- Según Schroders, la subida de las temperaturas afectará a la productividad
- El mayor golpe será para India, Brasil, México y Sudáfrica
Las imágenes del fuego devorando Grecia y Turquía, las inundaciones en Europa central o la inusual ola de calor que azotó América del Norte en junio son pruebas irrefutables de que el cambio climático es ya una realidad que está afectando a todos los rincones del planeta.
El ultimátum climático lo acaba de lanzar el panel de expertos de la ONU esta semana, recordando que a un ritmo en el que la temperatura global alcance o supere, de media, los 1,5°C de calentamiento durante los próximos 20 años, estos episodios serán cada vez más frecuentes. Y en el peor escenario, si las emisiones siguen creciendo a la velocidad actual, estiman que a finales de siglo se llegaría a un incremento de 4,4 grados, algo que multiplicaría la intensidad y frecuencia de estos fenómenos extremos.
¿Qué implicaciones tiene el calentamiento global para los inversores? Desde el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), organismo ligado a la ONU, señalan que es probable que todos los países experimenten un aumento de las temperaturas a finales de siglo, pero el calentamiento global será más grave en algunas regiones, por lo que el impacto económico del cambio climático tendrá importantes repercusiones en la rentabilidad de los activos.
Desde Schroders han analizado las previsiones de rentabilidad a 30 años e incorporado el impacto del calentamiento global en la productividad como un factor clave para analizar qué consecuencias tendrá sobre el desempeño de las acciones a largo plazo.
"Las acciones canadienses, británicas y europeas obtendrán mayores rentabilidades en comparación con un escenario de mercado sin cambio climático"
Así, comparando los beneficios de la renta variable a 30 años con y sin calentamiento global, las acciones canadienses, británicas, europeas y estadounidenses obtendrán mayores rentabilidades en comparación con un escenario de mercado sin cambio climático. Por el contrario, es una mala noticia para los inversores en renta variable de los mercados emergentes, ya que el mayor golpe lo recibirán India, Brasil, México y Sudáfrica.
El factor de la productividad
"Existe una relación cuadrática entre el crecimiento de la productividad y la temperatura", explica Irene Lauro, economista de la entidad británica. ¿Qué significa esto? "Que la productividad de los países fríos aumenta a medida que aumentan las temperaturas anuales, pero cuando las temperaturas anuales son superiores a 12-13°C, la productividad empieza a disminuir", destaca la experta.
De esta forma, un aumento de temperatura en los países fríos podría abrir nuevas zonas al cultivo o más partes del mar podrían ser navegables y estar disponibles para la pesca al derretirse el hielo. Sin embargo, se espera que en los países cálidos la producción agrícola disminuya como consecuencia del aumento de la desertización y que la producción ganadera también disminuya debido al aumento del estrés térmico.
"La productividad se deteriora en Australia y en la mayoría de los países con mercados emergentes"
"Suiza, Canadá, Alemania, Francia y el Reino Unido estarán mejor posicionados en un escenario en el que el calentamiento global aumenta más de 3°C por encima de los niveles preindustriales", señala Lauro. Por el contrario, "la productividad se deteriora en Australia y en la mayoría de los países con mercados emergentes", sentencia.
El informe recuerda que la literatura científica sobre la economía del cambio climático sugiere que las catástrofes naturales podrían impulsar la productividad de las empresas y promover el crecimiento a largo plazo. "Esto se debe a que las empresas que sobreviven actualizan su capital y adoptan nuevas tecnologías. Esta hipótesis de que las catástrofes estimulan el crecimiento se denomina destrucción creativa", explica Lauro.
Con todo, la economista recuerda que un estudio reciente analizó la exposición física de los países al universo de los ciclones tropicales y encontró pruebas sólidas de que los ingresos nacionales disminuyen, en línea con su tendencia anterior al desastre, y no se recuperan en 20 años.
En busca de rentabilidad
Los índices sostenibles batieron, en términos generales, a los convencionales en 2020 en un ejercicio marcado por la pandemia en el que el dinero buscó como nunca refugio en los valores que más atención prestan a los riesgos ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno).
En 2021 esta tendencia no está siendo tan clara por la rotación de las carteras hacia el ciclo y, como consecuencia, las rentabilidades están bastante igualadas. La versión responsable del MSCI World suma desde enero un 16%, superando por tan sólo un punto porcentual a su referencia. En EEUU, el S&P 500 ESG supera en 64 décimas al S&P 500. El que peor lo hace es el índice europeo sostenible, que se deja 5,5 puntos de rentabilidad frente al MSCI Europe.