sábado, 9 de junio de 2018

Las dos caras de la fiebre del oro negro en la Cuenca Pérmica: alimenta y mata de hambre a la vez


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  • Foto de Dreamstime
  • El sector petrolero está acaparando toda la fuerza laboral de la zona
  • Hasta los policías están dejando su trabajo para ir a los pozos de petróleo
  • El salario por hora en el sector del crudo es muy difícil de igualar

La economía crece con vigor, la recaudación de impuestos se ha disparado y la tasa de paro ha caído hasta el 2,1%. A priori, esta es la combinación económica soñada por cualquier país. Sin embargo, en la ciudad texana de Midland se están empezando a vislumbrar las desventajas del fuerte crecimiento de la industria del petróleo, el sector que lleva en volandas a la economía: no hay trabajadores para otros sectores.

Esta región ha sido históricamente productora de crudo, incluso antes de la aparición del fracking y el shale oil. Cuando los precios del crudo subían, la economía crecía al calor de los precios del petróleo, al igual que cuando esta materia prima se estrellaba, Midland y sus alrededores sufrían las consecuencias. Hoy, tras dos años de bajos precios, el petróleo se encuentra por encima de los 75 dólares, un nivel suficiente para que la industria de la zona obtenga grandes rentabilidades tras años de mejoras productivas. El shale y el petróleo convencional se lo llevan todo.

Alimenta y mata de hambre

Como destacan desde la agencia Bloomberg, el shale está alimentando y matando de hambre a la vez a las zonas que se encuentran alrededor de la Cuenca Pérmica, la mayor zona productora de petróleo de EEUU. Esta cuenca ya bombea 3,2 millones de barriles al día.
Por un lado, este boom del crudo ha permitido que los impuestos sobre ventas se hayan incrementado mes a mes durante el último año y que los salarios se hayan disparado. Pero el problema es que el resto de sectores no pueden seguir el ritmo de la industria del petróleo y están teniendo serias dificultades para encontrar trabajadores.
Jerry Morales, el alcalde de Midland y dueño de una cadena de restaurantes en la zona, explica a la agencia Bloomberg que "la economía está on fire", pero reconoce que el fuego también suele quemar. Todo gira en torno al crudo: los perforadores, proveedores de servicios logísticos, compañías de transporte de petróleo... están acaparando toda la mano de obra. Desde policías hasta empleados de supermercados han dejado sus trabajadores para unirse a la fiebre del oro negro.
La industria del petróleo sigue necesitando trabajadores de cualquier tipo, no es necesario contar con una gran formación para muchas de las tareas, mientras que las que sí requieren algún tipo de entrenamiento la propia empresa se ofrece a dar esa formación gratis. "Es una locura", dice Jazmin Jiménez, de 24 años, que completó un programa de formación de dos semanas en Nuevo México en el Junior College en Hobbs, a unos 100 kilómetros al norte de Midland, y que ha sido contratado por Chevron como supervisor de las bombas de extracción de un pozo. "Honestamente, nunca pensé que me vería en una compañía petrolífera. Pero ahora que estoy aquí lo es todo para mí".
Estos movimientos parecen lógicos, teniendo en cuenta los 28 dólares por hora que gana Jiménez, que duplican lo que ganaba hasta diciembre como guardia de seguridad en el Centro Correccional del Condado de Lea en Hobbs. Sin embargo hay miedo a que esta fiebre del shale acabe, pero Jiménez cree que las oportunidades hay que aprovecharlas mientras duren y ahora el petróleo es el sector que mejor paga a los trabajadores, sobre todo a los que antes contaban con empleos precarios.

Los boom no son para siempre

No obstante, se espera que el boom del shale se prolongue lo más posible. Las empresas son más conscientes de los costes que nunca, y la evolución de la tecnología aplicada a los yacimientos petrolíferos continúa mejorando la eficiencia a la hora de encontrar y producir petróleo. Este procedimiento es ahora mucho más rápido y más barato en las capas de rocas que atrapan el shale en la Cuenca Pérmica.
No hay duda de que el lado económico es grande en la cuenca, que cubre una gran porción de terreno en el oeste de Texas y el sureste de Nuevo México. Midland ha experimentado incrementos anuales, como mínimo, del 34% en la recaudación de impuestos sobre ventas en cada uno de los últimos cuatro meses. Morales asegura que las arcas están lo suficientemente llenas como para incrementar los salarios de los trabajadores de la ciudad, para que no se marchen de una forma desesperada hacia los campos petrolíferos.

Los precios de la vivienda se disparan

La escasez de mano de obra se ve agravada por la fuerte subida que ha registrado la vivienda: la oferta de viviendas a la venta es la más baja de la historia, según el Texas A & M Real Estate Center. El precio medio es de 325.000 dólares en Midland. Los alquileres de apartamentos en Midland y Odessa se han disparado más de un tercio en el último año.
Esa es una de las razones por las que el Distrito Independiente del Condado de Ector tiene más de 100 puestos docentes abiertos, asegura el portavoz Mike Adkins. Las personas que se mudan para trabajar se quedan atónitas por el coste de la vida. "Eso realmente me sorprendió", explica, porque la reputación de Texas es que es asequible. "En Texas, sí, excepto aquí".
Morales, que lleva toda su vida en Midlander al igual que sus padres, ha visto esta situación muchas veces. Los precios del petróleo suben, y las compañías energéticas ofrecen salarios tan increíbles que los restaurantes, supermercados, hoteles y otros negocios no pueden competir. La gente se queja por el mal servicio y las largas colas en McDonald's y Walmart y en sus restaurantes favoritos. Los alquileres se disparan.

Demasiada influencia del petróleo

"Esta es mi ciudad natal". No quiero esa reputación ", asegura en declaraciones a Bloomberg. Pero no existen soluciones fáciles, el alcalde no sabe qué hacer en una ciudad que ha estado en la montaña rusa de la industria petrolera durante casi 100 años.
Sin embargo, Morales, que tiene una cadena de restaurantes en la zona, ha ideado estrategias para sus restaurantes. Por ejemplo, ahora emite cheques de pagos semanales, en lugar de dos veces al mes, y ofrece más oportunidades para trabajar horas extra. También hace ofertas de sentido común a los empleados tentados por la llamada de la sirena del Pérmico.
Su discurso: "Si te quedas conmigo, puedo darte las tres cuartas partes de lo que te dará el petróleo, pero no tienes que ensuciarte o preocuparte por tu seguridad física. Y tal vez, cuando se estrelle el crudo, todavía seguirás teniendo un trabajo".

ELECONOMISTA.ES
8/06/2018 -
http://www.eleconomista.es/materias-primas/noticias/9194129/06/18/Las-dos-caras-de-la-fiebre-del-oro-negro-en-la-Cuenca-Permica-alimenta-y-mata-de-hambre-a-la-vez.html

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