jueves, 23 de noviembre de 2017

Lo que tu móvil dice de ti


Lo que tu móvil dice de ti

Vista aérea de la bahía del puerto deportivo de Singapur con el hermoso horizonte iluminado por la puesta de sol (TommL - iStock

  • Aunque cuentan con iluminación artificial, la actividad de las grandes ciudades sigue marcada por el sol

Tanto da si vives en Nueva York, en Barcelona o en Bogotá. A pesar de las diferencias culturales y de que todas las ciudades cuentan con iluminación artificial, el día a día en las grandes urbes es muy similar y está marcado por lashoras de sol, más que por el reloj social. Así lo revela un artículo publicado en PLOS Computational Biology, que ha analizado datos de llamadas telefónicas de un millón de personas a lo largo de un año, y que concluye que ciudades muy distantes pero ubicadas en la misma zona horaria siguen un patrón de actividad diaria muy similar, estrechamente marcado por las horas de luz, esto por el ritmo circadiano o reloj biológico interno, más que por el horario oficial o reloj social, dictado por las convenciones sociales.
Es más, los investigadores han observado que a medida que las horas de luz cambian en función de las estaciones, los humanos modificamos también nuestros horarios para adaptarnos a la situación, tal como hacían millones de años atrás nuestros antepasados y como siguen haciendo tribus como los hadzabe. Aunque hemos inventado la electricidad y podemos estirar el día unas cuantas horas más, la vida en la Tierra se rige por el marcapasos solar.
Seguimos regiéndonos por la luz solar, como nuestros antepasado hace millones de años o tribus como los hadzabe.
Big data de la actividad diaria
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, de la Universidad de Aalto, en Finlandia, y de Oxford, en Reino Unido, han utilizado una técnica de análisis de big data muy novedosa, llamada “reality mining” o minería de datos del entorno real.
Utilizaron una base de datos de registros de llamadas realizadas a lo largo de 2007 por un millón de usuarios que vivían en diversas ciudades de distinto tamaño en un país del sur de Europa, cuya identidad no se ha revelado para preservar la privacidad de sus habitantes. De esas personas, los investigadores solo tenían información acerca de su edad, género, dónde vivían y qué llamadas realizaban a lo largo del día.
Puesta de sol en el puerto de Victoria desde la Ocean Terminal, que ofrece un vista panorámica del puerto, en Hong Kong (China)
Puesta de sol en el puerto de Victoria desde la Ocean Terminal, que ofrece un vista panorámica del puerto, en Hong Kong (China) (Jerome Favre / EFE)
Todas las ciudades que analizaron estaban en la misma franja horaria. A partir del análisis de la dinámica de la actividad de llamadas de móvil - a qué hora la gente comenzaba a llamar y a qué hora dejaba de recibir o hacer llamadas- lograron inferir la dinámica de los ritmos humanos diarios. Vieron que la hora a la que sale y se pone el sol en las respectivas longitudes marca el inicio y el final de las actividades diarias. Y que, a lo largo del año, los cambios en el horario de esas actividades diarias se correspondía con las variaciones estacionales de la salida y la puesta de sol.
Es decir, aunque Santiago de Compostela y Barcelona comparten franja horaria, la diferencia de hora solar entre ambas ciudades es de casi 60 minutos: mientras que en la ciudad condal amanece sobre las 7.45, en la urbe gallega lo hace a las 8.35. Y aunque ambas comparten horarios -los niños entran en el colegio a las 9 y las tiendas abren a la misma hora, por ejemplo-, la actividad de sus ciudadanos está ligada al sol: los gallegos comienzan a usar el móvil casi una hora después que los catalanes y dejan de usarlo también unos 50 minutos más tarde.
Han analizado una base de datos de las llamadas de teléfono móvil realizadas por un millón de usuarios a lo largo de un año en un país del sur de Europa.
“Nos sorprendió mucho ver que la actividad en grandes ciudades muestra una sensible dependencia a los cambios de luz solar, que el sol sirviera como marcapasos para determinar el inicio y la culminación de la actividad diaria en ciudades muy distantes entre sí, sincronizándolas”, confiesa a Big Vang Daniel Monsivais, investigador del Departamento de Ciencias Computacionales de la Escuela Universitaria de Ciencia de Aalto, en Finlandia, que ha liderado esta investigación.
Los resultados del estudio tienen repercusiones para la salud, la economía, el consumo eléctrico y el transporte, influenciados por la actividad humana.
Los resultados del estudio tienen repercusiones para la salud, la economía, el consumo eléctrico y el transporte, influenciados por la actividad humana. (IakovKalinin / Getty)
Nos sorprendió mucho ver que la actividad en grandes ciudades muestra una sensible dependencia a los cambios de luz solar, que el sol sirviera como marcapasos para determinar el inicio y la culminación de la actividad diaria en ciudades muy distantes entre sí, sincronizándolas.
DANIEL MONSIVAIS
Investigador de la Escuela universitaria de ciencia de Aalto, Finlandia
Las mujeres duermen más
A partir de los datos analizados, los investigadores han podido comprobar algo que anteriores estudios habían apuntado y es que las mujeres suelen dormir más que los hombres. También que la variación del sueño varía con la edad: a medida que nos aproximamos a la edad adulta, tendemos a dormir durante periodos más largos. En cambio, la duración del sueño decrece un poco para personas de mediana edad y vuelve a aumentar durante la vejez.
Los humanos nos regimos por un reloj interno, el ritmo circadiano, y también por un reloj social, que establece cuándo realizamos actividades en grupo.
Los humanos nos regimos por un reloj interno, el ritmo circadiano, y también por un reloj social, que establece cuándo realizamos actividades en grupo. (oatawa / Getty)
La información recolectada de la base de datos es de 2007, por eso no se han tenido en cuenta el envío de mensajes ni el popular servicio de mensajería instantánea. “Entonces no existía whatsapp y los mensajes de texto eran principalmente usados por gente joven, lo que hubiera introducido un sesgo en el estudio”, señala Monsivais.
Los resultados de este estudio, consideran los investigadores, tienen repercusiones para la salud –porque son un indicativo de las horas de sueño de los ciudadanos-, pero también para la economía, el consumo eléctrico, el transporte, influenciados por la actividad humana.
El estudio se ha basado en un país del sur de Europa, pero los investigadores consideran que las conclusiones principales son extrapolables a cualquier ciudad. “Es cierto que hay diferencias culturales entre todos los países e incluso dentro de un mismo país hay distintos rasgos étnicos que pueden marcar diferencias importantes en el comportamiento humano. Sin embargo,en cualquier país o región, el ser humano sigue siendo influenciado por los cambios anuales en la luz solar”, afirma Monsivais en una entrevista por correo electrónico y añade que es probable que en los países más al norte del planeta, como Islandia, o más cercanos al ecuador, como Costa Rica, esas dependencias respecto a las horas de luz estén mucho más marcadas.
Los resultados de este estudio, consideran los investigadores, tienen repercusiones para la salud –porque son un indicativo de las horas de sueño de los ciudadanos-, pero también para la economía, el consumo eléctrico, el transporte, influenciados por la actividad humana.
La ciudad china de Shanghái cubierta por una espesa capa de partículas de contaminación. China es un caso extremo, donde grandes regiones geográficas siguen la misma hora.
La ciudad china de Shanghái cubierta por una espesa capa de partículas de contaminación. China es un caso extremo, donde grandes regiones geográficas siguen la misma hora. (iStock)
Para ejemplificarlo, Monsivais pone el caso de China, que es muy extremo, porque grandes regiones geográficas siguen la misma hora (UTC +08), lo que implica que mucha gente al oeste del país tiene que levantarse a iniciar su actividad cuando ni siquiera ha salido el sol, porque el tiempo social en el que viven marca que ya es hora de comenzar el día. En cambio, los que viven al este tienen el problema opuesto: la hora a la que deben iniciar las actividades establecidas por la sociedad probablemente el sol ya ha salido mucho tiempo antes. Esta disparidad regional “debe al menos tener consecuencias económicas y en la calidad de sueño de las personas”, asegura Daniel.
China es un caso extremo, en el que grandes regiones geográficas siguen la misma hora

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