Seguramente viste u oíste hablar de bolsos de mano de marcas de lujo falsos que se venden por la calle, ¿pero de una tienda entera?
Cuando dos nuevas boutiques de moda de lujo abrieron hace unos meses en la ciudad china de Renhuai, era difícil distinguir que sus productos eran falsos.
Las tiendas, que parecían pertenecer a las marcas de lujo Louis Vuitton y Prada, mostraban enormes fotos de modelos posando con productos de apariencia legítima, mientras que los estantes estaban llenos de bolsos y accesorios elegantes.
Lo que solo llamaba la atención era la marca mal escrita. Una de las tiendas se llamaba "Loius Vuitton" y la otra decía "Plada".
Este es el mundo del robo de propiedad intelectual que le cuesta a las empresas europeas unos €60.000 millones (US$68.000 millones) en ventas perdidas cada año, según cifras de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
Comprar falso
El 7% de los más de 26.000 ciudadanos de la UE encuestados por la Oficina de Propiedad Intelectual dijo que compró intencionalmente productos falsificados en los últimos 12 meses.
Los críticos dicen que este mercado negro ahoga el desarrollo de empresas jóvenes innovadoras y hace que se pierdan empleos.
"También hay fuertes vínculos entre la falsificación y el crimen organizado y el trabajo infantil", dice Alex Newman, un experto en propiedad intelectual en la firma de abogados Irwin Mitchell de Reino Unido.
Las autoridades cerraron las tiendas falsas en Renhuai en cuestión de días, pero otras grandes marcas que operan en China no han tenido tanta suerte.
En 2016, por ejemplo, Apple perdió una pelea de marca registrada contra una firma china que vendía bolsos y otros artículos de cuero con el nombre IPHONE.
Problema global
China se encuentra entre una serie de países que son señalados como fuente de robo de propiedad intelectual, pero las empresas dicen que el problema es global.
"Hemos visto copias durante muchas décadas, comenzando a fines de la década de 1940 y es un problema continuo con el que nos enfrentamos", señala Roar Rude Trangbæk, vocero de Lego, empresa danesa que fabrica juguetes de plástico.
"La única diferencia es que con la globalización, un problema que antes estaba contenido ahora es mundial".
Por lo general, la violación de derechos de propiedad incluye el robo de marcas o la infracción de patentes, aunque la copia de los productos es lo más frecuente.
Ejemplos incluyen supermercados que producen productos que se parecen a los de marca e incluso que tienen nombres similares.
En agosto, por ejemplo, la empresa familiar británica de salchichas Heck y el fabricante neozelandés de yogur The Collective acusaron al supermercado alemán Aldi de copiar sus productos.
El supermercado, por su parte, alegó que ninguno de sus clientes se quejó de haber sido engañado y que sigue las "estrictas normas de derechos de autor", pero las dos empresas aún están considerando iniciar acciones legales.
Amelia Harvey, cofundadora de The Collective, le dijo a la BBC: "La estrategia de ellos es clara, se basan en otras marcas y las recrean. Engañan al consumidor para que compre algo que no es".
"Para nosotros, como una marca emprendedora con un equipo pequeño, es más que frustrante".
El abogado Newman indica que los supermercados a menudo se salen con la suya haciendo "ajustes" para que los productos no sean idénticos y "argumentan que las diferencias son suficientes para evitar la infracción".
La copia como estrategia
Problemas similares ocurren en la industria de la moda, donde las acusaciones de copia son comunes.
En noviembre, el minorista británico Next llegó a un acuerdo con la marca de moda Scamp & Dude sobre acusaciones de que había copiado los diseños de la firma.
Next fue acusada de "infracción evidente" de una camiseta con estampado animal para niños, y la prenda incluso imitaba el logo de Scamp & Dude.
"A menudo, para cuando el titular de los derechos de diseño logra hacer algo, la compañía acusada estará cerca de haber vendido todas las prendas en cuestión", explica Newman.
"Así ganará tiempo para luego decir: 'Hemos dejado de vender esto', lo que hace que no valga la pena gastar tiempo y dinero para llevar el caso a tribunales porque el posible pago financiero no justificará el costo", añade.
Cómo protegerse
Para cubrirse, las empresas deben asegurarse de tener las marcas registradas y otras formas de propiedad intelectual en cualquier país en el que operen.
Pero muchas todavía no se molestan, apunta Sonali Parekh, jefa de política de la Federación de Pequeñas Empresas (FSB, por sus siglas en inglés), de Reino Unido. Ella culpa a la falta de conciencia y la preocupación por los costos.
"También existe la preocupación de que si registras una patente alertarás a las personas sobre tu diseño y otros lo modificarán y luego lo copiarán", dice.
"Pero si no haces nada, dejas tu negocio aún más expuesto", analiza Parekh.
Por obvio que parezca, las empresas también deberían decirle a los supuestos copiadores que dejen de hacerlo, aunque aproximadamente un tercio de las empresas cuyos derechos de propiedad intelectual están infringidos no toman medidas, dice la FSB.
Newman opina que esto es un error.
Incluso si en última instancia no se presenta una demanda, una carta documento exigiendo el cese de la actividad ilícita a menudo resuelve el problema sin acudir a los tribunales, e incluso puede llevar a un acuerdo financiero, aconseja.
Para aquellos que operan en mercados extranjeros, familiarizarse con las leyes locales de propiedad intelectual, que varían significativamente de un país a otro, es vital, aunque lugares como China están fortaleciendo su aplicación.
En noviembre, por ejemplo, Lego ganó unos 4,5 millones de yuanes (unos US$647.000) en una demanda por daños de compañías chinas que habían vendido copias con el nombre de "Lepin".
En ese momento, el fabricante de juguetes danés elogió los "continuos esfuerzos de las autoridades chinas para proteger la propiedad intelectual".
"No nos importa la competencia justa, pero la competencia desleal es mala por la simple razón de que los consumidores son engañados y nuestros derechos son violados", dijo Rude Trangbæk, quien espera que tales victorias sean una advertencia para futuros falsificadores.
"Nuestra marca es conocida por ser de alta calidad y los consumidores necesitan saber que lo que están comprando es Lego real", afirma el vocero de la firma.
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