lunes, 22 de enero de 2024

¿La luz azul de las pantallas perjudica el sueño? Lo que dice la evidencia científica



La luz de las pantallas, aunque perjudica nuestro descanso, podría no ser más perjudicial que la de otras fuentes.
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Aunque todo parece indicar que mirar el móvil justo antes de dormir sí que dificulta el descanso, los estudios parecen indicar que el impacto no es mayor que el que tienen otras fuentes de luz.




Los trastornos del sueño son una de las epidemias crecientes en nuestro tiempo. De hecho, la Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20 y un 48% de las personas adultas en nuestro país podrían padecer alguno de estos problemas.

Muchos expertos han querido asociar este aumento en factores como los ritmos de vida propios del sistema económico que habitamos, el estrés, la contaminación acústica y lumínica o la ubicuidad de los dispositivos, como smartphones o tablets. Concretamente, se cree que la llamada 'luz azul', el tipo de luz emitida por estos aparatos, podría ser altamente disruptiva para nuestro ritmo circadiano (esto es, el ciclo de alternancia entre vigilia y sueño).


¿Importa el color de la luz?

No obstante, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) y la Universidad de Munich (Alemania) publicado en el prestigioso medio académico Nature sugiere que este tipo de luz podría no ser tan perjudicial como se pensaba.

Concretamente, estos autores se centraron en explorar los efectos de los cambios calibrados entre azul y amarillo en la luz a lo largo del reloj circadiano humano. Para ello, expusieron a 16 sujetos a tres tipos diferentes de luz (azul, amarilla y luz blanca constante de fondo) una hora antes de que se fuesen a dormir por la noche.

Y, si bien defienden que la luz en sí misma sí que puede interrumpir y perjudicar el descanso de las personas, de esta experiencia concluyeron que no existe evidencia suficiente de que las variaciones de tono en el eje azul-amarillo tengan un efecto en el reloj circadiano o en el sueño.


¿La intensidad, el factor determinante?

En realidad, existen otras evidencias científicas de que el modo en el que la luz puede afectar a nuestro descanso es diferente. Por ejemplo, una revisión de la literatura publicada en el año 2019 en la revista científica Chronobiology International sugiere que el problema no estaría en el color (longitud de onda) de la luz a la que nos exponemos, sino más bien en la intensidad y en el momento del día; concretamente, este trabajo concluyó que la exposición a luces brillantes por la tarde y noche provocaba una disminución en la secreción de melatonina, una de las hormonas implicadas en la regulación del sueño. Cabe apuntar que este trabajo sí que observó que se han documentado diferencias en este efecto en función de la longitud de onda de la luz, pero que la reducción estaba presente en todos los casos de exposición a la luz.

Todo ello parece no parece apuntar a que la luz de los dispositivos no sea perjudicial para el descanso de las personas, sino más bien a que no sería específicamente más dañina que otras formas de luz (como luces blancas o amarillas igualmente intensas, o incluso luces intermitentes).

Por ello, estos estudios no son en sí mismos suficientes para desacreditar la recomendación, frecuentemente formulada como medida de higiene del sueño, de evitar la exposición a la luz de las pantallas en las horas anteriores al sueño. En todo caso, es posible que sea lo mejor sea ir reduciendo la cantidad e intensidad de las luces a medida que se acerca la hora de dormir si queremos un descanso reparador, absolutamente necesario para mantener una buena salud.




JORGE GARCÍA
NOTICIA21.01.2024 - 07:00H
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