- El precio de las importaciones se dispara y agrava el problema de la inflación
- BCE: una depreciación del euro genera un aumento de las expectativas de inflación
- "Un euro más fuerte sería la forma más rápida de luchar contra la inflación"
El euro está a punto de alcanzar la paridad con el dólar. En otros tiempos, allá por 2015-2016, esto hubiera sido una gran noticia, puesto que la zona euro se enfrentaba a la deflación y la economía no terminaba de arrancar. Sin embargo, hoy la depreciación del euro frente a la principal divisa del mundo (muchas importaciones están denominadas en dólares) es un arma de doble filo que puede terminar cercenando a la economía de la Eurozona. La debacle del euro frente al dólar amenaza con disparar aún más la inflación y prolongar este periodo de altos precios que puede concluir en una nueva recesión.
Según los últimos datos publicados por Eurostat, alrededor del 50% de las importaciones de la zona euro están denominadas en dólares (en algunos países como Grecia supera el 64%, mientras que en otros como Alemania se queda en el 44%). Esto quiere decir que aunque el euro (el índice euro) no se haya depreciado en exceso frente a otras divisas globales, su caída frente al todopoderoso dólar (el cruce eur/usd) puede tener un impacto importante en la inflación de la zona euro. Este lunes, el euro ha caído a la zona de los 1,0055 dólares, mínimos desde diciembre de 2002.
Los precios en la Eurozona ya se situaron en junio en el 8,6%, máximos no vistos en la historia del bloque. Los expertos creen que el IPC seguirá escalando hasta alcanzar o superar el 9%, entre otras cosas, por la debilidad del euro frente al dólar. La divisa única roza la paridad con el billete verde, un fenómeno que ya está pasando factura a la economía europea en términos energéticos. Casi todos los productos energéticos (petróleo, gas...) se pagan en dólares, por lo que la factura que está abonando Europa es mucho más alta. Cada vez que baja el euro contra el dólar, los europeos pagan más euros por cada litro de gasolina o de otras materias primas denominadas en la divisa americana.
Sin ir más lejos, la caída del euro frente al dólar explica en parte que los precios de los combustibles hayan destrozado todos los máximos históricos, perforando el bolsillo de los ciudadanos europeos. Mientras que el petróleo ha superado de forma holgada su máximo histórico cuando se analiza en euros, al hacerlo en la divisa americana se ha quedado en unos 20 dólares para tocar esa cota de récord.
El impacto de la caída del euro en la inflación
El propio Banco Central Europeo explicaba en un paper de hace tiempo el impacto que tiene el tipo de cambio sobre la inflación y la economía: "Las variaciones de los tipos de cambio se transmiten a la inflación medida por el IPC a través de varios canales, tanto directos como indirectos. Se transmiten directamente a los precios al consumidor a través de su impacto en los precios de importación de los bienes de consumo final. Tras una depreciación del tipo de cambio, los bienes de consumo final importados se vuelven más caros (traspaso de primera etapa), lo que eleva la inflación general", explicaba este documento.
Por otro lado, "la depreciación del euro se traduce en mayores costes de producción debido a insumos importados más costosos, y estos se retroalimentan a través de las diferentes etapas de producción de bienes intermedios y finales nacionales (transmisión de segunda etapa), con un impacto inflacionario en los precios al consumidor interno", señalaba el documento.
Por otro lado, en otro trabajo publicado recientemente por tres economistas del BCE se advierte también del impacto que tiene una depreciación del tipo de cambio sobre las expectativas de inflación (la inflación que va a haber en el futuro). "Hemos hallado que las depreciaciones del tipo de cambio doméstico en términos efectivos nominales tienen un efecto positivo significativo en las expectativas de inflación. Una depreciación de 10% en el trimestre del tipo de cambio lleva a un aumento en las expectativas de inflación de alrededor de 0,7 puntos porcentuales", sentencian estos expertos. Por ahora, las expectativas de la inflación en la zona euro se encuentran ancladas cerca del 2%. La depreciación del euro, hasta la fecha, tiene más que ver con la fortaleza del dólar que con la propia debilidad de la divisa única.
Exportaciones más competitivas
En otro filo de esta espada, el que debería ser más positivo, es el de las exportaciones. Los economistas del BCE sostienen que la depreciación del euro reduce los precios de exportación de la zona del euro denominados en moneda extranjera y aumenta los precios de importación en euros. Esto, a su vez, conduce a un aumento en las exportaciones netas y un mayor crecimiento del PIB. Dado que el aumento del crecimiento del PIB real conduce a una mayor demanda de mano de obra y salarios más altos, esto vuelve a ejercer una presión alcista sobre los precios al consumidor. Estos efectos indirectos pueden verse reforzados por las expectativas de un ciclo positivo de mayor crecimiento e inflación en el futuro.
Esto puede ser una buena noticia, dado que la economía de la zona euro se está desacelerando de forma evidente. Sin embargo, la segunda parte (genera una mayor demanda de mano de obra) puede ser también peligrosa en un contexto como el actual en el que los mercados laborales se encuentran muy tensos y sufriendo ya de estrecheces (hay muchos sectores que sufren escasez de trabajadores). Por otro lado, el shock de la energía es tal, que aunque la depreciación del euro estimule las exportaciones europeas, este estímulo puede ser insuficiente para compensar el mayor coste de la energía.
Por lo tanto, mientras que en un escenario de estancamiento y precios bajos como el de hace siete años una depreciación drástica del euro habría sido una bendición para la zona euro, en un entorno como el actual no está tan claro que los beneficios superen a todos los costes comentados anteriormente.
¿Cuál es la solución?
Ante la incapacidad de poner fin a la guerra en Ucrania, la única vía que le queda a la zona euro para evitar que el euro se siga depreciando con el dólar es implementar una política monetaria más agresiva. Esto implicaría que el BCE tendría que subir los tipos de interés más rápido para evitar que se siga ampliando la brecha entre ambos bancos centrales. Aunque el BCE ha anunciado que va a subir el precio del dinero, la Fed ya lleva meses haciéndolo y con incrementos que dejan en nada los movimientos esperados del BCE.
Esta cuestión sobrevuela Frankfurt desde hace tiempo. Los economistas de ING señalan en una nota que varios miembros del BCE han mostrado en mayor medida su preocupación por el debilitamiento del euro. "Por mucho que pensemos que estas preocupaciones son exageradas, un euro fortalecido podría ser la forma más eficiente de moderar la inflación rápidamente", aseguran desde el banco holandés.