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Foto: iStock.
Un solo desliz puede dejar huella más allá del arrepentimiento. La ciencia explora cómo una decisión puntual en el amor puede alterar profundamente la forma en que sentimos y nos vinculamos
Tener una aventura amorosa puede parecer un error puntual, un desliz en mitad de una crisis o incluso algo anecdótico para algunas personas. Sin embargo, la ciencia sugiere que esa única infidelidad podría tener un impacto más profundo de lo que se cree, alterando la forma en que se percibe el amor y, a largo plazo, la propia personalidad.
Un estudio publicado en 2017 por investigadores que analizaron el cerebro de hombres monógamos y no monógamos reveló diferencias sorprendentes en la forma en que ambos grupos reaccionaban a imágenes románticas. El equipo utilizó resonancias magnéticas funcionales (fMRI) para observar la actividad cerebral mientras los participantes veían fotografías íntimas y sentimentales.
Según los resultados, los hombres que se definían como monógamos mostraban una mayor actividad en la corteza orbitofrontal derecha, una región del cerebro relacionada con la toma de decisiones y la evaluación de recompensas, cuando veían imágenes románticas. Por el contrario, aquellos que se identificaban como no monógamos no experimentaban esa misma activación intensa ante ese tipo de estímulos afectivos.
La infidelidad no solo refleja un comportamiento aislado, sino una forma distinta de procesar el vínculo romántico
Lo más llamativo del estudio es que ambos grupos respondían de forma parecida ante imágenes de contenido más explícito, lo que sugiere que el verdadero punto de divergencia está en la conexión emocional con la pareja, no en la atracción sexual. Según los autores, esto indica que la infidelidad no solo refleja un comportamiento aislado, sino una forma distinta de procesar el vínculo romántico.
Aunque el estudio se centró en hombres y no especificó si los participantes eran infieles en ese momento, sí distingue claramente entre quienes mantenían una única pareja y quienes preferían relaciones múltiples. No se incluyeron personas que se definieran como poliamorosas ni se evaluó la fidelidad en términos morales, sino el modo en que el cerebro responde ante estímulos afectivos.
Cómo influye ser infiel en la vida
Los científicos también advierten que es necesario ampliar el número de participantes (el estudio contó con solo 20 hombres) y seguir profundizando en este campo antes de extraer conclusiones universales. Aun así, estas primeras observaciones plantean una cuestión relevante: ¿puede una única infidelidad modificar nuestra forma de amar?
La hipótesis de los investigadores abre la puerta a pensar que, más allá del daño que una infidelidad puede causar en una relación, también puede transformar a la persona que la comete, afectando su sistema de recompensas y, por tanto, su comportamiento afectivo en el futuro. La neurociencia, por tanto, ofrece un enfoque más empático y menos moralista para entender por qué alguien es infiel, y qué consecuencias puede tener ese acto incluso cuando solo ocurre una vez.