Tanques rusos de la era soviética destruidos en Ucrania. (Reuters)
La ofensiva rusa de mayo ha ocasionado enormes pérdidas de blindados y artillería. Los analistas occidentales afirman que Moscú no puede reemplazar sus bajas más allá de mediados del año que viene
La ofensiva rusa contra Kharkiv se está desmoronando. En mayo, la superioridad numérica rusa parecía que iba a traer una victoria rápida pero al final los avances en la región del Donbas han sido modestos y el coste en vidas, artillería y blindados parece inasumible para Moscú (un ejemplo: hace dos días perdió la friolera 300 blindados capturando un pequeño pueblo). Según The Economist, el problema crítico para Vladimir Putin y sus cohortes no es la resiliencia de Ucrania, sino su incapacidad para sostener sus operaciones militares en la zona porque Rusia se está quedando sin las reservas de armamento soviético que eran la columna vertebral de sus operaciones. Los analistas de defensa internacionales afirman que, al ritmo actual de desgaste, la capacidad de Rusia para renovar sus tanques e IFV alcanzará el punto crítico de agotamiento total en la segunda mitad de 2025.
El país ha logrado mantener a alrededor de 470.000 soldados en el frente reclutando aproximadamente 25.000 nuevos soldados cada mes a un coste cada vez más alto. La producción de misiles para atacar la infraestructura ucraniana está aumentando, así como el flujo de drones enviados desde Irania, pero el reemplazo de equipos militares pesados como tanques, vehículos blindados de infantería y artillería depende en gran medida de las reservas de la era soviética. Y, a pesar usar un 8% de su PIB dedicado al gasto militar, los recursos rusos se están demostrando como finitos mucho antes de lo que se suponía.
Según el sitio web de inteligencia de código abierto holandés Oryx —que rastrea las pérdidas de equipos con evidencia fotográfica y de vídeo— Rusia perdió alrededor de 3.235 tanques y otros 5.000 vehículos blindados en los dos primeros años de la guerra. Estos números son probablemente mucho mayores.
Reservas menguantes y anticuadas
Las pérdidas son impresionantes, producto de la artillería de precisión ucraniana y a décadas de la Guerra Fría en la fabricación de montañas de armamento por parte de los soviéticos. Aleksandr Golts, analista del Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo, afirma que Vladimir Putin tiene que agradecer estas reservas—sin las que su régimen ya estaría muerto y enterrado— a la antigua Unión Soviética. De los años 50 a los 90, los soviéticos produjeron enormes cantidades de equipo militar, anticipando la necesidad de un despliegue masivo en caso de guerra.
El ex ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció en diciembre de 2023 que ese año se habían entregado 1.530 tanques. Sin embargo, casi el 85% de estos no eran tanques nuevos, sino modelos más antiguos, principalmente T-72, T-62 e incluso T-55, que comenzó su fabricación justo después de la Segunda Guerra Mundial. Estos tanques habían sido sacados del almacenamiento y reacondicionados. Sólo se han desplegado unos 175 tanques T-90M bastante modernos desde que comenzó la invasión, y el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) estimó una producción anual de cerca de 90 tanques, una cantidad con la que el Ejército rojo no puede compensar sus pérdidas. Para más inri, el analista de IISS, Michael Gjerstad, señala que la mayoría de los T-90M son en realidad actualizaciones de los T-90 más antiguos.
La capacidad de Rusia para producir nuevos tanques y renovar los antiguos es una misión casi imposible por el bloqueo de componentes críticos. Estos incluyen calentadores de combustible para motores diesel, sistemas eléctricos de alto voltaje y equipos de imágenes térmicas infrarrojas, que anteriormente se importaban de Europa, no disponibles por las sanciones internacionales. Además, según se informa, las alternativas chinas no cumplen con los estándares de calidad anteriores. La antigua cadena de suministro soviética, bue incluía instalaciones de producción en Ucrania, Georgia y Alemania Oriental, ya no existe.
Pavel Luzin, un experto en capacidad militar rusa, explica que ya se han utilizado almacenes de componentes destinados a 2025, lo que complica aún más los esfuerzos de producción. La fuerza laboral en el complejo militar-industrial también ha disminuido drásticamente de unos 10 millones a 2 millones de trabajadores, sin un aumento correspondiente en la automatización de las cadenas de montaje.
Corea del Norte al rescate
Es surrealista que los coreanos tengan que venir a ayudar a Rusia, pero el hecho es que ya les han suministrado 3 millones de obuses, una gran cantidad de ellos con problemas. Ahora también les están facilitando piezas de artillería, como estas unidades fabricadas hace 70 años.
La lluvia de fuego que Rusia ha desatado en Ucrania ha tenido el efecto de desgastar los cañones de la artillería, haciéndolos inservibles. En algunas áreas, los cañones de obús han necesitado ser reemplazados después de meses de uso intensivo. Esto es otro problema porque también se están quedando sin estas piezas. De hecho, los rusos han estado retirando cañones de la artillería remolcada para instalarlos en obuses autopropulsados. Según los analistas, alrededor de 4.800 barriles fueron reemplazados a principios de 2024.
El otro problema grave es el lamentable estado de los tanques y vehículos de combate de infantería soviéticos que tienen almacenados. El IISS estimó en febrero que Rusia tenía alrededor de 3.200 tanques almacenados. Hasta el 70% de estos tanques no se han movido desde el comienzo de la guerra porque son inútiles, aseguran. Muchos T-72 se han almacenado a la intemperie desde principios de la década de 1990 y es probable que sean irrecuperables.