sábado, 10 de mayo de 2025

El problema en la tierra que está provocando el movimiento del eje de rotación del planeta



(EFE - Eliseo Trigo)



Una pérdida sistémica de agua en los continentes está provocando un aumento súbito del nivel del mar, más sequía y fallos en los modelos climáticos y los sistemas de navegación por satélite



Los científicos han estado observando en los últimos 20 años un movimiento inusual en la rotación de la Tierra que ha provocado que el eje de giro de nuestro planeta se desplace unos 45 centímetros. En un principio se pensaba que la alteración se debía al deshielo de los polos o a movimientos en el núcleo terrestre, sin embargo, un reciente estudio ha encontrado al verdadero culpable: la pérdida global de una enorme cantidad de agua en el suelo terrestre.

“Cuando retiras una gran cantidad de masa de un lugar y la trasladas a otro, cambias el momento de inercia de la Tierra, y eso, a su vez, desplaza el eje alrededor del cual gira el planeta”, explica el profesor Clark Wilson, investigador de la Universidad de Texas en Austin y uno de los autores principales del estudio.

Los investigadores aseguran que los efectos de la pérdida de agua y del cambio en la rotación terrestre han provocado un aumento súbito del nivel del mar, más sequía y fallos tanto en los modelos climáticos como en los sistemas de navegación por satélite GPS.

"Puede que te preguntes por qué un pequeño cambio como este es interesante o merece la pena medirlo", explica Wilson. "Siempre me gusta señalar que cada posición GPS que obtienes en tu teléfono depende de saber dónde está el polo. Así que el movimiento del polo se controla muy cuidadosamente, hasta el milímetro".


Qué ha pasado

Según el estudio, publicado recientemente en Science, una gran parte de esta pérdida se produjo en solo tres años (entre 2000 y 2002), cuando más de 1.600 gigatoneladas de agua desaparecieron de las masas terrestres. Mientras que entre 2003 y 2016 se perdieron otras 1.000 gigatoneladas de agua de los suelos, y en 2021 los niveles de humedad seguían sin recuperarse

El agua acabó llegando a los océanos y alteró la distribución de la masa del planeta lo suficiente como para modificar su equilibrio rotacional. “El cambio, hasta ahora, ha demostrado ser irreversible”, señala el estudio. La humedad del suelo no se ha restablecido y tanto el aumento del nivel del mar como el desplazamiento del eje de rotación de la Tierra siguen reflejando ese déficit.

La causa de esto la ha encontrado el equipo liderado por Ki-Weon Seo, de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur), que combinó datos de radar satelital y modelos de humedad del suelo para reconstruir este fenómeno hidrológico ignorado hasta ahora.

Lo que descubrieron fue algo más que una simple sequía. Los continentes estaban sufriendo una pérdida de agua sistémica que afectaba con más intensidad a Asia Central y Oriental, América del Norte y del Sur, y África Central.

Las causas, según los investigadores, parecen ser una combinación de precipitaciones por debajo de lo normal a principios de los 2000 y un aumento progresivo de la demanda atmosférica de humedad, es decir, de un aire cada vez más seco debido al calentamiento global.


Sequía y alteración de la rotación

Para explicar cómo afecta esto al eje de la Tierra, los científicos comparan nuestro planeta con una peonza. Cuando cambia la distribución de masa en la superficie, el eje de giro también se desplaza. Aunque ya se sabía que el deshielo de los glaciares podía provocar este efecto, la idea de que la pérdida de agua en los suelos tenga una repercusión igual o incluso mayor es relativamente nueva.

Como explica el profesor Jay Famiglietti, profesor de la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Estatal de Arizona (EEUU) y otro de los autores del estudio, la Tierra solo tiene tres grandes reservas de agua: las masas continentales (incluyendo glaciares), los océanos y la atmósfera. Pero la atmósfera apenas puede almacenar agua, por lo que cuando se pierde del suelo, casi inevitablemente acaba en el océano.

Este cambio no solo altera la distribución de masa, sino que además compromete la capacidad del planeta para sostener sus ecosistemas. Menos humedad implica menos evaporación, menos formación de nubes y, por tanto, menos lluvias. Es un ciclo que refuerza la sequía y reduce la productividad agrícola.

Las consecuencias no son únicamente ambientales, sino también sociales y geopolíticas. Como advierte Seo, “aunque no es seguro, creemos que esta tendencia puede ser irreversible”. Famiglietti añade que la extracción de aguas subterráneas probablemente aumentará en los próximos años, lo que agravará aún más la inseguridad hídrica mundial, ya que muchas de esas reservas subterráneas no se reponen jamás. En escenarios extremos, esto podría volver inhabitables vastas zonas del planeta, provocando migraciones masivas, conflictos por recursos y escasez de alimentos.