denominada "en efectivo" (cash), es un mecanismo que consiste en que los bancos agrupan préstamos en 'paquetes' relativamente homogéneos y, a continuación, los transfieren a una entidad con fines especiales (SPV), que a su vez los transforma en valores más líquidos (las unidades emitidas por dicha entidad). Algunos de estos valores se mantienen en el balance del banco originador, mientras que otros se colocan en el mercado con inversores institucionales y son adquiridos por otros bancos. El capital bancario liberado en el balance del banco originador como resultado de la venta de los préstamos transferidos puede así reasignarse a la financiación de nuevos proyectos.

Entrando en materia, desde BNP explican que, en lo tocante a la oferta de titulización, la propuesta de la Comisión mejora la calibración prudencial. En primer lugar, reduce los requerimientos de capital actuales. En segundo, introduce la sensibilidad al riesgo (cálculo del límite mínimo de ponderación del riesgo proporcional a la ponderación por riesgo de la cartera de activos subyacentes) en los tramos de titulización retenidos por los bancos. En teoría, esto permite reducir el coste medio ponderado de los recursos bancarios asignados a estas exposiciones y ampliar el volumen de titulizaciones viables (es decir, cuyo rendimiento permite remunerar los recursos) a activos que anteriormente eran difíciles de obtener (préstamos a grandes empresas y pymes, etc.). El efecto sobre el volumen de operaciones de titulización emitidas por los bancos debería ser positivo, resuelve Quignon.

En la práctica, sin embargo, matiza el analista, el alcance de la reducción de las ponderaciones se vería limitado por los límites mínimos de ponderación, cuyo nivel dependería de la intersección de dos criterios. El primero sería la naturaleza STS o no STS (Titulizaciones simples, transparentes y estandarizadas según el marco europeo) de la titulización. El segundo, un nuevo criterio, sería la 'resiliencia', que cumple ciertas condiciones para que la exposición esté garantizada por un tercero (mejora crediticia). Los límites mínimos propuestos oscilan entre el 5%, en el mejor de los casos (exposición STS resiliente), y el 12% en el peor (cuando no se cumple ninguno de los dos criterios).

En cuanto a la demanda, continúa Quignon, la Comisión no pretende mejorar significativamente el tratamiento actual de las exposiciones de los bancos que actúan como inversores, ni siquiera en los tramos preferentes, para evitar que los riesgos se reinyecten en el sistema bancario. Únicamente propone armonizar los riesgos entre originadores e inversores en los tramos preferentes de las operaciones STS resilientes.

"Además, si bien la intención de la Comisión de simplificar los requisitos de diligencia debida para los inversores es encomiable, estos esfuerzos de simplificación corren el riesgo de verse socavados por la introducción de sanciones desproporcionadas, en particular en forma de multas como porcentaje del volumen de negocio global. Esta medida no solo disuadiría a los inversores potenciales de entrar en el mercado, sino que también podría reducir el alcance de los inversores existentes, que ya es limitado", expone también el estratega.

Pese a estas limitaciones, Quignon concluye su disertación, quedándose con lo más positivo: "Si bien el impacto económico de las nuevas medidas propuestas por la Comisión sigue siendo difícil de evaluar, adecuar los requisitos de capital al riesgo podría ampliar el alcance de los préstamos titulizables, en particular para los préstamos de riesgo relativo (grandes empresas y pymes). Esto conllevaría un aumento del volumen de emisión en estos segmentos".