De los zapatos de punta a los trajes blancos y los pantalones de 'tronista', estilismos a evitar en la última fiesta del año.
Es el día nacional del maximalismo, como si la palabra celebración tuviera que ir forzosamente acompañada de brillos, estampados locos y accesorios inútiles. Ellas calzan tacones que acaban en la mano y se maquillan minuciosamente sabiendo que, como cada Nochevieja, tres horas después parecerá que lo han hecho a oscuras. Ellos se permiten esas concesiones indumentarias que no se atreven a lucir en las bodas ni en otras salidas nocturnas. Y si pertenecen a ese 99% de la población que no acostumbra a tener que ir vestido de etiqueta, normalmente impera la confusión: las tiendas no suelen ofrecer una amplia gama de posibilidades festivas y no hay muchos referentes masculinos en los que inspirarse. Tampoco hay códigos establecidos. Pero antes de que el desconcierto dé paso a la euforia, le recomendamos que borre de su cabeza seis estilos de los que, probablemente, acabe arrepintiéndose. Si no quiere darle a la impacable audiencia de Instagram algo de lo que mofarse, intente no caer en ellos.
1.Cuellos extragrandes: sabemos que en ciertas personas dan un aire canalla y aparentemente despreocupado. Pero se empieza queriendo emular a Johnny Depp y se acaba emulando a Antonio Canales. Si no va a combinarlos con un collar de oro y una buena mata de pelo, lo mejor es que la camisa conserve las proporciones. Desabróchese los dos primeros botones si le horrorizan las corbatas, pero no franquee la fina línea (y los cuarenta años de diferencia) que separan el aspecto relajado de un videoclip de los Bee Gees.
2.Colores pastel: la gama cromática masculina puede parecer aburrida, y probablemente lo sea, pero quizá este no resulte el momento adecuado para las transgresiones, ni usted esté llamado a ser un revolucionario del guardarropa. Antes de vestirse, recuerde que será uno más en una fiesta masiva o en una cena de amigos, no José Corbacho presentando los Goya. Tenga en mente que en el imaginario colectivo los trajes rosas, verdes o celestes son los preferidos de los nerds en los bailes de graduación, y medite si quiere pertenecer o no a su especie. Todo lo anterior se invalida si usted posee el carisma de Bill Murray o es tan delgado, pálido y andrógino que puede hacerse pasar por un modelo de APC. En ese caso, vía libre.
3.Estrecheces: Llevar un pantalón sobreajustado no resaltará mejor sus horas de gimnasio, probablemente dificultará el bailoteo, le provocará molestias en la zona inguinal y hará que la gente le asocie con un tronista o con un componente de los One Direction. Y suponemos que no quiere eso. Esta misma ley no escrita se extiende a la chaqueta y la camisa. Más vale que sobre que no que falte. Muy bueno tiene que ser el corte slim para que sea apto para todos los públicos. Si nos hace caso y se deja llevar por las siluetas equilibradas, no caiga en el cliché de la corbata estrecha: sólo es elegante cuando le acompañan proporciones ajustadas; con un traje recto, el resultado es confuso.
4.Blanco: nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia este color puede extenderse más allá de la camisa. Sólo hay dos atenuantes posibles: que usted haya vendido varios millones de copias de su disco de hiphop o que aproveche esa noche para hacer negocios ilegales. En el primer caso, asegúrese de que su atuendo cuesta cinco cifras y resalta el brillo de sus pendientes de diamantes. En el segundo, acompáñelo de una buena dosis de gomina y unas gafas de sol para interiores. Suerte.
5.Fulares: ¿en serio quiere cargar con la responsabilidad de tener que llevar un elemento ajeno colocado con gracia durante doce horas? ¿de verdad Pablo Alborán es para usted un icono de estilo? Muy bonito tiene que ser un estampado para que el resultado sea el correcto pero, además, hablamos de un complemento sólo apto para hombres con talento: sólo unos cuantos elegidos son capaces de llevarlo sin que parezca una bufanda o la estola de un cura. Cuanto más alejado esté de los fulares menos posibilidades tendrá de que uno de ellos acabe anudado a la cabeza. Piénselo, ahora que todavía está sobrio.
6.Brillos y puntas: ni juntos ni por separado. Aléjese de lo que emita el más mínimo reflejo a no ser que compense dicho atrevimiento con una retahíla de chistes ingeniosos o sea capaz de inventar sus propias coreografías. Los zapatos puntiagudos no admiten disculpas de ningún tipo. En un mundo justo, serían motivo suficiente para prohibir la entrada en un bar. Sin embargo, póngaselos si le apetece. Es más, combínelos con corbatas estampadas, chaquetas de colores y fulares estampados. Al final, cualquier norma anterior queda invalidada por el hecho de que usted acabará con un collar hawaiano y soplando de un matasuegras, así que lo mejor, llegados a ese punto, es que se vista como quiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.