Pagar con una moneda virtual sigue sonando a ciencia ficción para gran parte de la población. Las criptodivisas, a las que se asocia con un activo financiero volátil y sin regular por los bancos centrales, tienen en su ADN otra vertiente más desconocida y amable: servir como medio de pago.
Hasta el momento domina como un activo de inversión arriesgado y sin respaldo financiero. Su uso como dinero, sin embargo, ya está llamando a la puerta. Microsoft permite a los usuarios pagar con ethereum, una de las cripto más generalizadas, en su servicio en la nube, Microsoft Azure. También acepta la más popular de todas, bitcoin, para compras desde la cuenta personal de Microsoft: juegos, películas o aplicaciones.
Expedia, una de las mayores webs de viajes, también permite al cliente hacer transacciones con bitcoin. Y Fotocasa registró en marzo una treintena de inmuebles a la venta a cambio de esta criptomoneda. Otras empresas como KFC, Subway o Starbucks han dado los primeros pasos en la adopción de esta forma de pago virtual.
El desembarco, en todo caso, se está produciendo con matices y reservas. "Una cosa es que sea un medio de pago y otra que la transacción se quede en el balance del comerciante como bitcoin. Lo que ocurre es que se está convirtiendo a euros", señala Javier Molina, portavoz de eToro. "Todavía estamos lejos de la estandarización como forma de pago mientras tenga esta volatilidad", añade. Miguel Camiña, asesor financiero de Micappital, presente en la red de Finect, concede que "como medio de pago en España algunas entidades empiezan a ofrecerlo", pero se muestra cauteloso: "No sabemos del todo para qué tipo de operaciones las están aceptando las grandes empresas y bancos mundiales".
Criptan es una de las firmas españolas que más ha explorado el uso de estas monedas virtuales. Ofrece a sus clientes soluciones de pago con tres de las miles de criptomonedas que existen, aquellas más asentadas. Jorge Soriano, cofundador y director ejecutivo de la empresa, afirma que "esto es una forma de dinero y la gente va a querer gastar y disfrutar esa rentabilidad. Las criptos han llegado para ser adoptadas por la gran mayoría de la población, no por un sector minoritario que especule con ellas".
La idea de la compañía es convertir en cotidiano el uso del dinero virtual, aunque son conscientes de que faltan por quemar varias etapas hasta que no se controlen las fluctuaciones de este activo. Criptan cuenta con dos vías de pago: la tarjeta MasterCard -"porque psicológicamente a la gente le da confianza tener una tarjeta como las del banco"- y la pasarela de pago para pagar directamente con una criptomoneda. "Estamos yendo a México para dar acceso a Latinoamérica, para que puedan entrar donde tienen interés las criptomonedas como dinero, porque allí sus monedas son mucho más volátiles", señala Soriano.
Precisamente los mercados con divisas más inestables para Miguel Camiña pueden ser los mayores beneficiarios de las criptomonedas. "Ahí puede que bitcoin sea un medio de pago más protegido al estar controlado por una cadena entera, el blockchain, y no por una sola autoridad monetaria". También en zonas de África donde a una moneda débil se suma que hay poca penetración de los bancos. "Un porcentaje alto de usuarios tiene allí acceso a internet pero no a la banca. Sería una buena forma de usarlo como medio de pago", concede el asesor de Micappital.
Otras voces aseguran que la volatilidad, el mayor caballo de batalla, puede ser contrarrestada. Miguel Caballero, tokenomics manager en Criptonáutika, explica que hay "formas de modelizar un token para evitar la volatilidad. Si somos capaces de generar un instrumento financiero que dé una rentabilidad, con independencia de que la cripto suba o baje, con las garantías que tiene en cuanto a liquidez, para poder entrar y salir cuando quieras".
Criptos para el día a día
El uso de criptodivisas por parte de particulares y de empresas se está haciendo hueco en España. El turismo es la apuesta de Criptan para captar clientes. Un sector en el que aprecian una adopción cada vez mayor de este formato de pago virtual. "Nos hemos enfocado mucho en ese sector como un inicio porque tienes una moneda que es global y a la gente no le obliga a hacer un cambio de divisa", señala Soriano.
La empresa de crowdfunding inmobiliario Housing contrató sus servicios para tener un método de pago de criptos, igual que el motor de búsqueda de hoteles Mirai y algunas cadenas hoteleras y de supermercados, que están integrándose en esta firma.
La construcción también toma posiciones y apuesta por las criptodivisas en las operaciones de bienes inmuebles. La promoción Onda Serrano se convertirá en la primera con una arquitectura 'covid-free' de España y, de paso, también en el primer proyecto inmobiliario financiado íntegramente con tokens. La promoción se localiza en el centro de Málaga y obtiene fondos con una oferta de tokens de seguridad (STO, por sus siglas en inglés) aprobada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los interesados pueden posicionarse en ella con una inversión a partir de 500 euros.
Miguel Caballero explica que el modelo de recaudación opera con dos tokens (activos digitales que se usan en el ecosistema de un proyecto): "Ondafijo tiene una tasa de interés anual del 10,5%, y ondavariable ofrece una rentabilidad u otra en función de lo que se revalorice el m2 en Málaga en 30 meses", indica el integrante de Criptokuántica, compañía detrás del proyecto.
¿Cómo declaran las criptodivisas ante Hacienda?
La nueva Ley de Lucha contra el Fraude, aprobada este verano, incorpora la obligación de informar sobre la tenencia y operativa con monedas virtuales a los contribuyentes españoles. Se exigirá información sobre saldos y titulares de criptomonedas. También de "todo tipo de operaciones que se hayan efectuado con ellas". El modelo 720 será el formulario donde el contribuyente informará de "declaraciones de bienes y derechos en el exterior sobre la posesión de criptodivisas en el extranjero".
Las criptomonedas guardadas en mercados de intercambio de otros países (exchanges) también deberán ser declaradas. La obligación, eso sí, es para cuantías superiores a los 10.000 euros.En cambio, no se aplica a las criptomonedas guardadas en monederos personales.
