Israel y muchos de sus vecinos árabes -particularmente Arabia Saudita- no
comparten el optimismo de las potencias occidentales sobre el acuerdo para
limitar el programa nuclear de Irán y reducir la posibilidad de que este país
desarrolle un arma atómica.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tildó el acuerdo de un "error
histórico" que "convierte el mundo en un lugar que da mucho más miedo", en el
sentido que considera que no se le ha cerrado la puerta definitivamente a la
consecución de armas nucleares.
Por su parte, un asesor de política exterior saudita advirtió que el toma y
daca del pacto le está "entregando a Irán más espacio o mano libre en la
región".
¿A qué se debe tanto nerviosismo?
Amenaza e influencia
Desde la revolución islámica en Irán, en 1979, Israel y las monarquías árabes
han percibido el gobierno de Teherán como una amenaza importante.
Irán ha enviado dinero y misiles sofisticados a grupos militantes en la
periferia de Israel, el más poderoso de estos siendo Hezbolá, en Líbano.
Las monarquías árabes alegan que Irán ha menoscabado sus naciones de mayoría
y gobierno sunita al apoyar las comunidades marginadas chiítas.
En 2003, la invasión de Irak liderada por Estados Unidos transformó a Irán de
enemigo a aliado. En 2011, Washington se mantuvo al margen mientras otro
acérrimo régimen antiiraní era derrocado en Egipto.
Más recientemente, Arabia Saudita quedó estupefacta cuando EE.UU. de repente
decidió cancelar el planeado ataque con misiles contra Siria, echando a perder
lo que Riad consideraba como la mejor oportunidad en años para frenar la
influencia iraní en ese país.
Tal vez más impactante para los sauditas fue cómo supieron de la cancelación
del bombardeo: a través de la cadena CNN en lugar de sus contactos con
funcionarios estadounidenses.
Para estos países, los acuerdos diplomáticos con Irán van más allá del tema
nuclear. Su preocupación es que Occidente aflojó la presión prematuramente antes
de que Teherán se hubiera rendido completamente, dejándolos con suficiente
infraestructura nuclear para construir una bomba en el futuro.
Especialmente molesto para ellos es que el convenio concibe permitir que Irán
continúe indefinidamente con el enriquecimiento de uranio -aunque bajo estrictos
controles-, algo a lo que Israel se opone.
La principal preocupación, sin embargo, es que EE.UU. estaría permitiendo que
Irán se acomode en la región. Es una situación que, combinada con el creciente
interés de Washington en Asia, podría erosionar la disposición y la capacidad de
Washington de proteger los intereses israelíes y árabes contra la intromisión
iraní.
Curiosa alianza
Esta sensación de abandono de parte del fuerte aliado tiende a despertar
antiguas inquietudes y les recuerda cuando Washington estaba más cercano a
Teherán que a Arabia Saudita, durante las épocas del Shah.
Aunque tal vez sean un poco exageradas, son preocupaciones generalizadas en
todo el Medio Oriente y que están reforzadas no sólo por el reciente acuerdo en
Ginebra sino por la manera en que se logró.
Se informa que EE.UU. sostuvo conversaciones bilaterales secretas con Irán
desde antes de la elección del moderado presidente Hassan Rohani -incluyendo
durante el período en que se cancelaron los ataques contra Siria- y que Arabia
Saudita filtró la información de estos contactos clandestinos a Israel.
El temor común está logrando una convergencia de opinión entre israelíes y
sauditas, a pesar de que Riad ni siquiera reconoce la existencia del Estado de
Israel.
Estos aliados de EE.UU. están cada vez más convencidos de que la cooperación
entre Washington y Teherán se hará a expensas de Israel y los países árabes.
Es posible que haya algún tipo de respuesta coordinada entre Tel Aviv y Riad.
Israel advirtió que el acuerdo logrado con Irán no es vinculante, una amenaza
implícita de que la opción militar queda sobre la mesa.
Si no se logra una negociación a largo plazo y hay señales de que Irán
estaría renovando su expansión nuclear, el riesgo de un ataque aéreo israelí
aumentará.
No es concebible que Arabia Saudita ofrezca asistencia militar directa en el
caso de dicho ataque, pero si podrían permitir -secretamente- el sobrevuelo de
los bombarderos israelíes por su espacio aéreo.
Aunque es probable que el contacto de inteligencia entre Arabia Saudita e
Israel aumente, particularmente cuando los dos países estarán buscando señales
de que Irán está incumpliendo, ninguno de los dos puede darse el lujo de
alejarse mucho de Estados Unidos.
Redacción BBC Mundo Última actualización: Lunes, 25 de noviembre de 2013
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