domingo, 2 de marzo de 2014

Cartier, rey de los joyeros

 
Fachada de la Rue de la Paix 13, en París.
 
 
 
Nacida en 1847 de la mano de François-Louis Cartier, la maison francesa pronto se convirtió en proveedor de las casas reales europeas con las más sofisticadas joyas. A las reinas siguieron las estrellas de Hollywood. Hoy tiene un valor de marca estimado en 5.000 millones de euros y algunas de sus creaciones se exhiben en museos. Entre sus hitos puede presumir de haber fabricado el primer reloj de pulsera masculino de la historia, comercializado en 1911.
 
Cuando el 9 de agosto de 1902, el rey Eduardo VII de Inglaterra fue coronado en la abadía de Westminster, las 27 tiaras que llevaban las invitadas habían sido realizadas en un mismo taller. Nueve años después, en la coronación de su sucesor, Jorge V, las tiaras de esa joyería fueron 19 y en esa ocasión habían estado expuestas desde unas semanas antes en una tienda de Londres para que el público las admirara.
 
La casa de la que habían salido todas esas creaciones no podía ser otra que Cartier. Ya lo había dicho el propio Eduardo VII unos años antes, cuando aún era príncipe de Gales: "Cartier es el joyero de los reyes y el rey de los joyeros".
 
La firma había nacido medio siglo antes en París, en 1847, cuando François-Louis Cartier se hizo cargo del taller de Adolphe Picard, donde había sido aprendiz. En una década logró llamar la atención de clientes tan distinguidos como la granadina Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III. Pero fueron su hijo, Alfred, y sus tres nietos Louis, Jacques y Pierre quienes, a caballo entre los siglos XIX y XX, verdaderamente alcanzaron para Cartier ese estatus de joyero de reyes y rey de joyeros con una atinada mezcla de excelencia técnica, y agudo sentido comercial.
 
Prueba de lo segundo fue la decisión de Louis Cartier de llevar la sede de la firma al corazón mismo de París. Desde 1899, un año después de que el nieto mayor del fundador se incorporara, la maison tiene su hogar en el 13 de la Rue de la Paix, epicentro de la alta joyería mundial desde entonces.
El descubrimiento de nuevas minas de piedras preciosas, particularmente en Sudáfrica, y la utilización de un material mucho más moldeable, como el platino "el oro y la plata son la armadura de las joyas; el platino es el bordado", solía decir Louis Cartier habían abierto enormemente las posibilidades creativas. Coleccionista de arte egipcio y gran lector, el tercero de la saga Cartier supo, además, rodearse de excelentes diseñadores como Charles Jacqueau o la audaz Jeanne Toussaint.
Mientras revolucionaba la joyería no desatendía la relojería. Entretanto, sus hermanos Jacques y Pierre dirigían la firma en Londres y Nueva York, respectivamente.
 
Desde 1904 las principales casas reales incluida la española fueron distinguiendo a Cartier como proveedor oficial. No podía haber mejor reclamo para los millonarios de todo el mundo. Luego fueron las estrellas de cine: Gloria Swanson, Grace Kelly, Elizabeth Taylor, María Félix... "Históricamente la clientela de la Maison Cartier es muy variada y cosmopolita", comenta Olivier Gay, director general de Cartier para España y Portugal. "Si bien la clientela europea y americana es fiel desde varias generaciones, Cartier también tiene muchos admiradores en la mayoría de los países del mundo".
 
Tras la muerte de Pierre Cartier, en 1964 sus hermanos Louis y Jacques habían fallecido en 1942, la maison dejó de estar en manos de la familia. Hoy forma parte del Grupo Richemond, tercero más grande en el sector del lujo, con una facturación de 10.150 millones de euros. El grupo no da cifras de las ventas exclusivas de Cartier, pero sí informa de que el 51% de sus ingresos, 5.206 millones, correspondieron a sus dos firmas de alta joyería: Cartier y Van Cleef & Arpels.
 
Puede servir, por tanto, de termómetro el ranking anual de la consultora Interbrand. En 2013 adjudicaba un valor de marca a Cartier de 5.044 millones de euros (26% más que en 2012), lo que la situaba en la posición número 60 entre todas las firmas del mundo de cualquier actividad, cuarta en el sector del lujo y primera en el de alta joyería. Con 292 boutiques en todo el mundo, el estado de salud de Cartier, a punto de cumplir 167 años, no parece malo.
 

Innovación y exigencia


Surgida de un taller en la Rue Montorgueil, su conquista del mundo comenzó cuando se instaló en la Rue de la Paix, corazón del buen gusto parisino. Además de algunas de las joyas más hermosas de la historia, entre sus hitos puede presumir de haber fabricado el primer reloj masculino de pulsera comercializado con cierta popularidad. En 2011 seguía siendo joyero de reinas.
 
1847. Louis-Franois Cartier hereda el taller de su maestro, Adolphe Picard.
 
1898. Louis Cartier, nieto del fundador, se incorpora a la firma y un año después se trasladan al 13 de la Rue de la Paix.
 
1902. Apertura en Londres, donde Jacques, hermano de Louis, queda al frente. Abre la boutique de Nueva York. Pierre, el tercer hermano, se hace cargo.
 
1904. Cartier es designado proveedor oficial de las casa reales inglesa y española. Ese mismo año crean para el aviador Alberto Santos-Dumont el considerado primer reloj de pulsera masculino de la historia. Se comercializó en 1911. Este y el Tank, de 1919, son los modelos más exitosos de la marca.
 
1912. Relojes misteriosos. Un prodigio de diseño inspirado en el ilusionista Jean-Eugne Robert-Houdin (1805-1871). Con el mecanismo oculto, las manecillas parecen flotar.
 
1924. Anillo trinity. Fue una de las primeras sortijas de uso diario y una de las piezas emblemáticas de la casa: tres bandas entrelazadas en tres tonos de oro. Jean Cocteau, el duque de Windsor o Grace Kelly la llevaron.
 
1933. Vanity case. Jeanne Toussaint elevada a directora artística de la firma. Toussaint definió el estilo de Cartier. Ella adoptó la pantera emblema de la casa, como se ve en este estuche de maquillaje con piedras preciosas. Broche pantera. La duquesa de Windsor, clienta habitual de la firma, compró esta icónica pieza de diamantes y zafiros, de 6 cm de altura, ideada por Toussaint. La prensa llamó a este broche "bomba atómica de la joyería".
 
1953. Marilyn Monroe canta Diamonds Are A Girl’s Best Friend, en cuya letra se menciona a Cartier.
 
1956. Raniero de Mónaco le regala un anillo de compromiso de Cartier a Grace Kelly con un diamante de 12 quilates.
 
1972. Un grupo liderado por el financiero Joseph Kanoui compra Cartier Paris. Love. Obra de Aldo Cipullo en 1970, este brazalete de oro ha inspirado una de las colecciones aún hoy más reconocibles de la firma.
 
1989. Primera exposición El arte de Cartier, en el Petit Palais de París. En 1997, la muestra viajó al British Museum de Londres y al Metropolitan de Nueva York. En 2012 se vio en el Thyssen de Madrid.
 
2001. Restaurado. En la Bienal de los Anticuarios de París, Cartier presenta el remozado collar ceremonial del marajá de Patiala, originalmente engastado con 2.930 diamantes por la firma en 1928.
 
2007. Ballon bleu. Otro reloj emblemático, con versiones para hombre y para mujer, así llamado por el zafiro que lleva en la corona.
 
2011. Kate Middleton luce la tiara Halo de Cartier, de 1936, en su boda con Guillermo de Inglaterra, el 29 de abril.


Más información: www.cartier.com


Por Víctor Rodríguez   21/02/2014

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