martes, 30 de julio de 2013

¿El fin de la troika? Europa busca el relevo de los hombres de negro

 
 
La troika tiene sus días contados frente a las voces que abogan por un equipo fiscalizador europeo y las desavenencias entre el Fondo Monetario Internacional y las instituciones de la Unión Europea.
Probablemente son los más odiados de la historia y, sin embargo, pocos les ponen cara. Los hombres de negro de la ya famosa troika despiertan desde hace dos años las iras de millones de ciudadanos europeos que les culpan de las políticas de ajuste de sus propios gobiernos. Incluso, ha surgido en Portugal, Grecia, Chipre, Irlanda, Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Eslovenia y España un movimiento de repulsa a esta entidad a imagen y semejanza del portugués Que se Lixe a Troika (Que se joda la troika).
El equipo fiscalizador, que nació en realidad de manera provisional para salir al paso de la crisis europea, se encuentra ahora con un dilema de cara al futuro: ¿está la Unión Europea preparada para gestionar sus propios problemas? ¿Quién se haría cargo de las competencias de este órgano atípico si se disuelve el triunvirato? ¿Está preparado el Mecanismo Europeo de Estabilidad para asumir ese desafío?
El origen de todo arranca en la crisis iniciada en EEUU en 2007, que llevó al convencimiento de la necesidad de garantizar la estabilidad financiera a través de la reforma del sistema financiero europeo.
En este marco, en mayo de 2010, en base al artículo 136 del Tratado de Funcionamiento de la UE, el "mecanismo temporal para mantener la estabilidad financiera por un valor total de 750.000 millones de euros" incluía tres tipos de fondos: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que gestionaría el Banco Central Europeo; la Comisión Europea, el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF); y un fondo adicional proveniente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El primer país que necesitó de estas ayudas fue Grecia, en 2010, y después llegarían Irlanda y Portugal, así como España, en junio de 2012, y Chipre.
Pero el invento parece no haber solucionado todos los problemas. En parte por el fracaso de las fórmulas basadas en la austeridad que aplicó y, en parte, por la falta de actuación de los ejecutivos. Ahora, cada día son más los que cuestionaban a la troika y las disensiones internas entre los europeos y el FMI se han hecho públicas.
Las acusaciones son de momento veladas, pero en el fondo en Bruselas subsiste la idea de que el FMI es excesivamente duro en sus requerimientos cuando en realidad sus previsiones han fallado, mientras que la institución que dirige Christine Lagarde culpa a los gobiernos europeos de no ser rigurosos y esquivar medidas necesarias como las quitas sobre la deuda.
 
 
 

Un debate abierto

El presidente del consejo de gobernadores del MEDE y del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha confirmado su tendencia a la franqueza al aceptar el debate, pero han postergado posibles decisiones. "Claro que hay un debate sobre el futuro de la troika y la futura implicación del FMI, y podría ser posible que en el futuro se den arreglos distintos", señaló. "Es importante que Europa salga de las complicaciones y sea capaz de manejar sus propios problemas, por lo que en el futuro sí veo un cambio de los trabajos" en los rescates, dijo Dijsselbloem.
Una de las primeras en expresarse ha sido la comisaria de Justicia de la UE, Viviane Reding, quien pidió la disolución del triunvirato con el argumento de que su momento ha pasado y Europa no necesita al FMI para resolver sus problemas. En cambio, su colega de Asuntos Monetarios, Olli Rehn, no se expresó en la misma línea y dijo que los equipos de los tres organismos trabajaron bien, "a menudo en situaciones de lo más desafiantes". "Desde luego deberíamos explorar las vías de mejorar la gobernanza de la zona euro, incluyendo los mecanismos de gestión de crisis". Para Rehn, ese será el momento adecuado para discutir el modelo de la troika.
Sin embargo, hay quien cree que el sucesor natural de los hombres de negro serán los funcionarios del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), quien desde el 1 de julio de 2013 es el único órgano de Derecho internacional público previsto para responder a las nuevas peticiones de ayuda financiera.
Sin embargo, lo cierto es que Europa tendrá problemas para librarse del FMI. El Consejo de Gobierno del Mede está formado, con derecho a voto, por un representante de cada gobierno nacional de la zona euro, pero el BCE y la Comisión supervisan las decisiones y el cumplimiento de los ajustes macroeconómicos por parte de los Estados. Según lo previsto, estos organismos "cooperarán muy estrechamente con el Fondo Monetario Internacional en la prestación de la asistencia financiera (?) y se recabará la participación activa del FMI tanto en el nivel técnico como en el nivel financiero", por lo que la presencia de la institución liderada por Lagarde está asegurada.
De ahí que el propio Consejo de gobernadores del Mede haya descartado asumir en un futuro las tareas de la troika. "No creo que el Mede asuma el trabajo macroeconómico que está haciendo la troika", afirmó su director gerente, Klaus Regling, para quien lo importante es que "Europa salga de las complicaciones" con la "división de trabajo" actual, en la que las cuestiones macroeconómicas como las previsiones o el control del cumplimiento de la condiciones de asistencia quedan en manos de la CE, mientras que el Mede se dedica a la gestión de los fondos.


Carol P. San Gregorio (Bruselas) 7:55 - 29/07/2013

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