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La pérdida de información en el ADN durante la evolución de nuestra especie ha provocado el cambio en el órgano sexual masculino.
Barcelona (Redacción/Agencias).- El pene humano carece de espinas gracias a la pérdida evolutiva de un trozo de ADN no codificante, según un estudio de la Universidad de Stanford en Estados Unidos que se publica en la revista Nature.
El trabajo describe cómo las eliminaciones del ADN regulador han ayudado a esculpir la evolución de características específicas humanas. Los científicos, dirigidos por Gill Bejerano, utilizaron genómica comparativa para identificar 510 deleciones específicas humanas, secuencias que se encuentran muy conservadas entre los chimpancés y otras especies, pero ausente en el genoma humano, informa Europa Press.
Las eliminaciones representan trozos de ADN regulador, secuencias que pueden influir en la expresión de genes cercanos, y que se encuentran casi exclusivamente en bandas de ADN no codificante, cerca de genes implicados en la señalización hormonal y el funcionamiento neural.
Una deleción elimina una secuencia reguladora neural cerca de un gen supresor tumoral, una pérdida que correlaciona con la expansión de regiones cerebrales específicas en los humanos.
Otra deleción elimina una secuencia reguladora cercana del gen receptor andrógeno humano, un cambio molecular vinculado a la pérdida anatómica humana de bigotes sensoriales y espinas del pene queratinizadas.
Las espinas del pene son comunes en otros animales, incluyendo los chimpancés, macacos y ratones, pero una morfología más simplificada tiende a asociarse con la conducta monógama de ciertos primates.
Muchos estudios han intentado resolver la cuestión de qué hace al ser humano distinto al resto de organismos buscando características extra frente a las de los familiares evolutivos más cercanos.
Los científicos en el trabajo actual han descubierto interesantes características específicas humanas examinando lo perdido a lo largo de la evolución.
De igual forma, ese silencio genético podría explicar que determinadas regiones del cerebro humano sean mucho más grandes que las de los primates o que no dispongamos de bigotes sensoriales, como los gatos, para descubrir el mundo.
El equipo encontró 510 secuencias genéticas que están presentes en los chimpancés y en otros animales, pero que, "sorprendentemente, faltan en nuestro ADN", explica David Kingsley, uno de los autores del estudio. Un análisis computacional ayudó a los científicos a identificar las funciones de estos genes, casi todos reguladores, es decir, que influyen en sus genes vecinos, y observaron que están relacionadas con la señalización del receptor de hormonas esteroides como la testosterona y con el desarrollo neuronal en el cerebro.
La responsabilidad del andrógeno como hormona sexual
Una de las secuencias desaparecidas está normalmente unida a la expresión del receptor de andrógenos en los bigotes sensoriales y en los genitales. El andrógeno es una hormona sexual responsable del crecimiento de estos bigotes o vibrisas, y de la formación del hueso en los penes de muchos mamíferos.
La pérdida de estas estructuras disminuye la sensibilidad táctil de los seres humanos y elimina la espina en el pene, pero, a cambio, aumenta la duración de las relaciones sexuales en comparación con los animales y, es de suponer, también permite que éstas sean más agradables.
From lavanguardia.es 10/03/2011
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