domingo, 19 de septiembre de 2021

De Alitalia a SwissAir: las históricas aerolíneas de bandera desaparecen


  • Quiebras, millones en ayudas públicas y fusiones para salvar las marcas


Fusiones, privatizaciones, ayudas públicas y la entrada del Estado en el capital dando lugar a una nueva marca. El resumen de la historia de Alitalia podría ser el de muchas de las denominadas aerolíneas de bandera que durante años surcaron los cielos europeos (y cruzaron al otro lado del Atlántico). Pero las crisis a las que han tenido que enfrentarse, unidas al avance de un sector que cada vez mide más los costes, han llevado a la desaparición de las marcas en las que volaron los europeos desde los años 20 y 30 del siglo pasado.

La aerolínea de bandera italiana desaparece, tal y como la conocemos, tras 75 años de operaciones, varias quiebras, recapitalizaciones, polémicos recortes, privatizaciones y millones y millones de ayudas públicas recibidas para formar una nueva marca con capital público. Desde aquel septiembre de 1946 en el que comenzó sus vuelos, la compañía de bandera italiana ha pasado por todo tipo de situaciones, pero el culmen llegó en 2009 cuando la presión de la Unión Europea y la situación del sector en el resto del continente forzaron su privatización.

Pero las cuentas no salían y los inversores privados que había elegido el propio Gobierno italiano comenzaron a encontrarse con serias dificultades para que Alitalia tuviese un hueco en el mercado internacional frente a las grandes compañías low cost que en esos años comenzaron a crecer como la espuma. Etihad, aerolínea de Abu Dabi, lo intentó pero tampoco lo consiguió. Alitalia solicitó auxilio al Estado en 2017, recibiendo una inyección de dinero público en forma de préstamos que nunca se llegaron a devolver. Ahora, apenas unos días antes del cese de los vuelos, programado para mediados de octubre, la Unión Europea ha declarado ilegal aquella ayuda y ha exigido a Italia que recupere el dinero. La nueva ITA, que será la sucesora de Alitalia, no heredará la deuda y reducirá de forma importante la plantilla y la flota de la histórica aerolínea de bandera italiana. Renacer para no morir.

Otras aerolíneas de bandera

Lufthansa fue, junto con Finnair, KLM y Aeroflot, una de las primeras aerolíneas de bandera que nacieron en el continente europeo. Aquellos primeros Heinkel He 70 de la entonces llamada Deutsche Luft Hansa, que se utilizaron durante los años 30 y que se usaban principalmente para mover correo, siguieron volando hasta el parón de la Segunda Guerra Mundial. Tras ella, ya en los años 50, los aliados permitieron que el gobierno federal y el estado federado de Renania del Norte-Westfalia aportasen el capital necesario para refundarla, ya entonces con el nombre de Lufthansa. Desde entonces, ha vivido varias crisis, ha recibido incontables préstamos y transferencias de dinero público y ha salvado de la quema a otras compañías más pequeñas acogiéndolas en su capital. Pero el golpe del Covid hace poco más de año y medio la puso en jaque de nuevo y se llegó a temer por su continuidad en el mercado.




Muchas no llegaron siquiera a enfrentarse a la que ya ha sido denominada la peor crisis del sector de toda su historia. Fue el caso de Swiss-Air, que al igual que ahora ocurrirá con Alitalia e ITA, quebró para dejar paso a una nueva sociedad, de nombre muy similar, Swiss International Airlines, en el año 2002. También sufrió un camino muy similar Olympic Airlines, la compañía griega que daría lugar a la actual Olympic Air.

Años duros

Los primeros años del nuevo siglo fueron duros para el sector, que empezó a ver consolidaciones como las que ahora vuelven a sobrevolar Europa. Fue el caso de Air France y KLM, dos de las grandes aerolíneas de bandera de Francia y Países Bajos, respectivamente. Ambas firmas se unieron en 2003 en una operación en la que Alitalia sonaba como tercera pata que más tarde sería descartada.

Años después llegaría la otra gran operación de consolidación del sector aéreo en el Viejo Continente, la creación de IAG. Dos años de negociaciones sirvieron para que la británica British Airways y la española Iberia formasen el gran conglomerado de aerolíneas al que luego se unirían otras firmas de bandera, como Aer Lingus, en 2015.

Fuera de la UE, la rusa Aeroflot, con capital público, es una de las pocas aerolíneas de bandera que se mantiene a flote en solitario. La firma sigue recuperando las frecuencias de antes del Covid y retomará sus vuelos a España esta semana.