- En el escenario pesimista, el invierno al que se enfrenta Europa es terrorífico
- "Racionamiento de gas y electricidad, subidas de tipos drásticas, más inflación"
- El escenario base habla de estancamiento, pero no llega a concluir en recesión
La desaceleración de la economía en la zona euro es ya un hecho tal y como revelan los indicadores adelantados de las grandes economías. Por otro lado, la inflación sigue sin encontrar techo y no se le ve fin en el corto plazo. Con todo lo anterior, la llegada de una fase de estanflación o slowflation (bajo crecimiento con alta inflación), algo que hace unos meses solo aparecía en los escenarios más pesimistas, ahora parece irreversible. De modo que las previsiones más pesimistas de los analistas tienen que ir más allá y pronosticar un escenario "incluso peor".
El banco de inversión suizo UBS ha publicado este jueves una actualización de sus previsiones (rebaja el crecimiento de la Eurozona en dos décimas y el de España en más de un punto hasta el 4,1%) en las que contempla varios escenarios, ninguno de ellos bueno y alguno bastante malo. El informe firmado por cuatro analistas entre los que se encuentra Anna Titereva asegura que "la Eurozona se encamina hacia la recesión o algo peor".
Se recortan todas las previsiones de PIB para la zona euro y se cree que "el crecimiento casi se detendrá en el tercer y cuarto trimestre del 2022". No obstante, se evitará por los pelos la recesión. Además, a finales de este año, economías como España seguirán muy lejos de los niveles previos al covid-19.
"Junto con la alta inflación, este escenario los calificamos como de estanflación. Esperamos un repunte limitado en 2023 a medida que la inflación se desacelera y la confianza se recupera. Fundamentalmente, asumimos que los precios de la energía se mantendrán altos, pero se evitará el racionamiento físico del gas. Si esta suposición resultara demasiado optimista y los envíos de gas se convirtieran en una restricción vinculante, las perturbaciones económicas probablemente serían severas y la zona euro caería casi con toda seguridad en una recesión", advierten los analistas del banco suizo.
Un invierno temible
Dentro de las previsiones de UBS hay un escenario de mayor riesgo "peor" que el de estanflación. Rusia podría estar esperando al momento más oportuno (para sus intereses) para pulsar el botón y cortar el gas a Europa. Esto podría dar lugar a un invierno muy duro, con racionamiento de gas y electricidad, subidas de tipos de interés y unos precios al alza. De materializarse esta previsión, la zona euro podría vivir el invierno más duro de su corta historia.
El riesgo es que se produzcan "severas interrupciones en las entregas de gas ruso que afectan la producción industrial, el empleo y la confianza del consumidor; a su vez esto generaría un mayor aumento de los precios de la energía; el empeoramiento de los cuellos de botella en el suministro; y el endurecimiento de la política monetaria que desencadenaría una recesión, junto a una mayor desaceleración en EEUU y China; con peligrosas mutaciones del covid que desencadenasen nuevas restricciones de movilidad", sentencian desde UBS. Esta caótica previsión para la zona euro no es el escenario base (el más probable), pero aparece entre las opciones.
La agencia de calificación Fitch ha publicado también este jueves un nuevo informe alertando sobre este riesgo: "La probabilidad de racionamiento de gas en Europa ha aumentado significativamente tras la reciente interrupción del suministro de gas natural ruso a través del gasoducto Nord Stream 1. Una recesión técnica en la eurozona es ahora una posibilidad cada vez mayor", sostienen los analistas de Fitch Ratings en la nota.
Estos expertos argumentan que "la interrupción continua de las importaciones de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, a menos que se compense con flujos más altos a través de otros gasoductos, dificultaría la capacidad del continente para satisfacer las necesidades de gas durante la temporada alta de calefacción de invierno... Esto significa que el racionamiento de gas a la industria es ahora un escenario cada vez más probable, que estimamos podría reducir el crecimiento del PIB de la eurozona entre 1 y 2 puntos porcentuales en 2023". Esto borraría de un plumazo todo el crecimiento de la zona euro.
El papel del BCE
A pesar de la rebaja en las previsiones de crecimiento (se espera que el bloque avance un 2,7% en 2022 y 1,2% en 2023 en el escenario base) en la Eurozona, los analistas de UBS no han cambiado su hoja de ruta para el BCE en su escenario base: "Seguimos pronosticando una subida de 125 puntos básicos este año (25pb en julio, octubre y diciembre, 50pb en septiembre) y 100pb en 2023 (marzo, junio, septiembre, diciembre ). Después de todo, las perspectivas de inflación han empeorado, no mejorado, y esto seguirá ejerciendo mucha presión sobre el BCE para que se normalice rápidamente".
El Banco Central Europeo no tiene muchas opciones más allá de seguir subiendo tipos y buscar fórmulas para recortar la liquidez sin generar un terremoto en el mercado de bonos. Todo ello acerca a la zona euro a una recesión, puesto que se unen dos fuerzas que empujan al bloque hacia la contracción. Por un lado, la propia desaceleración de la economía como consecuencia de la fuerte inflación, los cuellos de botella y la incertidumbre; por otro, el propio endurecimiento de la política monetaria, que socavará la capacidad de consumo e inversión de los agentes.
Desde ING explican en una nota que los últimos datos de inflación hacen más probable que el BCE tenga que subir más de lo previsto los tipos de interés. "Esta presión para subir más de lo previsto hasta hoy es mayor por la sensación generalizada de que el BCE va a tener una ventana de oportunidad para subir tipos muy limitada. El BCE ha dado prioridad a su política de gradualidad. Su objetivo ha sido evitar sorpresas negativas a los inversores, y ha procedido con cautela extrema. Sin embargo, los signos de recesión empiezan a aflorar y parece improbable que el BCE suba tipos de interés de manera sostenida en un entorno en el que el crecimiento cae con fuerza". El BCE debe actuar rápido y con contundencia pese al riesgo de alimentar el fantasma de la recesión.