jueves, 7 de julio de 2022

China pasa de gran amenaza para la economía a refugio global ante la recesión que viene

 


Consumidores abarrotando una de las calles comerciales de Pekín. iStock
  • La bolsa de China sube un 15% desde junio mientras que la de EEUU cae un 8%
  • "Como en todas las crisis desde 2008, China acude en ayuda de Occidente"
  • Mientras que el mundo entra en recesión, Pekín empieza a coger velocidad


La economía y los mercados dan muchas vueltas en cuestión de meses, semanas o incluso días. Hasta hace poco, China era la gran amenaza para la economía mundial. Las estrictas políticas de covid cero sumieron al país en una cuasi recesión que amenazaba con torpedear la cadena de suministros, intensificar la inflación global y poner un gran palo en la rueda de la economía mundial. Sin embargo, pocos meses después China y sus mercados se han convertido en una suerte de refugio contra las turbulencias financieras y la gran esperanza de la economía global.

La bolsa china ha subido casi un 15% desde finales de mayo, frente a una caída del 8% del S&P 500. Mientras tanto, el yuan se ha mantenido relativamente estable frente al dólar pese a los caminos divergentes de ambas políticas monetarias (la Fed endureciendo y el Banco de China buscando cierto equilibrio). Este comportamiento revela que China se ha convertido, al menos por ahora, en una especie de refugio financiero mientras que el resto del mundo sufre fuertes turbulencias.

La bolsa china supera a la de EEUU desde junio

Alicia García Herreros y Gary Ng, economistas de Natixis, comentan en una nota que China ha estado actuando como refugio en la tormenta global que están sufriendo los mercados y las economías en las últimas semanas. Existen varios factores que pueden explicar este comportamiento de los mercados chinos. Por un lado, las bolsas y la divisa del país acumulaban una caída intensa desde principios de año, dejando los activos a unos precios relativamente más atractivos. Por otro, se hace patente que la economía vuelve a 'palpitar'.

China ha sufrido en estos últimos meses más que durante el estallido de la crisis del covid-19 en el primer trimestre de 2020. La vertiginosa propagación de la variante ómicron propició la férrea estrategia cero covid del gobierno con duros cierres que han afectado a los ciudadanos y la actividad económica. Esto ha sido la puntilla a otros problemas de fondo como un sector inmobiliario zozobrante, como se vio con la 'casi quiebra' de uno de los principales promotores, Evergrande. Sin embargo, las medidas de Pekín para estimular la concesión de créditos, suavizar las condiciones financieras a través del banco central (Banco Popular de China) y reducir el control normativo sobre el sector digital han dado sus frutos a la vez que los confinamientos se han empezado a revertir.

China se recupera

Por ahora, todo apunta a una recuperación más fuerte de lo previsto en el 'gigante asiático'. El martes se conocía que la actividad de los servicios en China superó las expectativas en junio y saltó al nivel más alto en casi un año. El Índice de Gerentes de Compras de Servicios Caixin (PMI de servicios) se disparó a 54,5 en junio desde 41,4, la lectura más alta desde julio de 2021 (una lectura superior a 50 indica expansión). La semana pasada, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) divulgaba que el PMI manufacturero de junio ascendía a 50,2 puntos frente a los 49,6 de mayo. Se ponía fin a tres meses con el índice en territorio de contracción (por debajo de 50).

El crecimiento de China volverá a ser muy superior

Desde Nomura reconocían en sus últimas previsiones, publicadas esta semana, que "China es una 'rara avis' en la economía global, puesto que se está recuperando de la recesión a medida que la economía sale de los confinamientos y recibe el apoyo de políticas expansivas (cuando el resto del mundo está aplicando políticas contractivas y se desacelera)".

Mientras que los economistas del banco japonés anticipan una recesión económica entre 2022 y 2023 en la Eurozona, EEUU, Canadá, Australia e incluso Corea del Norte, para China las perspectivas son bien diferentes: el PIB avanzará un 3,3% este año y un 5,5% en 2023, siendo la economía que más crecerá de toda la muestra de Nomura. Dentro del balance de riesgos que analizan estos economistas, uno de los eventos positivos es que "China venga al rescate de la economía global con unos estímulos y un crecimiento más fuertes de lo previsto".

Políticas monetarias divergentes

Con los bancos centrales de todo el mundo obligados a endurecer drásticamente las condiciones financieras para combatir la inflación, llevando a sus economías al borde del precipicio, el de China ha relajado las condiciones monetarias aprovechando que la inflación china se ha estabilizado en el 2,1% (0,9% subyacente). Los precios de producción, que amenazaban la estabilidad en octubre con una subida de más del 13%, se han calmado hasta aumento anual del 6,4%. "Los banqueros centrales occidentales solo pueden soñar con estar en una situación semejante", señala Olivier de Berranger, director de inversiones en La Financière de l'Echiquier.

Por supuesto, no todo va a ser de color de rosa. "El país corre el riesgo de sufrir nuevos confinamientos y otra desaceleración, siempre que Pekín siga estrictamente su estrategia cero covid", avisaba Nomura en su informe. "China ha comenzado a levantar algunas restricciones contra el covid, pero una recuperación en 'V' se antoja complicada incluso con el espacio fiscal y monetario del país. No obstante, una política monetaria más laxa puede favorecer la entrada de capitales en el mercado de acciones, pero se necesita evidencia de que el rebote económico estimulará los beneficios", comentan Herrero y Ng desde Natixis.

El covid sigue siendo un riesgo

En las últimas horas, se han detectado nuevos brotes de covid y el presidente Xi Jinping ha reafirmado que el protocolo seguirá siendo firme. Shanghái ha reanudado los test masivos en nueve distritos y las infecciones también se están extendiendo por las provincias de la región del delta del río Yangtze, donde se fabrican desde chips y medicamentos hasta paneles solares. Pero hay datos que invitan a pensar que no se volverá a un punto como el de estos meses. Por ejemplo, la demanda de gasolina y diésel en China se acerca a niveles prepandémicos a medida que se levantan los estrictos bloqueos.

"Como hemos dicho en repetidas ocasiones, las medidas más estrictas podrían volver a China. Pero incluso si hay más cierres, esperamos que estos sean mucho más localizados que los de marzo a mayo, ya que el gobierno está tratando de equilibrar el control del covid y el crecimiento de la economía", señalan Robert Carnell e Iris Pang, analistas de ING en su boletín diario sobre Asia.

Para De Berranger, es innegable que China "empieza a salir del atolladero" mientras "el miedo a la recesión se extiende en el resto del mundo y asistimos a un giro completo del péndulo". De hecho, llega más lejos al afirmar que "en caso de que la recesión afecte a Occidente, es probable que sufra más que China, ya que los bancos centrales son incapaces de sostener la economía durante los períodos de inflación", añade.

El gigante asiático también puede beneficiarse del convulso contexto gepolítico mientras, recalca el economista, no decida atacar directamente a Taiwán. "Hasta cierto punto, la guerra de Ucrania favorece a China. Por un lado, Occidente insta a China a no dar todo su apoyo a Rusia y, a cambio, el G7 está ciertamente dispuesto a hacer algunas concesiones económicas y políticas. Por otro lado, tanto China como la India empiezan a beneficiarse de que las exportaciones energéticas rusas, que ya no encuentran salida en Europa, se desvíen hacia Oriente", expone De Berranger. Este inesperado "maná de energía barata", agrega, unido a una política nuclear voluntarista (reactores evolutivos ya operativos), garantiza la existencia de importantes medios para apoyar la recuperación.

Es por ello, concluye De Berranger, que, "aunque EEUU esté aterrorizado por el impulso económico y geopolítico de China, este país es cada vez más esencial para la economía occidental, como centro de producción y consumo en pleno funcionamiento que mantendrá los precios de los bienes importados para Occidente, y actuará como fuente de consumidores dispuestos a gastar en un momento en que el consumo occidental se ha visto ahogado por la inflación". "Como en todas las crisis desde 2008, a su pesar, China acude en ayuda de Occidente, que querría prescindir de su ayuda, pero cada vez es más incapaz de hacerlo", apostilla. Y remata: "Para Occidente, el comercio con China se está convirtiendo en el camino político hacia la perdición, al igual que parece ser cada vez más la única salida para la economía".

De este modo, el 'gigante asiático' puede convertirse en un oasis en medio de la recesión económica que se avecina. Además, sus mercados podrían funcionar como un refugio estable para los inversores. Con todo, los expertos de Natixis llaman a la cautela y aseguran que, aunque China haya funcionado como refugio global en el último mes, este rol puede ser de corta duración: "Solo la confirmación de un crecimiento relativamente más robusto respecto al resto del mundo, una menor presión regulatoria y menores riesgos geopolíticos pueden ayudar".