El famoso emblema, rediseñado para recuperar el orgullo de ciudad, genera un enorme rechazo
Una secuela de repulsa al nuevo logo de la Gran Manzana, variante con el “nosotros” del estimado globalmente “yo”, reza así: “Las ratas (corazón) Nueva York”. La aman, sin duda.
¿Qué está sucediendo? Pocas veces ha habido tanta coincidenia ciudadana en el rechazo radical a una idea que busca motivar a la gente y recuperar el orgullo de una ciudad castigada por el impacto de la covid.
Amor a Nueva York y odio al emblema rediseñado. Existe un dicho, “lo que no está estropeado, no lo repares”, que resulta de aplicación en este asunto.
Las redes se llenaron de descalificaciones. “Este es literalmente el peor diseño que he visto en mi vida”, se lee en un post de Instagram. “Es malo”, según un mensaje en Twitter.
La campaña la lidera el llamado Partnership of New York, un consorcio de compañías y jefes ejecutivos que cuenta con el apoyo de las autoridades, entre estas la gobernadora del estado, Kathy Hochul, o el alcalde de la ciudad, Eric Adams.
Un logo de 2016 que consiguió lo que parecía imposible, usar la Torre Eiffel, el mayor símbolo de la ciudad, sin que apareciera directamente.
Londres ha optado por una fórmula más tradicional con un emblema que recoge su historia, con la cruz de San Jorge en el centro.
os creadores de este logo buscaron que la M representara la diversidad de la ciudad con una mezcla de colores y texturas.
Antes de que se disparara todo esa furiosa marea de rechazo, de indignación incluso, Matthew Quint ya anticipó esta reacción en declaraciones al The New York Times. Quint, director del Centro en Liderazgo de Marca Global de la Escuela de Negocios de la Universidad Columbia, explica en conversación telefónica que su augurio parecía una predicción fácil.
“Reavivar la pasión entre los que viven en Nueva York es muy loable y tiene mucho sentido”, recalca. “Pero el esfuerzo para ajustar uno de los logos más famosos en el mundo entero es inevitable que vaya a generar críticas. La gente adora el original y lo tiene incorporado a su mente”, insiste.
“El nuevo logotipo carece del mordisco y el gruñido que convirtió en icono el creado por Milton Glaser”, escribe Adam Gopnik en The New Yorker .
No solo cambia el nosotros por el yo. También se ha modificado el tipo de letra (ahora imita la los carteles del metro) y al NY se ha añadido la C, que especifica que es la ciudad.
Este matiz provoca en los neoyorquinos la misma nausea que al ebrio una cucharada de aceite de ricino.
A los venecianos no les gustó este logotipo como símbolo de su ciudad, que en la mejor esencia italiana, combina tradición y estilo.
Fuegos artificiales para una de las ciudades más pobladas del mundo, para simbolizar el ambiente festivo de la mayor ciudad de Brasil.
Los logotipos en ocasiones se piensan como un reclamo para el turismo y la actividad económica. Este es el que creo la ofician de turismos de la ciudad
El legendario Glaser, fallecido en el 2020, esbozó su logo con un lápiz en el reverso de un sobre mientras viajaba en un taxi. En realidad lo pergeñó para una campaña de promoción de turismo del estado de Nueva York, que sigue siendo el dueño.
Pero los residentes en la ciudad se lo apropiaron, lo hicieron suyo. Ver ahora la abreviación NYC, utilizada en registros oficiales y, a veces, en el correo, “no es natural para los neoyorquinos y no genera las vibraciones sensibles de una sinécdoque”, remarca Gopnik.
Todo responde al afán de autoridades y de sectores económicos y sociales (empresas, organizaciones sin ánimo de lucro, iglesias,...) por combatir el pesimismo instalado.
En una encuesta reciente, el 67% respondió que la ciudad va en la dirección incorrecta. Pero el 70% de los que tienen entre 18 y 40 años aseguró estar dispuesto a ayudar en la mejora.
“Esta ciudad supero los días más oscuros de la covid gracias al trabajo desinteresado de los neoyorquinos de a pie”, ensalzó el alcalde en la presentación del logo rediseñado y la campaña para invitar a los vecinos a seguir colaborando en la reconstrucción del espíritu urbano.
A pesar de las críticas, un experto afirma que el logo ha logrado un objetivo: llamar la atención ciudadana
La época de la pandemia trajo visiones apocalípticas para Nueva York. Se volvió a desempolvar el mismo obituario de otras ocasiones. Y, como entonces, parece prematuro que diría Mark Twain. El impacto, sin embargo, ha sido fuerte. Quedan secuelas en la ciudad y en el amor propio de sus vecinos.
Stijn Van Nieuwerburgh, profesor en la escuela de Negocios de la Universidad Columbia, acuñó la expresión doom loop , bucle fatal, para definir esa sensación deprimente al pasear por el centro de un Manhattan semivacío, entre basura, ratas y los sintecho abandonados a su suerte, que es ninguna.
Este logo, creado en 2008, se acompañaba de mensajes que incluyen la palabra be, como be vibrant, be inspired, o be welcome.
Creado para reforzar la imagen de Madrid como destino turístico, lanza el mensaje de que todo el mundo es bienvenido.
El trabajo en remoto ha provocado la pérdida de valor inmobiliario de las oficinas. Muchos asalariados ya no vienen a la ciudad para hacer su labor o lo hacen solo de forma parcial. Los lunes y los viernes es territorio baldío. Esos empleados gastan 12.000 millones de dólares menos al año en los negocios de la zona (restaurantes, bares, peluquerías, tiendas de ropa) y los ingresos de las arcas municipales han caído 5.000 millones, con lo que esto supone de pérdida de servicios, mientras sube el índice de crímenes.
“Así que esto es un choque de trenes en cámara lenta, el segundo zapato aún no ha caído”, afirmó Van Nieuwerburgh en el Times a principios de este 2023.
La réplica se la da Edward Glaeser, profesor de Economía en la Universidad de Harvard y autor de una extensa obra de investigación sobre las ciudades.
“Hay un ciclo a la baja, pero no es un bucle fatal. La demanda por Nueva York sigue siendo robusta”, explica Glaeser, también por teléfono a rebufo del cambio en el distintivo de la metrópolis en la que se crió.
“No tengo opinión sobre el logo, no es mi negocio”, responde. Pero matiza que “ciertamente hay una necesidad de que Nueva York piense que puede hacer para reconstruirse y recuperar que la gente vaya al centro”.
Una de sus recetas se basa en que, pese al trabajo en remoto, el pulso laboral en toda la parte de servicios financieros se recuperará si el precio inmobiliario de las oficinas, muy hincado antes de la pandemia, llega a bajar en torno al 50%.
Argumenta que Nueva York ha funcionado muy bien en la mayor parte de los últimos 40 años si se compara con urbes, como Filadelfia, Detroit, Cleveland y otras de la coste este.
Pero si se piensa a partir del 2020, “si se ponen los datos de crecimiento de empleo, de salarios, del incremento del precio de la vivienda, Nueva York lo están haciendo peor que las ciudades del Rust Belt ” en su conjunto. Entre las ciudades del “cinturón del óxido” figuran las citadas Detroit o Cleveland entre otras muchas del llamado país de la manufactura.
La segunda ciudad de Portugal es conocida por, entre otras cosas, sus azulejos que esta marca intenta recrear.
Ningún logo puede hacer olvidar el mítico cartel del strip de Las Vegas y que sigue siendo uno de los iconos de la ciudad del juego.
Lo que es igual y lo que es distinto en el nombre de la capital checa en distintos idiomas, para poner el énfasis en una ciudad abierta al mundo.
Municipio de Amsterdam”, se puede leer en este logotipo que, curiosamente, opta por desplazar el nombre de la ciudad a la segunda línea.
En su análisis, Glaeser considera que este retroceso no es ni de lejos del calado de la grave crisis de los años setenta. “Estamos en una recesión, pero no es una amenaza existencial colosal como aquella”, afirma.
Entonces el Bronx ardía. Hoy, insiste, los asesinatos son una quinta parte de lo que eran.
Y todavía perdura la fama de una portada del Daily News en 1975 en la que se recogía una frase el entonces presidente de Estados Unidos. “Ford a la ciudad: Cae muerta”, por la incapacidad de afrontar sus deudas.
La diferencia es que aquel Nueva York dejó de ser el gran poder industrial, algo que no regresará, en tanto que ahora continúa siendo un gigantesco núcleo turístico y un imán para inmigrantes o jóvenes recién licenciados. “Aún es una ciudad excitante y divertida, y esto no va a desaparecer. Ha sobrevivido a muchos shocks y shocks peores que éste”, dice Glaeser.
Una línea de ataque contra el logo parte de la memoria del autor original. “Miton Glaser maldidice desde la tumba”, sostiene un tuit. “El fantasma de Glaser está llorando”, señala otro.
Quint reconoce que no sabe exactamente si al autor del I love NY le hubiese gustado o no la nueva versión.
“El original parece la voz de la ciudad. El nuevo, la voz de un banco o un proveedor de atención médica”
“Tal vez habría elegido una manera diferente para rediseñarlo. Pienso, sin embargo, que habría aplaudido el ethos , el espíritu distintivo detrás como marca para reavivar el orgullo de la ciudad”, especifica.
Tampoco observa un fracaso absoluto. “Aunque la gente odie el cambio en el diseño –concluye–, está consiguiendo atraer la atención. Es un esfuerzo preventivo antes de que las cosas se pongan muy mal”.