- Google ha mejorado muchos de sus productos dando a sus empleados rienda suelta para emplear tiempo en tareas que no darían réditos inmediatos.
Es una de las empresas más grandes del mundo, y seguramente la más omnipresente en nuestras vidas. Y, sin embargo, varias de sus mayores productos se crearon dedicando tiempo a cosas que parecía que no iban a ser productivas.
Hablamos de Alphabet, la empresa matriz de Google y de su hábito que se conoce como "la regla del 20 por ciento del tiempo".
La propuesta es bastante sencilla: Se trata de que cualquiera, o un equipo, o una empresa dividan su tiempo de trabajo, de modo que al menos el 20% se dedique a explorar o trabajar en proyectos que no prometen dar dividendos inmediatos, pero que podrían revelar grandes oportunidades en el futuro.
"Animamos a nuestros empleados a que, además de sus proyectos habituales, dediquen el 20% de su tiempo a trabajar en lo que crean que puede ser más beneficioso para Google", escribieron los cofundadores Larry Page y Sergey Brin en 2004, antes de la salida a bolsa de la empresa. "Esto les permite ser más creativos e innovadores. Muchos de nuestros avances significativos se han producido de esta manera".
Algunos de sus desarrollos como Google News o el propio Gmail salieron de ahí.
Ahora, es justo preguntarse si esa "regla del 20 por ciento" ha sobrevivido realmente dentro de Google todos estos años, y la respuesta es que sí.
Sin embargo, se ha especulado mucho a lo largo de los años sobre si esta norma aparentemente poco productiva sigue existiendo. Al parecer, algunos ingenieros se refirieron a ella como "tiempo del 120 por ciento", lo que significa que es algo con lo que cargan además de la carga de trabajo habitual, no como un reemplazo de parte de ella.
Así funciona la regla del 20%
Sea como fuere, parece que esta regla fue parte de su éxito, y es fácilmente aplicable. Quizá señalar un proyecto específico en el que estés trabajando y del que no estés seguro de que vaya a funcionar o a ser rentable económicamente, pero del que puedas aprender algo a pesar de todo.
La mayoría de las personas pasan cada segundo de su jornada laboral tratando de mantenerse al día con sus calendarios y listas de tareas pendientes: asistiendo a reuniones, respondiendo a correos electrónicos, corriendo para cumplir con los plazos.
Esto hace que sea difícil reservar tiempo para explorar ideas que nos interesan o aprender nuevas habilidades. Y en una época en la que es imposible predecir cómo evolucionarán nuestros trabajos e industrias, "ampliar nuestros conocimientos es lo que nos da una ventaja competitiva a largo plazo" reflexionaban en 2004 los fundadores de Google.