La firma norteamericana Hamilton nació en Lancaster, Pennsylvania, en 1892.
- Aunque los helvéticos ganan por goleada, el resto del planeta también hace relojes.
- Curiosamente, sin embargo, el país que más unidades exporta es China.
- Seleccionamos 5 firmas de gran prestigio nacidas en América, Asia y Europa.
El concepto 'reloj suizo' casi ha llegado a sonar a pleonasmo en nuestros oídos. Pocos países del mundo han conseguido vincular su nombre al de un producto de lujo de una manera tan poderosa e íntima.
Casi todas las marcas que un aficionado pueda enumerar de memoria (Rolex, Patek Philippe, Audemars Piguet, Tag Heuer, Longines, Omega, Oris...) han nacido en el país de Heidi y Guillermo Tell.
Basilea y Ginebra albergan las mejores ferias de relojería del planeta (o, al menos, solían hacerlo) y el prestigio de su sello ha sobrevivido -y nunca mejor dicho- al inevitable paso del tiempo.
Y sin embargo, curiosamente, no son los primeros exportadores de piezas del mundo, sino los terceros (al menos en cantidad de relojes). Por delante de ellos, se sitúan dos gigantes asiáticos, China y Hong Kong.
Estos datos, puramente cuantitativos, se alteran cuando las estadísticas ponderan el precio medio de las piezas, surgiendo así un podio mucho más 'lógico': Suiza, en primer lugar, seguido de Estados Unidos y Alemania.
¿Existen buenos relojes manufacturados fuera de Suiza? Por supuesto que sí. Excelentes, diríamos incluso.
He aquí para demostrarlo 5 marcas nacidas fuera de los valles helvéticos que merecen ser conocidas por los profanos:
A. Lange & Söhne (Alemania)
A pesar de que mucha gente piensa que está en Suiza, la localidad alemana de Glashütte (en la región de Sajonia, muy cerca de la frontera con Chequia) es un lugar de gran tradición en lo que a relojería se refiere, ya que allí han surgido varias marcas de renombre.
Sin duda, una de las más interesantes es A. Lange & Söhne, consagrada a la alta gama y considerada como una de las más elegantes del sector. Además de sus acabados exquisitos, son también creadores de diversas complicaciones innovadoras (como su Zeitwerk Decimal Strike).
Su fundador fue Ferdinand A. Lange (nacido en Dresde en 1815), quien puso en marcha la firma en la ciudad de Glashütte allá por 1845. Tras la Segunda Guerra Mundial, la empresa fue expropiada y su legado cayó en el olvido.
En la década de los años noventa, uno de los descendientes de la familia Lange reanudó con éxito la historia familiar. Actualmente fabrican cada año un envidiado puñado de miles de relojes de pulsera y han desarrollado hasta 59 calibres de la manufactura propios.
Grand Seiko (Japón)
En general, se tiende a pensar en la relojería asiática en términos peyorativos. Copias baratas y populares para un público poco exigente. Sin embargo, las piezas de esta marca nipona pueden ser consideradas cualquier cosa menos mediocres.
Su origen se remonta a los años 60 del siglo XX y, desde entonces, ha ido ganando fuerza y prestigio entre los aficionados de todo el mundo, los cuales destacan sus creaciones por su precisión, belleza y durabilidad.
La maestría que Grand Seiko demuestra en sus diferentes movimientos resulta especialmente llamativa. No solo recurren a calibres mecánicos o de cuarzo, sino también al movimiento híbrido Seiko Spring Drive, que combina lo mejor de ambos.
Otras de las características que más se aprecia entre los entendidos es su excelente relación calidad-precio (aunque, lógicamente, también poseen en catálogo modelos mucho más caros decorados con metales preciosos).
Officine Panerai (Italia)
Una mañana del año 1860, Giovani Panerai levantó por primera vez la persiana de su taller de relojería. Y no en cualquier sitio, precisamente. Lo hizo en en Ponte alle Grazie de Florencia, una de las ciudades más turísticas y bellas del mundo.
Pronto consiguió convertirse en suministrador oficial de instrumentos para la Marina Italiana, gracias a la precisión de sus creaciones.
Su fama le llegararía gracias a dos modelos icónicos: el Radiomir y el Luminor, usados durante la Segunda Guerra Mundial por los submarinistas del ejército italiano (su esfera luminiscente resultaba muy útil bajo las aguas), piezas que, aún hoy en día, siguen siendo sus dos modelos más populares.
Tras incorporarse al grupo suizo Richemont, la firma traslada a principios de este siglo su manufactura a la ciudad de Neuchâtel, en Suiza, pero sin perder por ello ni un ápice de sus raíces italianas.
Bremont (Reino Unido)
La más joven de todas estas marcas. Fundada por los hermanos ingleses Nick y Giles English (dos enamorados de la aviación clásica y la ingeniería moderna) en una fecha tan reciente como 2002, hace menos de dos décadas completas.
En este periodo de tiempo tan corto, sin embargo, han sabido posicionares como una de las firmas de relojería inglesa más apreciadas tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Su temática principal está ligada a la aviación, destacando también sus modelos de inspiración militar o de buceo.
Hamilton (EE UU)
Nace en 1892, en Lancaster, Pennsylvania, como compañía especializada en la producción de relojes de bolsillo de gran calidad y la precisión. En aquellos tiempos, la sincronización de los horarios ferroviarios (fundamentales para la logística en un país tan enorme como Norteamérica) era una cuestión prioritaria a nivel económico y político. Hamilton ayudó a resolver el problema y se hizo así tremendamente popular.
Durante la Primera Guerra Mundial proveyó de miles de piezas al ejército norteamericano. Para la comodidad de los soldados, realizó un giro transcendental en su producción, pasando a elaborar principalmente relojes de pulsera, un cambio que llegaría para quedarse.
Además de revolucionar la industria relojera con el primer reloj eléctrico con batería del mundo, su modelo Ventura (con forma de escudo, obra del diseñador industrial Richard Arbib) se convirtió en un icono de la época, siendo el propio Elvis Presley, el Rey del Rock and Roll, uno de sus 'embajadores' más celebrados (en la imagen de arriba, con un modelo Ventura en su muñeca).
Como última curiosidad, también cabe recordar que Stanley Kubrick recurrió a Hamilton en 1966 para que la compañía creara una futurista colección exclusiva de aparatos y relojes para su película 2001: Una odisea del espacio.