lunes, 12 de febrero de 2024

Aparecen lobos mutantes resistentes al cáncer en Chernóbil



Los lobos deambulan libres por la zona de exclusión de Chernóbil. 
(REUTERS/Vasily Fedosenko)



Un nuevo estudio asegura que los lobos que viven en la zona de exclusión de Chernóbil han desarrollado genomas resistentes al cáncer que podrían ayudar a los humanos a combatir la enfermedad




Hace ya casi 40 años desde que sucedió la peor catástrofe nuclear de nuestra historia y la zona de exclusión de Chernóbil es ahora un paraje verde dominado por animales salvajes y, hasta hace poco, por el Ejército ruso. Una científica ha decidido estudiar por qué esos animales parecen no estar afectados por la radiación todavía presente en la zona y ha descubierto una mutación genética en los lobos que les hace resistentes al cáncer.

En 1986, el reactor nuclear de la central de Chernóbil, situado en Prípiat, una localidad al norte de Ucrania, explotó tras una cadena de desastrosas decisiones tomadas por sus supervisores. La radiación emitida tras la explosión hizo que se estableciera la Zona de Exclusión de Chernóbil, una extensión de 1.000 m² que aún hoy está cerrada al público.

Una vez que los humanos se vieron obligados a abandonar la zona, la vegetación y los animales la ocuparon por completo. Algunos, como las aves, experimentaron graves defectos genéticos, pero otros, como los perros o los lobos, se han adaptado y parecen vivir sin problemas en ese ambiente tan agresivo.

Cara Love, bióloga evolutiva y ecotoxicóloga en el laboratorio de Shane Campbell-Staton en la Universidad de Princeton, lleva una década estudiando cómo ha sido la mutación de los lobos que les ha permitido sobrevivir en un entorno de alta radioactividad. La investigadora ha compartido los resultados de su investigación en la reciente Reunión Anual de la Sociedad de Biología Integrativa y Comparativa celebrada en Seattle (EEUU).


Una investigación a distancia

Love y su equipo se adentraron en la zona de exclusión de Chernóbil por primera vez en 2014. Los investigadores colocaron collares GPS equipados con medidores de radiación a los lobos salvajes y les extrajeron muestras de sangre para conocer su respuesta a la radiación cancerígena.

La investigación ha sufrido varios reveses que han impedido que el equipo pueda volver más veces, primero debido a la pandemia y luego a la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, Love asegura que los collares electrónicos les han permitido seguir midiendo a tiempo real dónde se encuentran los lobos y el nivel de radiación a la que están expuestos.

Esos sensores marcan que el nivel de radiación que les llega a los lobos diariamente durante toda su vida es de 11,28 milirems (la unidad que mide las dosis de radiación absorbida). Esa cantidad, dice la investigadora, supera en más de seis veces el límite de seguridad establecido para los humanos.


Arma contra el cáncer

Con los datos en la mano, los investigadores descubrieron que el sistema inmunitario de los lobos de Chernóbil es distinto al de los lobos normales. Love lo asemeja al estado en el que se encuentran los enfermos de cáncer que han sido tratados con radioterapia.

El equipo ha sido capaz de identificar las partes específicas del genoma de los lobos que parecen ser resistentes a un mayor riesgo de cáncer. Este hallazgo es especialmente valioso, ya que sabemos que los cánidos combaten el cáncer de forma más parecida a como lo hacen los humanos que, por ejemplo, los ratones de laboratorio.

Además, Love cree que los perros de Chernóbil, descendientes de las mascotas que quedaron abandonadas cuando se fueron los residentes, también podrían tener una resistencia similar al cáncer. Aunque confiesa que todavía no ha podido realizar las mediciones necesarias para corroborarlo.

La investigadora cree que este descubrimiento podría ser clave para entender cómo las mutaciones genéticas en humanos pueden aumentar las probabilidades de sobrevivir al cáncer. Algo que normalmente ocurre al revés. Muchas mutaciones genéticas conocidas —como las del gen BRCA que aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de mama— favorecen la aparición de células cancerígenas.