Una joven consulta el teléfono a la salida del centro escolar
FELIPE DÍAZ DE VIVAR
La mayoría considera que tener demasiadas relaciones virtuales incrementa la sensación de aislamiento
Sus teléfonos no dejan de pitar. Reciben decenas de mensajes cada día, han perdido la cuenta de los grupos de WhatsApp en los que están metidos y sus publicaciones en Instagram acumulan cientos de likes. Sin embargo, entre tanta compañía, los jóvenes se sienten más solos que nunca.
El estudio sobre juventud y soledad no deseada conducido por la Fundación ONCE y Ayuda en Acción ha revelado que el 26% de las personas de 16 a 29 años siente soledad no deseada y cerca de la mitad de ellas, el 46%, lleva más de tres años en esta situación. Matías Figueroa, director del Programa Europa de Ayuda en Acción, advierte: "es una pandemia silenciosa de la que todos somos corresponsables".
La efervescencia de las redes sociales y el deterioro del contacto cara a cara están detrás de muchas historias de soledad juvenil. Según los datos del informe, los jóvenes que no se sienten solos desarrollan el 80% de sus relaciones sociales de forma presencial, mientras que este porcentaje cae al 56% entre quienes sí están sufriendo soledad no deseada. Además, la mayoría de estos últimos considera que tener muchos 'amigos digitales' no reduce su sensación de aislamiento, pues la calidad de esta forma de contacto es muy cuestionable.
"Los likes y los emojis han sustituido a las conversaciones en profundidad entre los jóvenes", explica Mercedes Herrero, directora pedagógica del Colegio de Educación Especial Los Álamos, advirtiendo que esto provoca que las personas se sientan incapaces de establecer relaciones significativas. En su centro, de la mano de la Fundación Vivofácil, se sumaron al programa 'Desconectad@s', unas jornadas de excursión por la naturaleza sin dispositivos tecnológicos con las que lograron "sacar a los alumnos de su zona de confort" e impulsar sus habilidades sociales.
En la misma línea desarrolla su trabajo Susana Villora, psicóloga del Centro Joven de Albacete. "Hay una proporción muy grande de jóvenes que acuden a mí porque se sienten solos: tienen muchos amigos en redes y en los videojuegos, pero luego no tienen a nadie con quien dar un paseo o ir al Viñarock", lamenta. A través del proyecto AINE, este Centro Joven organiza distintas propuestas de ocio con las que pretende conectar a los jóvenes y facilitar sus relaciones sociales, tratando de ocupar el espacio al que la digitalización nunca podrá llegar.
"Las redes sociales son como los antibióticos: cumplen la función que se les exige, pero cuando se abusa de ellas son contraproducentes", ilustra Villora, quien considera que los jóvenes están demasiado acostumbrados a interactuar virtualmente y, a la hora de afrontar las relaciones en el mundo real, "se encuentran sin habilidades sociales o sin gente con la que ir a tomar algo". Este argumento se desprende también del informe de la Fundación ONCE y Ayuda en Acción, pues las dificultades para relacionarse, el sentir que no se encaja y la falta de amigos son los tres grandes problemas que padecen los jóvenes que se sienten solos.
DEMASIADA INCERTIDUMBRE
Más allá de las redes sociales, hay un elemento que sobresale entre los factores que desencadenan soledad no deseada en jóvenes: la incertidumbre. "Nos hemos habituado a exigir a la juventud que se acostumbre a vivir en la incertidumbre, cuando este escenario en realidad no tiene capacidad para darles respuesta", recrimina Matías Figueroa, enfatizando la necesidad de crear espacios de seguridad y confianza para que los jóvenes no se frustren al intentar construir un proyecto de vida. Según el informe consultado, el 83% de quienes se sienten solos reconoce estar preocupado por el futuro y las metas profesionales y personales, mientras que esta tasa se reduce al 61% entre quienes no padecen soledad.
Así, la falta de certidumbre es uno de los sentires más recurrentes entre los jóvenes que se sienten solos, tanto que la prevalencia de la soledad no deseada es notablemente mayor entre los que están desempleados que entre los que estudian o trabajan (30% frente a 23-25%). "Las etapas de transición, como lo es el salto a la vida laboral, son momentos cruciales", señala Figueroa, incidiendo en la importancia de apoyar a los jóvenes que se encuentran en esa fase para transmitirles seguridad y confianza en sus decisiones.
"A veces lo único que echan en falta es una mano en el hombro que los acompañe". Es la reflexión que hace la psicóloga Susana Villora tras observar que la soledad juvenil se produce, en muchas ocasiones, ante el abismo de la vida adulta. "Los jóvenes observan que su entorno está cambiando: sus amigos empiezan a trabajar, se emparejan, se mudan... y ante esta situación es común que sientan que se están quedando atrás", explica, reiterando la importancia de acompañarlos en la toma de decisiones en un momento tan crucial.
La soledad no afecta a todos los jóvenes por igual, pues esta "pandemia silenciosa" sí entiende de género, orientación sexual y procedencia. El 31% de las mujeres padece soledad no deseada, frente al 20% de los hombres; y el 40% de las personas que pertenecen al colectivo LGTBI se siente sola, frente al 23% de los heterosexuales. Asimismo, la prevalencia de la soledad entre los jóvenes de origen extranjero es un 41% superior a la que se observa entre los nacidos en España.
La situación es urgente. Uno de cada tres jóvenes que se siente solo tiene diagnosticado un problema de salud mental, una proporción que se duplica si se consideran también los que, sin tener diagnóstico médico, padecen ansiedad o depresión. "La soledad no deseada conlleva problemas de autoestima, confianza y motivación que, a mayor escala, pueden causar enfermedades de salud mental, autolesiones e incluso derivar en suicidio", advierte Matías Figueroa, quien insiste en la necesidad de sumar más psicólogos en atención primaria. Según el informe, el 51% de los jóvenes que se sienten solos ha tenido pensamientos suicidas.
Madrid
Actualizado Jueves, 8 febrero 2024 - 13:43
https://www.elmundo.es/espana/2024/02/08/65c3a72ffc6c830e218b459c.html