viernes, 15 de julio de 2022

Rusia sorprende con su resistencia: la economía se está "estabilizando" y algunos sectores ya crecen

 


Vladimir Putin, presidente de Rusia, sonríe. Foto de Reuters

  • El PMI compuesto de Rusia volvió a mostrar crecimiento positivo en junio
  • La inflación se ha reducido el último mes gracias a la fortaleza del rublo
  • El Banco de Rusia ve signos de crecimiento en sectores como la minería



Parece que nadie quiere hablar de ello, pero lo cierto es que la economía de Rusia ha comenzado a estabilizarse. Pese a las históricas sanciones, la caída en default y la incertidumbre que genera la guerra, Rusia parece estar resistiendo mejor de lo esperado, al menos, en el corto plazo (en el largo, la economía parece condenada). La rápida adaptación a la nueva situación y, sobre todo, el elevado precio de las materias primas, que están generando un flujo constante (y creciente) de ingresos para el país, están ayudando a Moscú a lidiar con la crisis provocada por la invasión de Ucrania.

El rublo se mantiene fuerte gracias a estos ingresos por materias primas, los controles de capital (poco a poco se van levantando) y la prohibición a buena parte de las importaciones, lo que ha generado un gran superávit por cuenta corriente que da 'alas' a la divisa rusa. Esta fortaleza del rublo está permitiendo a su vez mantener los precios de importación a raya y moderar el crecimiento de la inflación.


Cuando comenzó la invasión de Rusia a Ucrania y se implementaron las primeras sanciones, el rublo se desplomó con violencia. Los analistas y los gobiernos occidentales pronosticaron el apocalipsis para la economía rusa, con una inflación desbordada (la depreciación del rublo sostenía, en parte, esa argumentación). Sin embargo, hoy la inflación rusa es más baja que hace dos meses y está en el 15% (es cierto que es muy alta), no tan lejos del 10,2% de España o incluso por debajo de algunos países bálticos, que pese a estar en el euro presentan una inflación del 20%.

Como recalca el Banco de Rusia en un análisis publicado este jueves, la economía del país se está adaptando a la nueva situación y está reduciendo su dependencia de la importación de inputs intermedios. La economía rusa todavía se está ajustando a un entorno cambiante marcado por una gran incertidumbre: "Entre mayo-junio, la economía rusa ha mostrado principalmente signos de estabilización, mientras que los datos sectoriales divergieron ampliamente. Las tendencias negativas surgieron en mayo en el sector de la industria y el transporte, entre otros, mientras que se observó un crecimiento en la industria minera".

El índice PMI compuesto volvió a situarse por encima de 50 (más de 50 supone crecimiento o expansión) en junio, tras haberse desplomado hasta los 37,7 puntos en marzo, al comienzo de la guerra. Esto quiere decir que la economía de Rusia, incluso, podría haber crecido durante el mes de junio al calor de los disparados precios de las materias primas. Hay que recalcar que, pese a estos datos, Rusia se enfrenta a una crisis económica histórica, pero que quizá no alcance la profundidad que se esperaba en un principio desde Occidente, y que además puede quedar enmascarada por la propia recesión económica a la que se enfrentan EEUU, la Eurozona o Reino Unido.


El consenso de los analistas de Bloomberg ha ido cambiando. Si en las primeras semanas de la guerra las previsiones de crecimiento sobre Rusia se hundieron hasta una tasa de variación negativa del 10,35%, en la actualidad se espera que la recesión del PIB sea de un 9,1% (y bajando). En poco más de dos meses, las previsiones de la economía rusa han mejorado en más de 1,2 puntos, mientras que las de los países avanzados se deterioraban drásticamente. Por otro lado, la tasa de paro que publica el Gobierno (sea creíble o no) ha caído por debajo del 4% por primera vez en décadas.

Josh Lipsky, economista del Consejo de Atlanta, explica en una columna que no hay dos crisis iguales: "La dependencia de Rusia de los ingresos por materias primas ha hecho que los precios de los combustibles (gas y petróleo) sean un factor determinante clave del destino económico. Cada una de las cuatro crisis anteriores se vieron agravadas por la caída en picado de los precios del petróleo, lo que generó déficits presupuestarios y privó al banco central de las reservas de divisas necesarias para estabilizar el rublo". Pero esta vez está ocurriendo justamente lo contrario.

Un aterrizaje más suave

"Hoy, el aterrizaje de la economía se ha visto suavizado por la subida vertiginosa de los precios del petróleo. Los ingresos de exportación de Rusia generaron casi 100.000 millones durante los primeros 100 días de la guerra, lo que resultó en un superávit comercial récord de 70.100 millones en el segundo trimestre. Esto ha permitido a Moscú aumentar las pensiones y el salario mínimo en un 10% en un esfuerzo por apaciguar a los ciudadanos rusos. La pregunta es qué vendrá después. La recesión empeorará y la inflación agravará el dolor económico. Los rusos aún no han sentido el impacto total de las sanciones", explica este experto. Pero por ahora, Rusia está capeando el temporal mucho mejor de lo que cualquier analista occidental habría previsto.

El documento del Banco de Rusia explica que "la dependencia de la economía rusa de las importaciones de bienes para consumo intermedio es baja en comparación con otros países, tanto a nivel macro como en la mayoría de las industrias... Esto sugiere que la escala de las restricciones del lado de la oferta en un gran número de industrias puede ser relativamente pequeña. Pero las industrias con una dependencia relativamente alta de las importaciones intermedias tienen oportunidades de sustitución limitadas, por lo que se vieron obligadas a reducir la producción. Esta es una fuente primaria de riesgos de inflación".

El propio banco reconoce que, a medio plazo, la tarea más importante y difícil que tienen por delante "es reemplazar las importaciones de inversión y organizar el suministro de bienes de inversión de nuevos proveedores extranjeros. En muchos sentidos, esto determinaría la naturaleza y la escala de una transformación estructural de la economía rusa, así como su crecimiento potencial y su trayectoria de crecimiento".

Rusia sigue en peligro

"Los riesgos de debilitamiento de la actividad económica siguen siendo altos, dado que las restricciones y sanciones económicas extranjeras siguen vigentes. La caída de junio en los precios al consumidor se produce como resultado de factores únicos que se espera que desaparezcan en poco tiempo. Ajustado por sus efectos, el crecimiento actual de los precios al consumidor se considera alto en relación con el objetivo del Banco de Rusia, y los riesgos de inflación se consideran más altos que los de desinflación. No obstante, se prevé que la inflación vuelva al 4% en 2024 bajo la influencia de la postura de la política monetaria que aborde estos riesgos".

Por otro lado, la institución asegura que en "junio vio una caída en los rendimientos de los bonos en rublos rusos y un aumento en su volumen de negocios, en respuesta a datos de precios favorables y mayores expectativas de los participantes del mercado en cuanto a una mayor reducción del tipo de interés clave", sostiene el informe.