- 12 regiones cerebrales participan en el enamoramiento: ellos se enamoran por la vista y ellos por el oído.
- El efecto Romeo y Julieta existe, a más obstáculos, más fuerte es el amor.
¿Existe realmente el flechazo? ¿Es una cosa de Hollywood o es un sentimiento basado en realidades científicas? La realidad puede abrirnos los ojos. El amor a primera vista no es un mito. Todo lo contrario, se trata de una evidencia científica. En el amor, manda la cabeza y no el corazón, según los neurólogos, que calculan que solo tardamos medio segundo en enamorarnos.
12 regiones cerebrales están involucradas en el enamoramiento
Hasta 12 regiones cerebrales están involucradas en las relaciones y expresiones amorosas. "Es nuestro cerebro el que se enamora", subrayan los especialistas. Una de las regiones de la cabeza que más se estimula con el amor es la de la percepción.
El doctor Jesús Porta-Etessam explica que se tarda tan poco en enamorarse, porque el cerebro solo necesita medio segundo para liberar las moléculas neurotrasmisoras que generan distintas respuestas emocionales
¿Y cuáles son esas respuestas? En la última década se han desarrollado investigaciones que apuntan que el amor libera neurotransmisores como la adrenalina, la dopamina o la serotonina, que están relacionados con el bienestar y la sensación de sentirse liberado, alegre, y feliz.
Los avances en las técnicas de estudio del cerebro a través de imágenes han permitido observar cómo cambia la respuesta neurológica en las distintas etapas del enamoramiento. La doctora Helen Fisher señala que la actividad neuronal es distinta según se trate de amor, apego a la pareja o el deseo.
Ellos se enamoran con la vista y ellas con el oído
El cerebro de los hombres y las mujeres no se comporta igual ante el amor. Según los neurólogos, cuando ellos se enamoran desarrollan una mayor actividad en la región cerebral asociada a los estímulos visuales. Mientras, ellas activan más las áreas de la memoria.
También tiene base científica el dicho del amor al odio hay un paso. El doctor Porta-Etessam explica que ambos sentimientos estimulan un conjunto común de zonas cerebrales. La diferencia está en que mientras el amor inhibe parte de las regiones donde se procesan las ideas racionales, el odio las hiperactiva.
Explicar el proceso del enamoramiento sería imposible sin la ayuda de la dopamina, una hormona descubierta en 1952 y que actúa como neurotransmisor. En el momento del enamoramiento aumentan los niveles de dopamina y disminuyen los de serotonina. “La dopamina y la norepinefrina ayudan a focalizar nuestra atención, miramos al amado como algo nuevo y único y recordamos detalles minúsculos de esa persona. Los niveles de serotonina disminuyen y provocan un pensamiento obsesivo.
Además, buscamos la manera de tener cosas en común cambiando nuestra manera de vestir o nuestros gustos con el fin de agradarle. La causante de todo esto es la dopamina, que se asocia a la motivación y las conductas orientadas a alcanzar un objetivo concreto”, explica Carolina Bayo, coordinadora del taller ‘La química del amor’, que se imparte en la Casa de la Ciencia de Sevilla.
El efecto Romeo y Julieta es real, cuando hay obstáculo el amor se intensifica
La dosis de dopamina aumenta ante la adversidad, de ahí a menudo sintamos que los sentimientos se intensifican cuando surgen obstáculos en una relación, un fenómeno que se conoce como ‘Efecto Romeo y Julieta’. “No es de extrañar por tanto que los amantes crucen continentes para poder abrazarse unos pocos días o que cambien de trabajo o incluso que mueran el uno por el otro, cuando el sistema se activa poco podemos hacer”, asegura.
Al hacer el amor se segrega oxitocina, una hormona que juega un papel esencial en la conducta sexual y que está presente en todas sus fases: el enamoramiento, el posparto y la lactancia. Los niveles de oxitocina se disparan entre los enamorados y la segregan tanto los hombres como las mujeres al copular. En ambos casos y tal vez por ello sea la más espiritual de las sustancias químicas, sustenta la fidelidad y la creación de vínculos afectivos en la pareja.
El amor y el odio están íntimamente conectados en el cerebro, producen los mismos síntomas y ponen en actividad las mismas sustancias químicas. “De ahí que el cerebro humano haya capacitado al amante abandonado a odiar fácilmente a la persona que adoraba. De hecho, si se analizan los ciclos cardíacos de una persona no se puede apreciar diferencia entre si una persona acaba de matar o ha tenido un orgasmo”, explica Carolina Bayo.
La serotonina es la que encabeza la lista de las sustancias que afectan al proceso de desamor. De hecho, sustancias como el Prozac elevan los niveles de esta sustancia en el cerebro, cuya falta se asocia con síntomas de agresividad, depresión y ansiedad. La decepción amorosa deja paso a una enorme tristeza.
El desgaste energético del desamor provoca resignación o desesperación
El amante rechazado siempre se termina por rendir, puesto que el cuerpo humano no puede hacer frente de una forma tan prolongada a un desgaste energético semejante. “Los sentimientos de resignación y desesperación son los protagonistas del final del amor y están directamente asociados con el sistema de recompensa del cerebro y con su combustible, la dopamina”, nos cuenta la coordinadora del taller ‘La química del amor’.
Las células de dopamina disminuyen entonces su actividad y esto conlleva un cierto letargo y abatimiento. “Tras la ‘borrachera química’ del enamoramiento, el cuerpo y la mente deben recuperarse. Si nos pasáramos toda la vida enamorados no tendríamos suficiente energía para hacer ninguna otra actividad, por eso es biológicamente necesario que disminuya o termine”. En este sentido, sería el hipotálamo, una parte nuclear del cerebro, el que se encarga de poner orden y crear lazos de cariño, convirtiendo la ‘locura’ del enamoramiento en un sentimiento de calma y unión.
Algunos curiosos estudios científicos
La ciencia ha conseguido comprobar muchas de las hipótesis vertidas sobre el amor, pero también ha podido tumbar algunas creencias que no por arraigadas tenían una mayor dosis de verdad. Estos son algunos de los estudios más curiosos en torno al amor.
Amor materno y amor romántico coinciden más de lo que se cree. Dos investigadores del Instituto Max Planck de Tubinga, en Alemania, Andreas Bartels y Semir Zeki, comprobaron, escaneando los cerebros de algunas madres mientras miraban a sus hijos que la mayor parte de aquellas regiones del cerebro humano conocidas por contener receptores de vasopresina y oxitocina se activan tanto con el enamoramiento como con el amor maternal. El amor romántico y el amor maternal coinciden en lo que concierne al sistema nervioso. Ambos comparten la misma neurobiología y un fin evolutivo crucial: la perpetuación de la especie.
Dormir tras la cópula es algo científico. Según diversos estudios, la vasopresina podría ser responsable del rechazo tras la cópula, que algunos vinculan equivocadamente a la realización del acto sexual sin que medie un vínculo afectivo. Según un estudio de las universidades deMichigan y Albright, en Pennsylvania, la tendencia a quedarse dormido tras hacer el amor está asociada con una mayor unión y afecto entre la pareja y muestra un mayor deseo de unión.
A ellas les gustan los hombres que les hacen reír y a ellos las mujeres que ríen sus gracias
En un estudio realizado por la Universidad de Cornell entre mil personas de entre 18 y 24 años, se llegó a la conclusión de que las cualidades más apreciadas para la vida en pareja era la fidelidad, seguida del atractivo físico y el compromiso para formar una familia, quedando el estatus social y la riqueza en cuarto y quinto lugar. Por otro lado, en otro estudio realizado por la Universidad de McMaster en Ontario, Canadá, se llegó a la conclusión de que el humor facilita la relación en pareja, pero es valorado de forma diferente entre hombres y mujeres. A ellas les gustan los hombres que las hagan reír, mientras que a ellos les gustan las mujeres que les ríen las gracias.
La fórmula del amor.... parece que existe
La multinacional Coca-Cola reunió a un nutrido grupo de científicos para encontrarla y su resultado aparece en el último capítulo del libro deEduardo Punset, ‘El viaje al amor’. La fórmula es A= (a+i+x) k, donde ‘a’ es el apego, que parte del amor maternal; ‘i’ es la inversión parental, esto es, la cantidad adecuada de hijos y de atención recibida; ‘x’ es la estabilidad emotiva; y ‘k’ sería el entorno institucional.
Enamorarse, tan fuerte como la cocaína
Un experimento liderado por el psicólogo Arthur Aron de la Universidad de Nueva York asegura que el comienzo del enamoramiento hace el mismo efecto en el organismo humano que una dosis de cocaína. A los participantes del experimento les mostraron fotos de sus enamorados y su cerebro se saturó de dopamina.
El flechazo existe
Los sistemas de neurotransmisores como la dopamina pueden activarse rápidamente ante una persona que resulta atractiva, produciendo una sensación de bienestar y apego. Según la investigadora de la Universidad de Siracusa, Stephanie Ortigue, el amor puede ser verdaderamente fulminante, cifrando su rapidez en dos décimas de segundo.
lainformacion.com
jueves, 12/02/15 - 21:33
http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/existe-el-flechazo-si-nuestro-cerebro-tarda-medio-segundo-en-enamorarse_J6No45Y85b0KEc0MdG67K7/
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