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Los datos de una nueva investigación demuestran que el tratamiento con antibióticos en la vida temprana impide las vías de señalización del cerebro que funcionan en el comportamiento social y la regulación del dolor. Alimente habla con su autora
Saber, conocer, descifrar, cómo se regula el comportamiento y la emoción es muy complejo y, al parecer, influyen tanto los genes como el entorno. Recientemente se ha demostrado que la microbiota afecta varios aspectos del desarrollo y el comportamiento del cerebro. Este órgano vital es particularmente sensible a las perturbaciones durante la infancia y la adolescencia cuando su estructura está experimentando cambios rápidos.
Durante este tiempo, las alteraciones ambientales pueden afectar permanentemente a la función cerebral y aumentar la susceptibilidad a las afecciones neuropsiquiátricas. Estos incluyen cambios en el microbioma intestinal que pueden afectar el desarrollo neurológico a través de la señalización intestinal-cerebral. La comunidad microbiana del intestino puede influir, además, en el funcionamiento del sistema nervioso central a través de varios mecanismos, incluida la comunicación a través de los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en BMV Neurosience, constata, que el tratamiento con antibióticos en la vida temprana impide las vías de señalización del cerebro que funcionan en el comportamiento social y la regulación del dolor en ratones, según describe la Universidad de Oxford. El ensayo corre de la mano de la Dra. Katerina Johnson y el Dr. Philip Burnet.
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Katerina Johnson, que realizó su doctorado en los Departamentos de Psiquiatría y Psicología Experimental de la citada universidad, estaba investigando los efectos de alterar el microbioma en el cerebro en ratones. Y explica a Alimente: “Sabemos por investigaciones anteriores que los animales a los que les faltan ciertos microbios, como los animales libres de gérmenes (que carecen de los mismos) o los tratados con antibióticos (cuyos microbios están severamente agotados) tienen un comportamiento social deteriorado. Por lo tanto, estaba particularmente interesada en los efectos del microbioma en la señalización de endorfinas, oxitocina y vasopresina, ya que estos neuropéptidos juegan un papel importante en el comportamiento social y emocional ".
Revelación
El hallazgo más sorprendente fue en animales jóvenes tratados con antibióticos. Reconoce que "estos datos dieron como resultado una expresión reducida de los receptores que median la señalización de endorfina, oxitocina y vasopresina en la corteza frontal".
La doctora Johnson señala: “Si estas vías de señalización son menos activas, esto puede ayudar a explicar los déficits de comportamiento observados en los animales tratados con antibióticos. Si bien este estudio se realizó en animales a los que se les administró un potente cóctel de los mismos, estos resultados destacan los posibles efectos perjudiciales que la exposición a estos fármacos puede tener en el cerebro cuando aún se está desarrollando ".
El doctor Burnet, insiste en que, "la anvestigación subraya el creciente consenso de que alterar el microbioma durante el desarrollo puede tener un impacto significativo en la fisiología, incluido el cerebro". El estudio se realizó con un número relativamente pequeño de animales con altas dosis de antibióticos y la investigación adicional debería dar seguimiento a este hallazgo dada la dependencia de la sociedad de los mismos, aunque, por supuesto, todavía juegan un papel vital en la medicina para combatir a a las enfermedades bacterianas".
Cerebro
Este es el primer estudio que investiga si el microbioma afecta el sistema de endorfinas del cerebro (donde la endorfina activa los receptores opioides) y, por lo tanto, estos hallazgos pueden tener relevancia clínica. “El efecto adverso de los antibióticos en el sistema de endorfinas puede tener implicaciones no solo para el comportamiento social sino también para la regulación del dolor. De hecho, sabemos que el microbioma afecta a la respuesta al dolor", insisten los investigadores.
Y Katerina Johnson destaca: "descubrí que numerosos tipos de bacterias que se habían asociado con el autismo en investigaciones anteriores también estaban relacionados con diferencias en la sociabilidad en la población general. Esto me sugerió que el microbioma puede contribuir no solo a los rasgos conductuales extremos observados en el trastorno, sino también a la variación en el comportamiento social en la población en general. Sin embargo, la investigación futura puede beneficiarse de investigar directamente el efecto potencial que estas bacterias pueden tener en el comportamiento, lo que puede ayudar a informar el desarrollo de nuevas terapias para el autismo o la depresión.
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Se trata, insiste, "del primer estudio que muestra que las personas con redes sociales más grandes tienden a tener un microbioma más diverso (que a menudo se asocia con una mejor salud intestinal y salud general). Esto sugiere que nuestras interacciones sociales pueden moldear nuestra comunidad microbiana".
Es por ello, "que las personas que están estresadas y ansiosas pueden tener una diversidad reducida de bacterias en sus intestinos. Esto es particularmente relevante dado el creciente estrés de la vida moderna, y nos recuerda que debemos tratar de establecer medidas de protección".
Recuerda, además que "los adultos que han sido alimentados con biberón cuando eran niños tienen un microbioma menos diverso en la edad adulta en comparación con aquellos que han sido amamantados. Esta es la primera vez que se investiga este aspecto en adultos y los resultados sugieren que la nutrición infantil puede tener consecuencias a largo plazo para la salud intestinal".
Horizonte
Los resultados de este estudio añaden "una nueva dimensión a nuestra comprensión de la personalidad y están en línea con la evidencia acumulada de que el microbioma puede influir en el sistema nervioso central de los seres humanos, con efectos sobre el comportamiento. Dichos hallazgos podrían, por tanto, contribuir al desarrollo de terapias probióticas o prebióticas para ayudar a mejorar el estado de ánimo y tratar afecciones como el autismo, la ansiedad y la depresión. Descubrir intervenciones nuevas y efectivas para las condiciones de salud mental es una preocupación urgente, dado el deterioro de la salud psicológica de nuestra sociedad moderna, acentuada hoy en día por el coronavirus", insiste la investigadora.
Por
Patricia Matey
18/08/2020 - 05:00 Actualizado: 18/08/2020 - 08:46
https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2020-08-18/antibioticos-infancia-comportamiento-social_2716135/