sábado, 15 de abril de 2023

La gigantesca banca en la sombra de China dispara las alarmas de crisis financiera

 



  • "China se enfrenta claramente a una crisis financiera producto de su modelo"
  • El shadow banking se enfrenta a una nueva realidad: reconvertirse o morir



Durante más de una década, el boom de la construcción en China ha estado alimentado por 'toneladas' de deuda. Los promotores pedían préstamos a los conocidos como bancos en la sombra chinos que se enriquecieron durante el boom inmobiliario. Esta industria se aprovechó de unos promotores desesperados por obtener un crédito que los bancos tradicionales rechazaban. Ahora que la vivienda y el sector inmobiliario comienza a desinflarse en China, la banca en la sombra podría ser la primera parte del sector financiero en sufrir la resaca de los excesos del pasado. Las turbulencias financieras en Occidente podrían dar la puntilla a esta ajada y misteriosa industria financiera.

Con estas turbulencias bancarias aún muy presentes, existe el temor a que el escenario posterior a las rápidas subidas de tipos de interés de los bancos centrales acabe con algo más roto. Uno de los mayores candidatos, para muchos analistas el primero, es la conocida como banca en la sombra (shadow banking) en inglés. La creciente operativa de estas instituciones financieras no bancarias preocupa sobremanera. Si los economistas de Allianz ya ven en el sector el próximo "accidente financiero"los del FMI han vuelto a advertir en su último informe de supervisión financiera de los riesgos que aglutina. Dentro de esa amenaza, la situación de China es reseñablemente alarmante.

Los economistas Francisco del Olmo, Diego Aires, Fernando Rojas y Antonio Mota explican en una publicación de Funcas que "se considera shadow banking o banca en la sombra a las entidades que desarrollan actividades de crédito fuera del ámbito bancario regulado, pero que, al no captar depósitos directamente y, por ende, los ahorros de las familias y empresas, no estarían reguladas de igual forma que los bancos comerciales tradicionales".

En un informe publicado recientemente, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un think tank estadounidense, advierte de que China se enfrenta a "crecientes riesgos de crisis financiera" con la banca en la sombra como epicentro de sus problemas con la deuda. 

Todo el mundo sabe que existe, pero nadie sabe qué tamaño tiene exactamente ni de qué están compuestos sus balances. Surgen algunas aproximaciones: los préstamos concedidos por empresas que no poseen licencia bancaria han alcanzado los 50 billones de yuanes (7,3 billones de dólares), o cerca del 42% del PIB chino, según Moody's.

Las firmas de la industria bancaria en la sombra, también conocidas como trust companies, se enfrentan ahora, tras años de expansión, a una tendencia opuesta, lo que está forzando a estas entidades a buscar nuevos negocios, incluida la inversión directa en empresas, oficinas familiares y gestión de activos. Además, en un intento por sobrevivir, la banca en la sombra ha comenzado a realizar ajustes muy dolorosos, destruyendo empleo y rebajando salarios.

Estas firmas están sufriendo sobremanera, lo que a su vez está afectando a unos empleados que alguna vez fueron se encontraron entre los mejor pagados del sector y que ahora se van a otros trabajos. La difícil situación de la industria contrasta fuertemente con las principales firmas financieras de China, que no pertenecen a la banca en la sombra o shadow banking, a las que la crisis aún no ha afectado seriamente.

"Todo el mundo está luchando por un bocado de arroz, sobreviviendo un día más", relata a Reuters Jason Hao, que dejó su trabajo este año en una firma de este tipo después de que su salario se desplomara desde hasta cuatro millones de yuanes (570.000 dólares) al año a unos 240.000 yuanes (34.000 dólares). Ahora trabaja en otra empresa de gestión de activos. 

A lo anterior se le unen los vaivenes de la economía de China, cuyos datos son cuando menos contradictorios. Por un lado, los asesores del Banco Popular de China (PBOC, el banco central) han llegado a proponer el 'helicóptero del dinero' para estimular un consumo que no despierta después de la crisis del covid. Esta narrativa sería coherente con la baja inflación que vive el país. Sin embargo, recientemente se ha publicado que el crédito está recuperándose en China, lo que no tendría sentido con lo comentado anteriormente.

"La dinámica del crédito ha superado las expectativas durante tres meses consecutivos en China. En marzo, los flujos mensuales de financiación agregada -una medida amplia del crédito global en la economía- repuntaron con más fuerza que en años anteriores, impulsados por fuertes flujos de préstamos, una sólida emisión de deuda pública y un repunte de los préstamos bancarios en la sombra", refleja Susan Joho, economista de Julius Baer.

La cuestión es que la economía de China no termina de recuperarse, mientras que el resto del mundo se enfrenta la posible llegada de una recesión provocada (al menos con ayuda) por el sector financiero. Aunque las ramificaciones no son muy amplias, las turbulencias en el sector financiero de un lado del mundo pueden incluso terminar llegando a China a través de la confianza de inversores y otros agentes.

De aquellos polvos...

La historia se remonta a los años de la Gran Crisis Financiera. Fue el intento de China de aislarse de la posterior recesión mundial lo que condujo a su propio idilio con la deuda, según expresa Logan Wright, autor del informe del CSIS. El paquete de estímulo de China se cifró oficialmente en 588.000 millones de dólares, o el 13% del PIB del país en aquel momento, pero el efecto real fue mucho mayor porque el gobierno se apoyó en el sistema bancario para conceder préstamos además de realizar desembolsos fiscales directos.

"Se animó a los bancos a prestar agresivamente, y así lo hicieron, a todo tipo de prestatarios, pero en particular a los que eran propiedad del Estado", escribe Wright, señalando que a finales de 2012, el tamaño del sistema bancario chino se había duplicado en términos de activos en solo cuatro años. La clase política china ignoró los riesgos financieros que acompañaban a un crecimiento tan vertiginoso debido a los beneficios del aumento de la producción y el empleo.

Mientras tanto, el control del Estado sobre el sistema financiero de la economía llevó a los participantes en el mercado a creer que el gobierno intervendría para evitar las graves pérdidas que podrían derivarse de unos préstamos cada vez más arriesgados. Estas condiciones propiciaron una oleada de especulación financiera, alentada indirectamente por el PBOC, el banco central chino), apunta Wright. "Al intervenir regularmente para mantener los tipos del mercado monetario bajos y estables, el banco central animó a los bancos en la sombra no sólo a pedir préstamos agresivamente en los mercados monetarios a tipos bajos, sino también a añadir apalancamiento a sus posiciones para generar rendimiento".

El Diario del Pueblo ya lo avisó en 2016: "Un árbol no puede crecer hasta el cielo"

En 2016, los reguladores chinos se dieron cuenta de que el crecimiento no regulado del sistema bancario en la sombra amenazaba con crear inestabilidad financiera al tiempo que arrebataba al Estado su control sobre la asignación del crédito. Los líderes del Partido Comunista Chino se vieron por tanto "obligados a contemplar decisiones difíciles sobre cómo frenar el crecimiento de la deuda global y reducir el sistema bancario en la sombra sin afectar demasiado gravemente a la economía en general, lo que podría desencadenar desempleo y descontento social", según Wright. "Un árbol no puede crecer hasta el cielo, y un alto apalancamiento conlleva grandes riesgos. Mal gestionado, conducirá a una crisis financiera sistémica", advertía el propio Diario del Pueblo, órgano informativo del Partido Comunista de China.

La campaña logró en gran medida estabilizar los niveles de deuda en toda la economía china, pero provocó una fuerte caída de la actividad económica a partir de 2018 y una lucha entre los promotores inmobiliarios para reemplazar la financiación de la banca en la sombra. Los promotores inmobiliarios chinos comenzaron a financiar sus operaciones a través de ventas de viviendas previas a la construcción, trasladando su endeudamiento de los bancos en la sombra a los futuros propietarios de viviendas. El resto es de sobra conocido: colapso en el sector inmobiliario y familias rebelándose y negándose a pagar sus hipotecas por inmuebles aún no construidos.

"En teoría, la expansión del sector bancario informal podría ser positiva si ayudase a diversificar los riesgos financieros. Sin embargo, este no ha sido el caso en China ya que las actividades del shadow banking se han canalizado hacia vehículos y prácticas financieras con un elevado riesgo, y muchas veces con la participación del sector bancario formal", explica Javier Garcia Arenas, economista de CaixaBank Research. "Un elemento inquietante a tener en cuenta es que muchos bancos tradicionales, con la ayuda del shadow banking, han reclasificado préstamos, muchos de ellos dudosos, en otros productos financieros que requieren provisiones mucho menores. Como dichos préstamos reclasificados presentan, en realidad, un riesgo elevado que no ha sido provisionado adecuadamente y los bancos no han logrado, en buena parte de los casos, transferir el riesgo, esta práctica podría generar tensiones importantes en el sistema financiero".

... estos lodos

Como se hace eco la columnista de Bloomberg Shuli Ren, "paranoico por su enorme pila de deuda -la relación deuda total/PIB de China ronda el 300% del PIB-, el gobierno está deseoso de evaluar la exposición de los bancos a los financieros en la sombra". Por ejemplo, sabemos que los bancos pequeños son prestamistas netos, lo que los sitúa en primera línea de los riesgos de contagio. Pero la tarea no es fácil y la dinámica sigue siendo creciente.

"La única herramienta eficaz para gestionar la carga de la deuda es reestructurarla a tipos de interés más bajos, lo que probablemente implicará la financiación con cargo al balance del banco central. Esto también significa que los tipos de interés oficiales del banco central y los tipos críticos de financiación tendrán que disminuir con el tiempo. En un sistema altamente endeudado, hay pocas opciones para elevar significativamente los tipos de interés sin desencadenar tensiones financieras inmediatas", sintetiza Wright. Para el experto, el imperativo político de las decisiones y la preocupación por la percepción mundial de la economía china pueden impedir que las autoridades financieras chinas tomen las medidas necesarias para garantizar la estabilidad sistémica en el futuro.

Aunque las autoridades chinas disponen de varias herramientas políticas en caso de crisis financiera, como las facilidades de liquidez de emergencia del banco central, la reestructuración forzosa de bancos comerciales u otras instituciones financieras en dificultades y las intervenciones directas en los mercados financieros para evitar el contagio financiero, remarca el experto del CSIS, "el problema al que se enfrentan los dirigentes chinos es que el uso de estas medidas indica claramente que China se enfrenta a una crisis financiera intrínseca a su modelo de crecimiento y a la toma de decisiones en el pasado, y que afecta al sistema chino en su conjunto".