La ruptura no deseada e inesperada de una relación puede provocar traumas emocionales (AntonioGuillem / Getty Images/iStockphoto)
El duelo tras una separación es directamente proporcional a la intensidad del compromiso existente
Mi última pareja me acaba de dejar. Volvíamos de vacaciones y han sido unos días preciosos y llenos de buenos momentos. Al parecer, sólo para mí. Por lo visto ella no lo vivió igual, y a la vuelta ha decidido que no quiere seguir conmigo. Ahora mismo no veo nada claro, solo la echo de menos y quiero estar con ella. Tengo miedo de no superarlo, y por eso contacto. Me gustaría saber qué va a ocurrir, es la primera vez que me dejan sin esperarlo. Estoy hundido, gracias.
El duelo es la vivencia psicológica tras una pérdida en la que se desencadenan potentes reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas, todas ellas naturales y esperables. Podríamos definir el duelo de una ruptura de pareja como un shock sentimental, un estado de parálisis psicológica, desorientación y vacío. Aunque cada persona es un mundo, y hay maneras muy distintas de vivir esta experiencia.
La ruptura no deseada produce una desorganización del yo en todas sus dimensiones. Puede provocar ansiedad y depresión, sintomatología de estrés postraumático y síndrome de abstinencia. Adicionalmente, esta vivencia es susceptible de originar dudas respecto a uno mismo, al otro y miedos hacia el futuro.
Se ha descubierto que el duelo tras una ruptura es directamente proporcional a la intensidad del compromiso existente en la relación amorosa. La mayoría de la gente asegura que le lleva alrededor de un año superar la ruptura.
El proceso
Seis etapas emocionales
Se pasan por seis etapas emocionales durante este período de duelo: el shock, la pena, la adjudicación de la culpa, la resignación (la etapa del adiós), la reconstrucción y la resolución.
Cada persona las supera a un ritmo distinto, dependiendo de los factores personales de casa caso. También puede ocurrir que durante el proceso se produzcan pasos hacia atrás y hacia delante.
1. El shock
Primera etapa definida por la sensación de paralización y desorientación. Se producen sentimientos de negación (uno piensa que no puede ser verdad), incredulidad (“no me puede estar pasando) y angustia (“¿qué hago?”). La vida se estanca de golpe, y la negatividad se impone en el día a día. Este shock tiende a durar normalmente como máximo un mes. Entonces es cuando llega la sensación de pérdida.
2. La pena
Esta fase se caracteriza por un estado de irritabilidad, mal humor, furia, tristeza y miedo por la incertidumbre. Aparece el impulso de contactar con la expareja. Es la etapa de lamentarse por la pérdida y rememorar todo lo vivido juntos.
3. La adjudicación de la culpa
En la siguiente fase llega la necesidad de encontrarle sentido a todo lo ocurrido. Intentar analizar qué salió mal y de quién es la culpa. Aparece la ira, la rabia dirigida hacia la otra persona por el daño provocado, o hacia uno mismo por el fracaso. También hay una sensación de ansiedad flotante (búsqueda del porqué), momentos de soledad y ataques de angustia. Hay mucha labilidad emocional (odio, tristeza, angustia, libertad, alegría, dolor, injusticia, perdón, ternura, etcétera.) y aparecen los miedos habituales: no ser capaz de superarlo, no volver a amar y ser amado o miedo a volver a confiar.
4. La resignación
Llegados a esta etapa, ya ha pasado lo peor, y es momento de asumir que no hay marcha atrás y que el adiós a la relación es definitivo. No es una situación fácil, pero ya nos sitúa en la rampa de salida de la angustiosa situación de las semanas o meses previos. Empezamos a sentirnos libres, primer paso para seguir adelante con nuestra vida.
5. La reconstrucción
Esta etapa es el inicio de la reconstrucción activa de nuestra vida sin pareja. Empiezan a haber más días buenos que malos. Aparecen las ganas reales de empezar a salir y vivir. Y es cuando se aprende de todo lo vivido.
6. La resolución
Y finalmente, llega la resolución del duelo, el inicio de un nuevo ciclo vital. Este es el momento de decidir o poder abordar con serenidad el inicio de una nueva relación amorosa.
Superar la ruptura cuesta más cuando hay terceras personas, por el daño a la autoestima
Durante todas estas etapas, la persona deberá aceptar que la pérdida es real e irreversible, le tocará vivir el dolor de esa pérdida y readaptarse a la nueva realidad sin la persona amada, hasta poder llegar a invertir la energía en una nueva persona (o no).
También hay que tener en cuenta que hay factores que pueden determinar que una ruptura sea natural y más breve, o bien traumática y mucho más compleja. Cuando una ruptura es inesperada afecta mucho más, así como cuando existen terceras personas, por el daño que ello produce a la autoestima. Del mismo modo, si había un alto grado de compromiso con la pareja y proyectos en común también puede resultar más difícil superar el trance. Ocurre lo mismo cuando la persona que no desea seguir con la vida en común no es hábil o sensible a la hora de comunicar su decisión y de finalizar con la relación.
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