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Cada día tenemos contacto con cientos de plásticos diferentes
(Rawpixel para Freepik y @LaResilCienciaShowPodcast)
El plástico es uno más en nuestro día a día, con envases, textiles, cosmética, limpieza, dispositivos y alimentos, multiplicando nuestra exposición a compuestos que alteran hormonas y dejan residuos
Los plásticos han alcanzado todos los órganos del cuerpo humano, generando una preocupación creciente entre la comunidad científica por sus efectos en la salud. La presencia de microplásticos en la sangre, el hígado, el cerebro o los pulmones plantea un reto sanitario y medioambiental de enorme magnitud. El debate se centra en los disruptores endocrinos, compuestos químicos capaces de alterar el equilibrio hormonal y favorecer la aparición de enfermedades graves.
El catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, Nicolás Olea, considerado una de las mayores autoridades mundiales en este ámbito, lo ha explicado en una entrevista en el canal de YouTube La ResilCiencia Show Podcast. “El estado, si quiere, puede hacer cosas de un plumazo y sacar del mercado muchos de esos contaminantes”, afirmó, al tiempo que recordó que prohibiciones como la de los biberones de policarbonato en 2011 demostraron que las decisiones políticas rápidas son posibles.
Durante la conversación, Olea relató cómo descubrió hace más de tres décadas que los tubos de laboratorio contaminaban las muestras con compuestos estrogénicos, lo que abrió la puerta al estudio de sustancias con actividad hormonal presentes en plásticos y derivados del petróleo. Según explicó, “hasta hace poco pensábamos que la media de microplásticos en una botella de litro y medio era de unos 10.000 microplásticos y ahora acaba de publicar que la media son unos 300.000 a 500.000”.
Consecuencias para la salud
El investigador advirtió que la generación Z está expuesta desde el vientre materno a este tipo de compuestos, lo que eleva el riesgo de infertilidad y cáncer a edades más tempranas. “La gran conclusión del trabajo es que hemos cambiado de alguna manera las exposiciones ambientales, los hábitos que están haciendo a la sociedad mucho más susceptible”, señaló, al referirse a estudios internacionales que muestran un aumento de casos de cáncer en personas jóvenes.
Otro de los problemas destacados es la acumulación de disruptores endocrinos en la grasa animal y en la leche materna, lo que convierte a las madres en una de las principales vías de transmisión a los recién nacidos. Aun así, Olea subrayó la importancia de mantener la lactancia, acompañada de recomendaciones para reducir la exposición, como limitar el uso de cosméticos o utensilios de plástico durante esa etapa.
“El estado si quiere puede hacer cosas de un plumazo y sacar del mercado muchos de esos contaminantes”
Entre las soluciones, el experto instó a reducir el consumo de plásticos en la vida cotidiana, eliminar utensilios de cocina con recubrimientos antiadherentes y apostar por materiales como el vidrio, el acero inoxidable o la cerámica. Además, pidió más firmeza a las instituciones: “Solamente ha sido 30 años de mirar para otro lado sin querer afrontar el problema”, dijo sobre la tardía prohibición del bisfenol A en las latas de conserva. En este sentido, defendió que los consumidores pueden impulsar el cambio, pero que la clave está en que los gobiernos asuman su responsabilidad y legislen con rapidez.