Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo (Lindsey Wasson / Reuters)
Reflejo de sus sectores, en la pandemia las riquezas se benefician del tirón tecnológico, pero sufren con el lujo y la moda
Una vez más, la crisis no afecta a todos por igual. Para los más ricos del planeta, Jeff Bezos (Amazon), Bill Gates (Microsoft), Mark Zuckerberg (Facebook) y Elon Musk (Tesla), casi que están mejor que nunca. En la cúspide de las fortunas globales, la pandemia ha sido una oportunidad para llenarse los bolsillos, pero vuelve a sembrar dudas sobre tendencias monopolísticas, concentración de riqueza y unos mercados inflados.
En estos meses, Musk ha sido el que sale mejor parado. Con un incremento del 287% desde mediados de marzo, hoy su riqueza es la cuarta del mundo y está valorada en 80.400 millones de euros, según el índice de fortunas de Bloomberg a inicio de esta semana. “Las cifras suben y bajan, lo que importa es hacer grandes productos que gusten a la gente”, relativizaba en unas declaraciones el sudafricano, al frente de la automotriz Tesla y la firma espacial SpaceX. Mark Zuckerberg, polémico número uno de Facebook, ha visto engrosarse un 86% el valor de su patrimonio desde mediados de marzo, hasta 86.000 millones. La de Jeff Bezos, mandamás del gigante Amazon, ha repuntado el 70%, hasta 163.700 millones. Es otro de los grandes ganadores. Consolida aún más su etiqueta de hombre más rico del mundo. Algo menor, del 25%, ha sido el incremento para Bill Gates, hasta 103.000 millones.
Todos ellos deben sus millones a la tecnología –aplicada al coche en el caso de Musk–. En un momento en el que se pone bajo la lupa si las mayores tecnológicas tienen actitudes monopolísticas, la evolución de sus carteras revela que cada vez son más poderosos: los dueños de las grandes firmas del sector han visto crecer sus fortunas en un confinamiento en el que hemos comprado, navegado y disfrutado pegados a pantallas. Un empujón que afianza otra problemática, la concentración de riqueza en manos de unos pocos. Entre los doce estadounidenses más ricos, a los mencionados se suman entre otros el inversor Warren Buffett o los fundadores de Google –Sergey Brin y Larry Page–, que suman una fortuna de poco más de un billón de dólares, cota histórica. “Un hito inquietante en la concentración de riqueza y poder”, criticaba esta semana el think tank de Washington Institute for Policy Studies.
Las iniciativas filantrópicas han servido para intentar equilibrar algo la balanza. Desde la Fundación Bill y Melinda Gates hasta Giving Pledge de grandes fortunas o la promesa de Zuckerberg de donar casi la totalidad de su riqueza. “La filantropía no es suficiente. Es más importante que paguen una cuota justa de impuestos y salarios a la gente a la que emplean”, contrapone Lara Contreras, portavoz de Oxfam Intermón. La experta apunta que la recesión “afecta de manera desigual, de forma más radical a los más vulnerables”, lo que ensanchará las desigualdades. La concentración de riqueza en las crisis “es un fenómeno que se repite una y otra vez”, sigue.
La pandemia también catapulta la riqueza de empresarios de sectores poco conocidos
No todo han sido megarricos ganando más dinero. En pleno terremoto, la crisis del coronavirus también ha convertido en milmillonarios a totales desconocidos para el gran público. Como Bob Langer, Stéphane Bancel y Timothy Springer, profesores universitarios fundadores y directivos de la americana Moderna, la empresa que tomó la delantera en la carrera para la vacuna del coronavirus; o Thai Kim Sim y Lim Wee Chai, gigantes malayos de la industria de los guantes de látex, hoy más indispensables que nunca.
La otra cara de la moneda también existe, y con cifras igualmente mareantes. De nuevo, las fortunas americanas salen ganando: un francés, un español y un mexicano son los que más valor patrimonial pierden, muestra del buen comportamiento de los mercados americanos, sin descartarse precios inflados al cotizar algunos índices en máximos históricos en plena recesión.
El más golpeado, Bernard Arnault, al frente del imperio del lujo y el textil LVMH, con marcas como Louis Vuitton, Dior, Bulgari o Chandon. Con menos dinero en los bolsillos de la gente, las enseñas de mayor nivel se vuelven un imposible para el ciudadano de a pie. La riqueza del francés ha mermado un 22%, o 19.300 millones, quedando en 69.500 millones. Durante la pandemia ha pasado de ser la tercera persona más rica a ser superado por Zuckerberg o Musk.
En el caso de Amancio Ortega, su fortuna ha perdido 14.800 millones de valoración en lo que va de año, y queda en 48.900. Es una caída del 23%, similar al descenso de las acciones de Inditex. La otra pata de su riqueza, la gestión inmobiliaria a través de Pontegadea, enfrenta un año de altibajos por las dificultades por el virus para las tiendas físicas, uno de sus grandes clientes. Ortega, que durante años ocupó el primer lugar a escala global de las grandes fortunas, hoy es la decimosexta, según Bloomberg. Caso similar es el de su hija Sandra Ortega, cuyo patrimonio se reduce en 945 millones de euros, a 5.721 millones.
Otro gran nombre que se deja un buen puñado de miles de millones –11.800 siendo exactos– es Carlos Slim, magnate mexicano y propietario de FCC en España. El valor de su riqueza es un 23% inferior que en enero, hasta quedar en 39.000 millones.
En el fondo, recortes que pueden sobrellevar en su día a día: seguirán siendo inmensamente ricos. Unos más, otros menos.