- Powell advierte sobre un daño severo en los mercados y la economía
- La Fed estaría dispuesta a casi todo para reducir el daño, pero no podría evitarlo
- La Reserva Federal tendría que 'sacar' herramientas que no se han implementado
El manual de gestión de crisis creado por los expertos de la Reserva Federal hace años es clave para encontrar la posible respuesta del banco central a un potencial incumplimiento en el pago de la deuda federal de EEUU. El tiempo se acaba, mientras que republicanos y demócratas no terminan de acercar posturas para elevar o suspender el techo de deuda en EEUU.
Si el gobierno federal no puede cumplir con sus obligaciones financieras, la Fed intentará evitar que el incendio se expanda, aunque reconoce que no tendrá agua suficiente para sofocarlo por sí sola. El daño para los mercados y la economía será severo.
Entre las herramientas disponibles, la Fed podría comprar bonos y letras del Tesoro que fuesen a entrar la 'zona roja' del defalult (impago) y vender otros bonos del Tesoro con diferentes vencimientos y fechas de pago de cupones para contrarrestar tensiones potencialmente severas en los mercados financieros, según la transcripción de una conferencia telefónica de octubre de 2013. La Fed solo publica las transcripciones de este tipo de eventos cinco años después de que han ocurrido.
Entre los funcionarios que sostuvieron que esos pasos no deberían descartarse estaban Jerome Powell, el actual presidente del banco central, que entonces era solo miembro del FOMC, y Janet Yellen, la actual secretaria del Tesoro, que entonces era vicepresidenta de la Fed.
No obstante, los propios miembros de la Fed dejaron entrever en aquella ocasión que estas medidas son indeseables. Ahora, el Gobierno de EEUU se acerca al abismo y, probablemente, los miembros del FOMC y de la Fed, en general, consideran estas medidas igual de indeseables, pero bajo su mandato podría caber esta posibilidad extrema de 'alterar' el mercado (comprando bonos con elevadísimo riesgo de impago parcial) para evitar que un shock financiero termine lastrando el empleo, uno de los pilares de su mandato.
En aquella conversación telefónica de 2013, donde se abordaron este tipo de decisiones límite, se confesó que se tomaría si era necesario, pero hacerlo sería muy "desagradable". En primer lugar sería una forma de cuasi financiamiento directo al gobierno, rompiendo la independencia de la política fiscal y monetaria. En segundo lugar, a los funcionarios de la Fed les preocupaba que si tal planificación de contingencia se hiciera pública, los políticos podrían postergar las negociaciones sobre el techo de deuda, al saber que la Fed estaría como último recurso para 'salvar' al Tesoro.
Riesgo institucional
"Estas son decisiones que realmente, realmente, nunca quieres tener que tomar", aseguraba Powell en la llamada. "El riesgo institucional sería enorme. La decisión para la economía es correcta, pero estarías entrando en este difícil mundo político y parecería que estás haciendo que el problema desaparezca".
Otros miembros que compartieron esa opinión fueron el presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, y el entonces presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, que ahora es presidente de la Fed de Nueva York.
El techo de deuda en EEUU
EEUU se encuentra inmerso de nuevo en otro enfrentamiento político sobre cómo elevar el techo de la deuda antes de que el Departamento del Tesoro no pueda pagar los intereses y algunos gasto en los próximos meses. Así funciona el techo de deuda paso a paso.
Los legisladores acordaron en agosto de 2019 suspender el límite de endeudamiento durante dos años. Este límite entró en vigor nuevamente el mes pasado, con una deuda actual de unos 28,5 billones billones de dólares, que supera con creces el techo de 22 billones. Ahora mismo, el Gobierno está gestionando los pagos gracias al las reservas importantes de liquidez que acumula en le Fed y que todavía superan los 300.000 millones de dólares, según explican desde The Wall Street Journal.
El mercado no se lo cree
Los mercados continúan tranquilos porque aunque esta vez parece diferente, el límite se ha elevado o modificado 98 veces a pesar de los desacuerdos constantes. El Congreso y el presidente nunca han permitido que EEUU deje de pagar su obligaciones.
Sin embargo, en esta ocasión parece realmente complicado que el proyecto de ley para suspender el techo de deuda se apruebe en el Senado, donde las fuerzas están muy equilibradas.
Esta tensión se puede ver en el ambiente. Jerome Powell se negó la semana pasada, durante una rueda de prensa, a dar detalles sobre los planes de contingencia de la Fed, pero advirtió sobre un daño severo a la economía y los mercados financieros si el Congreso espera demasiado para actuar. "Simplemente no es algo que debamos contemplar", dijo. "Nadie debería asumir que la Fed o cualquier otra persona puede proteger completamente los mercados o la economía en caso de que haya un fallo".
En 2011, Standard & Poors, por ejemplo, redujo la calificación crediticia de EEUU desde triple A a doble A cuando el Congreso estuvo a punto de no extender el techo. Esta reducción de la calificación crediticia incrementó los costes de endeudamiento del Tesoro en alrededor de 1.300 millones de dólares ese año, según la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, ante el incremento de los intereses.
En ambas ocasiones, el FOMC y el equipo de expertos de la Fed debatieron a puerta cerrada qué harían si el estancamiento llevara al gobierno a incumplir los pagos de la deuda o a una mayor inestabilidad del mercado financiero, según las transcripciones publicadas cinco años después.
Powell, en aquella época, advirtió sobre las consecuencias del incumplimiento a los republicanos que lo utilizaron como palanca para buscar recortes de gastos del Presidente Barack Obama. El ahora presidente de la Fed era entonces analista del grupo de expertos de Washington llamado Bipartisan Policy Center.
Después de que se resolviese ese enfrentamiento y se incrementase el techo de deuda, los asesores de Obama recomendaron la nominación de Powell a la junta de gobernadores de la Fed, y fue confirmado en 2012. Más tarde, bajo la presidencia de Donald Trump, Powell se convirtió en presidente de la Fed en 2018.
La semana pasada, el director de política económica de ese grupo de expertos, Shai Akabas, publicó unas proyecciones que muestran el Tesoro se podría quedar sin dinero entre el 15 de octubre y el 4 de noviembre. El viernes 15 de octubre podría ser una fecha particularmente difícil para las finanzas federales porque hay que asumir un gran pago adeudado a un fondo de pensiones jubilación de los veteranos. Los riesgos financieros y económicos podrían acelerarse a partir de ese punto, según el experto.
Medidas extraordinarias
Los funcionarios de la Fed ya crearon en 2011 un proceso para administrar los pagos del gobierno que permitiría al Tesoro dar prioridad al pago del capital y los intereses de la deuda pública antes que otras obligaciones, según muestran las transcripciones.
Además, también están preparados para comunicar a los bancos que pueden contar los bonos del Tesoro en default para sus reservas de capital regulatorio y que no penalizarían a los bancos que se enfrentaran una caída en las reservas capital. Esto aliviaría la presión vendedora sobre la deuda americana, conteniendo los costes financieros para el Tesoro.
Por otro lado, la Fed estaría dispuesta a inundar los mercados de liquidez a cambio de bonos del Tesoro, aunque a precios de mercado potencialmente reducidos, siempre que se tenga la certeza de que el gobierno pagará rápidamente el principal después de que se levante el techo de la deuda.
También existen medidas especiales que podrían inundar los mercados de préstamos con efectivo, incluso mediante la concesión de préstamos a muy corto plazo entre instituciones financieras denominados acuerdos de recompra (repo), que también podrían aliviar las presiones sobre los fondos monetarios y otros fondos de inversión. Pese a todo este arsenal de emergencia, si no hay acuerdo, la recuperación estará en peligro.