La gala de inauguración impone una cláusula de confidencialidad de 10 años a sus participantes. (EFE/EPA/Mast Irham)
Un evento de estas magnitudes necesita una gala de inauguración a la altura de las mismas, en las que el factor sorpresa juega un papel clave en la percepción del público sobre ella
Con tan solo caminar por las calles de la emblemática capital de Francia, se hace evidente que París está viviendo en la actualidad un evento más que quedará grabado en su extensa historia. Se trata de la llegada de los Juegos Olímpicos de París 2024, que dará inicio con la tradicional gala de inauguración este viernes 26 de julio a partir de las 19:30.
Esta celebración contará con casi cuatro horas de bailes, desfiles y espectáculos pirotécnicos a orillas del río Sena. Los espectadores podrán visualizar multitud de elementos de la cultura francesa mientras disfrutan de asombrosos espectáculos musicales de la mano de estrellas como Aya Nakamura, Lady Gaga y Celine Dion.
Por otro lado, los deportistas de las distintas disciplinas que participarán en la legendaria competición partirán desde el Puente de Austerliz y surcarán el prestigioso río en diversos barcos dispuestos para ellos. No obstante, son muchos los que se han mostrado disgustados con esta decisión, en la que los profesionales del deporte no realizarán su desfile a pie a modo de tradición de la competición, desapareciendo parte del encanto que caracteriza a la gala.
Dura cláusula de confidencialidad
La preparación del evento inaugural ha estado regida por un marcado secretismo con el fin de preservar la sorpresa del proyecto dirigido por Thomas Jolly. La meticulosidad de este factor ha desembocado en medidas tan exhaustivas como guardar los dispositivos móviles en bolsas de plástico, convocar ensayos en ubicaciones con pocas horas de antelación y la creación de pistas falsas para crear confusión.
No obstante, la medida más extrema que se ha tomado para proteger su carácter oculto es el de imponer una cláusula de confidencialidad de 10 años a todos los participantes de la misma. Es por ello que se conocen muy pocos detalles de la misma, en los que destaca que la hora de comienzo se ha escogido en función de la temática de la ceremonia, que consistirá en un viaje histórico por la nación de Francia en lenguaje universal y que estará dividida en 12 partes.
Por lo tanto, elementos como el atardecer son cruciales en el desarrollo de una actuación que tendrá como punto fuerte un ambiente poético y crepuscular. Sin embargo, la previsión del tiempo advierte de la aparición de nubes en la capital, lo que podría resultar un problema en el desarrollo de la misma. Como no podía ser de otra forma, la Torre Eiffel dispondrá de un rol extremadamente relevante en el encendido de la antorcha, la cual comenzará una nueva edición de una de las competiciones deportivas más antiguas de la humanidad.