viernes, 23 de febrero de 2024

El renacimiento de la energía nuclear: de la bomba atómica y Chernóbil a salvación de la economía

 



  • La dura realidad fuerza a Occidente a volver a invertir en energía nuclear
  • Francia, el Reino Unido y los Países Bajos duplican su flota de reactores
  • "Con una pastilla de uranio se cubre el consumo un español durante cuatro años"



El renacimiento de la energía nuclear ha comenzado. El impacto de la bomba atómica y los desastres nucleares en la sociedad han impedido, probablemente, que este renacimiento llegase mucho antes. Tras años de muy mala prensa, críticas despiadadas y planes para reducir el peso de la nuclear en el mix energético, la inversión para relanzar este tipo de fuente de energía ha despertado. Un giro de 180 grados forzado por la cruda realidad. La guerra de Ucrania y el propio avance de las energías renovables (aunque parezca contradictorio esto último) han demostrado que la independencia energética y la transición hacia un modelo sostenible resulta imposible, hoy en día, sin una energía estable y parcialmente limpia como la nuclear. A falta de gas ruso (contaminante), las renovables aún no están lo suficientemente maduras como para ser la gran fuente que alimente la economía y la vida de miles de millones de personas.

Esta energía ha contado con una desventaja fundamental respecto al resto: su estrechísima relación con la bomba atómica y las armas nucleares. El poder destructor de las armas nucleares y los desastres en la Unión Soviética o Japón han generado (como es lógico) durante años un fuerte rechazo en la población sobre esta fuente de energía, que, además, se ha visto agudizado por el 'buen' trabajo de activistas antinucleares. "La desinformación y/o la ausencia total de comunicación sobre diferentes aspectos de la energía nuclear, como los accidentes, la gestión del combustible gastado y la proliferación, han llevado a esta idea errónea", asegura en un nuevo informe Jeremie Peloso, estratega de BCA Research.

"Los temores a accidentes nucleares son comprensibles, pero en gran medida exagerados por dos razones. En primer lugar, acontecimientos como Three Mile Island, Chernóbil o Fukushima Daiichi son acontecimientos de riesgo extremo. En segundo lugar, las consecuencias en términos de heridos y víctimas de estos incidentes se han exagerado. A excepción de Chernóbil, no hubo víctimas directas producto de estos 'desastres nucleares' ni en Three Mile Island (EEUU) en 1979 ni en Fukushima Daiichi (Japón) en 2011, y más tarde se demostró que sus consecuencias radiológicas fueron mínimas. Un hecho mucho menos conocido sobre Chernóbil es que la planta nuclear siguió funcionando durante 14 años después del accidente y recién se cerró en 2000 bajo presión política de la Unión Europea y garantías económicas", aseguran desde BCA Research.

Por otro lado, está la sempiterna asociación mental que realizan muchas personas entre la energía nuclear y la bomba atómica. Sin embargo, desde la Agencia Internacional de Energía Atómica y desde BCA Research explican que es "muy importante destacar que el combustible gastado utilizado en los reactores nucleares nunca podría usarse para fabricar una bomba atómica, ya que las armas nucleares necesitan uranio enriquecido al 93% o más, en comparación con el uranio enriquecido entre un 3% y un 5% que utilizan la mayoría de los reactores comerciales".

"La ironía es que se han utilizado reactores nucleares civiles para deshacerse de las armas nucleares. Entre finales de la década de 1990 y 2013, el 10% de la electricidad estadounidense se generó en reactores nucleares utilizando ojivas nucleares exsoviéticas desmanteladas en el programa Megatones a megavatios".

La nueva era de la energía nuclear

Pese a todo lo anterior, finalmente no ha sido la lógica, sino la necesidad (cuando nos tocan el bolsillo todos reaccionamos) la que parece estar permitiendo a la energía nuclear superar esta mala fama. Aun así, más vale tarde que nunca. Esta dura dosis de realidad está llevando a que la industria nuclear gane impulso de una manera que no se había visto en décadas, facilitada por importantes avances políticos. En EEUU, la Ley de Reducción de la Inflación refuerza el papel de la energía nuclear en la energía limpia en Estados Unidos, mientras que la Unión Europea finalmente incluye la energía nuclear en su Taxonomía de energía verde.

Manuel Fernández Ordóñez, Doctor en Física Nuclear y analista energético, comenta en declaraciones a elEconomista.es que "la opinión pública ha cambiado de posición de manera muy clara con respecto a la energía nuclear. El riesgo de seguridad de suministro y los altos precios de la electricidad que hemos vivido en los últimos años nos han hecho reflexionar sobre la importancia vital de contar con fuentes de energía fiables y competitivas capaces de abastecer la demanda en todo momento". Incluso se ha creado, recientemente, una organización verde en Cataluña, conocida como Econuclear, que apoya la energía nuclear como fuente para promover una transición energética segura.

Algo que hoy parece evidente, no lo era para los políticos europeos hace tan solo tres años. El gas, que sí emite CO2, fue elegido la energía de apoyo para la transición energética. Cuando las renovables fuesen incapaces de generar la energía suficiente para abastecer la demanda de los países europeos (y desarrollados en general), la quema de gas aparecería como apoyo. Ahora, en un intento por reducir los ingresos que obtiene Rusia con la venta de gas a Europa, todo hace indicar que ese papel de 'energía de apoyo' lo va a ocupar la nuclear: "Esto, unido a que la energía nuclear no emite CO2 la convierte en una de las tecnologías fundamentales para la transición energética que estamos enfrentando. La energía nuclear es imprescindible en este sentido. Y la sociedad es cada vez más consciente de ello", sentencia Fernández Ordóñez.

Muchos países han dado un giro de 180 grados en materia de energía nuclear. Entre estas economías destacan Estados Unidos, Corea del Sur, Bélgica y Finlandia. Incluso Japón, el único país que sufrió tanto un ataque nuclear como un incidente en una central, ha vuelto a poner en funcionamiento reactores nucleares. Mientras tanto, países pronucleares como Francia, el Reino Unido y los Países Bajos están duplicando sus flotas de reactores nucleares. Además, un número cada vez mayor de países que hasta la fechan han renunciado a generar energía nuclear, como Polonia, Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, ahora lo están considerando, según destaca un informe de BCA Research sobre el boom en inversión que empieza a vivir este sector.

Los economistas de la casa de análisis americana destacan que la energía nuclear alcanzó un hito histórico en la COP28 de las Naciones Unidas en Dubai en diciembre pasado, cuando 20 países, incluidos Estados Unidos, Francia, Japón, Canadá y el Reino Unido, lanzaron la Declaración para triplicar el peso energía nuclear. El objetivo de la declaración es triplicar la capacidad de energía nuclear a nivel mundial para 2050, muy por encima de los escenarios net zero de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Este escenario se refiere al equilibrio entre la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se produce y la cantidad que se elimina de la atmósfera.

El objetivo principal de la declaración exige una desviación masiva de capital hacia la inversión nuclear. La Agencia Internacional de la Energía estima que la inversión nuclear mundial ya dio un salto sustancial en 2023, hasta alcanzar los 63.000 millones de dólares desde 50.000 millones de dólares en 2022 y desde un promedio de 32.000 millones de dólares entre 2011 y 2021. Según su escenario 'net zero', la AIE pronostica que la inversión nuclear global promediará 125.000 millones de dólares cada año entre 2026 y 2030. "No es de extrañar que los precios del uranio estén por las nubes", aseguran desde BCA Research.

Aun así, hasta para la subida de precios hay soluciones. Una pasa por la propia reacción del mercado y los agentes a los incentivos. Ahora que el precio de uranio se está disparando, se genera un incentivo para incrementar su búsqueda y extracción. Otra pasa por soluciones más futuristas y extravagantes como la investigación para generar energía nuclear a través de torio. El torio es un elemento químico muy abundante en comparación con el uranio, presenta numerosas ventajas sobre su contraparte tradicional.

Según el medio especializado Revista Nuclear, el torio tiene varias ventajas respecto al uranio: existen mayores reservas, no necesita ser enriquecido, genera menos residuos, menos elementos transuránicos en ellos y proporciona márgenes de seguridad adicionales en la mayoría de tipos de reactores. China ya tiene una central nuclear que funciona con torio.

¿Qué pasa con los residuos nucleares?

Los residuos no deberían ser un problema. Los expertos creen que la energía nuclear será necesario solo mientras que las renovables no logren ser autosuficientes y o 'acumulables' (hasta que las baterías sean lo suficientemente sofisticadas como para acumular energía sobrada los días que el sol brille más o que el viento sople más fuerte). En un periodo de tiempo relativamente corto, los residuos son perfectamente manejables y seguros, explican los expertos en materia nuclear.

Fernández Ordóñez explica que "los residuos no son un problema desde el punto de vista técnico ni desde el punto de vista de la seguridad de su gestión. La industria nuclear lleva décadas gestionando sus residuos de manera ejemplar y nunca ha habido que lamentar, incidente ni daño alguno debido a los residuos de las centrales nucleares".

"Es un argumento que se sigue esgrimiendo desde los círculos antinucleares para generar incertidumbre y miedo sobre una tecnología que ha demostrado sobradamente su enorme seguridad. No existe energía más segura que la energía nuclear, las estadísticas no mienten", añade el Doctor en Física Nuclear.

No solo eso, los residuos dan muchos titulares y generan gran polémica, pero lo cierto es que son muy pocos. Fernández Ordóñez pone un ejemplo esclarecedor al respecto: "El combustible nuclear tiene una densidad energética enorme. Con una pastilla de uranio, del tamaño de un dado de parchís, se produce la electricidad que consume un español medio en 4 años. Por tanto, el volumen de residuos generados es muy pequeño. Desde que tenemos centrales nucleares en España (más de 40 años) el volumen de todos los residuos de todas las centrales nucleares juntas asciende a 8.700 m3. Esto es un cubo de 20 metros de lado", sentencia el experto en declaraciones a este diario.

Jeremie Peloso, analista de BCA Research, lo tiene claro: "No importa cómo se mire, la energía nuclear es superior a cualquier otra tecnología existente. El hecho de que tanto la energía solar como la eólica hayan experimentado un enorme crecimiento sólo puede explicarse por el fuerte apoyo político que han recibido. La narrativa de las últimas dos décadas ha sido que la energía solar y la eólica son las buenas y la nuclear la mala"… Pero esto, parece estar cambiando a pasos agigantados. "Por primera vez en muchas décadas, hay voluntad y capacidad para realizar inversiones en la industria nuclear, que una vez más se está convirtiendo en un sector en crecimiento", sentencia el experto.