miércoles, 16 de marzo de 2011

China quiere crecer mejor


Foto from LIFE.com

A pesar de su escasa repercusión en los medios en español, las lianghui son sin duda uno de los mejores momentos para adivinar las políticas chinas de los próximos años. Como advierte Xulio Ríos, no se trata ni mucho menos de una reunión parlamentaria al estilo occidental, ya que los poderes ejecutivo y legislativo no están separados en China. Es un gran acto de relaciones públicas, un evento de legitimación. Pero también un momento muy mediático cuando se lanzan numerosas iniciativas políticas y sociales que probablemente nos puedan servir para comprender mejor el devenir del país.
Giro social
Según Xulio Ríos, la lianghui del 2011 nos ha dejado un mensaje muy claro: China tiene que seguir creciendo, pero lo tiene que hacer de una forma más saludable, atendiendo a los problemas sociales de los ciudadanos, repartiendo la riqueza que se genera, respetando el medio ambiente y mejorando su nivel tecnológico. Una buena muestra de ello es que "por primera vez en treinta años se ha vinculado el ritmo de crecimiento de la economía con los ingresos de la población". Si en las últimas décadas se había creado una especie de culto por los números del Producto Interior Bruto (PIB), la actual cúpula dirigente se ha dado cuenta de que ahora ya no sólo se tiene que prestar atención a la cantidad del crecimiento, sino también a la calidad.
Este giro ideológico y económico es lo que Xulio Ríos ha denominado como "el consenso de Hu Jintao". Aquellas ideas que en 2002 el entonces novato presidente comenzó a lanzar, como la "sociedad armoniosa", se han convertido en el eje sobre el que construir las políticas del futuro. De todos los problemas por los que atraviesa la sociedad china, Xulio Ríos no tiene dudas en destacar la desigualdad. Con un coeficiente de Gini (que mide las diferencias entre ricos y pobres) en torno al 0,5, el país se encuentra en un momento en el que no puede seguir así. "Las desigualdades actuales son inaceptables", explica el director del Observatorio de la Política China.
En los últimos años, el malestar ha crecido entre la población, que tiene "una sensación generalizada de bloqueo de las expectativas". Hace siete u ocho años, recuerda Xulio, los chinos se sentían capaces de progresar y seguir mejorando. En la actualidad, "cuando un chino tiene que trabajar varios años para poder comprarse un metro cuadrado de vivienda en Pekín", la gente ha perdido parte de ese optimismo y un buen porcentaje se siente estancado en una situación de la que no puede salir. Entre ellos estarían los jóvenes universitarios, con dificultades para encontrar un trabajo bien remunerado y malviviendo en las grandes ciudades, un fenómeno social que pone en entredicho el desarrollo del país.
En esta misma línea social, Xulio Ríos cree que en los próximos diez años podríamos ver la modificación de la política del hijo único y del hukou, ambas con bastante apoyo entre los ciudadanos. No se aplicará a todas las provincias ni de un día para otro, ya que las situaciones son muy diferentes entre regiones como Shanghai o Lanzhou, pero es de esperar que para el 2015 estas políticias sufran alguna flexibilización.
Si hay un número del que se ha hablado durante esta lianghui ese es el "7". Esa fue la cifra que el primer ministro, Wen Jiabao, fijó como referencia para el crecimiento del PIB durante los próximos años. Por encima de otras consideraciones, Xulio Ríos piensa que ese 7% (un número muy bajo para lo que China nos tiene acostumbrados) es otro mensaje en la misma dirección del consenso de Hu Jintao: ya no sólo se quiere crecer a cualquier precio, sino que se quiere crecer bien.
Uno de los aspectos donde se tendrá que mejorar será en el energético y en el respeto al medio ambiente. Además de una cuestión de salud pública, las recientes crisis en el mundo árabe y el consiguiente aumento del precio del petróleo han demostrado que se trata también de una necesidad. Para ello, destaca Xulio Ríos, se ha debatido en la lianghui un nuevo sistema para juzgar a las provincias que tenga en cuenta no sólo el crecimiento del PIB, sino también otros factores, entre ellos el respeto al medio ambiente. Aunque Mongolia Interior fue la región que más creció el año pasado, con más de un 20%, siguiendo los nuevos sistemas de evaluación la dejarían en el último lugar. "Esta es solo una muestra de la gravedad del tema", explica Xulio Ríos.
La necesidad de aumentar los salarios de los ciudadanos tiene su razón de ser en mejorar su calidad de vida, prevenir conflictos sociales y mantener la estabilidad, pero también responde al cambio de modelo al que aspira China. El nuevo Plan Quinquenal (2011-2015) debería acabar con la dependencia de las exportaciones y la mano de obra barata para pasar a una economía con mayor valor añadido y un mayor consumo interno. Y para conseguir eso tienen que subir los salarios. 
La sucesión
A un año y medio para que se produzca el relevo en el liderazgo del país, Hu Jintao sigue haciendo movimientos para dejar en  buena posición a sus políticos más afines. Una señal en esta dirección sería el reciente despido por corrupción del Ministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, cercano al anterior presidente Jiang Zemin. El director del Observatorio de la Política China lo considera como "una espectacular muestra de fuerza" y un mensaje para algunos sectores del Partido. No sólo por el hecho en sí mismo, sino también por el momento elegido: pocas semanas antes del comienzo de la reunión política más importante del año.
En este sentido, Xulio Ríos apunta a Chongqing como al actual laboratorio de pruebas del Partido. Allí se están realizando algunas políticas "muy innovadoras, muy chinas", que apuntan a "una revalorización de lo social en detrimento del mercado", recuperando conceptos "olvidados" como la cogestión o promoviendo un mayor reparto de la riqueza entre los ciudadanos. La persona que parece estar detrás de muchas de estas decisiones, al menos como consejero, es el profesor de Ciencia Política Cui Zhiyuan, formado en la Universidad de Chicago. De su éxito o fracaso podría depender su implantación nacional y también el destino de Bo Xilai, uno de los políticos más mediáticos del momento ("es una estrella", dice Xulio Ríos), algo muy extraño en la política china. Aún así, eso no quiere decir, como prevén algunos, que en los próximos años vaya a saltar al Comité Permanente del Politburó Político: "su popularidad no es algo que vaya a su favor, sino más bien en su contra".
La reafirmación del autoritarismo
A pesar de los discursos aperturistas de Wen Jiabao durante el último año, la última lianghui ha servido para reafirmar el autoritarismo actual. Varios miembros del Partido, entre ellos Wu Bangguo, no han dudado en asegurar que no habrá multipartidismo ni separación de poderes en China. En este sentido, Xulio Ríos recuerda como en 2007 la palabra "democracia" tuvo un gran protagonismo y en el debate político se hablaba de la supervisión del Gobierno y el Estado de Derecho. No se trataba ni mucho menos de una democracia al estilo occidental, sino de abrir canales de comunicación y quejas de los ciudadanos bajo la supervisión del Partido. Estas ideas, sin embargo, parecen haberse quedado atrás y en la actualidad se habla mucho menos de ellas. Tras la crisis económica del 2008, China parece haberse reafirmado en su propio modelo.
La mayor prioridad, dice el director del Observatorio de la Política China, es volver a situar al gigante asiático "en el centro del sistema mundial, preservando a toda costa su soberanía".  Las cuestiones ideológicas pueden ser esquivadas si sirven a ese objetivo, que podría conseguirse en el 2020, el año al que miran muchas de las actuales reformas. Si el Partido creyera que la democracia podría servir a este objetivo problablemente la adaptaría, pero éste piensa mucho más que “podría convertirse en el caballo de Troya” por el que podrían colarse fuerzas extranjeras que desestabilizarían el país y pondrían en riesgo esa prioridad absoluta.
China y las revueltas en el mundo árabe
Como muchos otros expertos, Xulio Ríos coincide en que actualmente no es probable una revolución contra el Gobierno similar a las que hemos visto en el mundo árabe. Existe malestar y hay muchas tensiones en la sociedad china, empezando por las desigualdades, y a pesar de que se producen episodios de protesta, éstos suelen ser aislados y locales, nunca de carácter global y extensibles. La economía china avanza a mayor ritmo que las de los países donde se han producido revoluciones y el paro está mucho más controlado. Además, todo aquel que haya vivido en China una temporada se da cuenta de que este país se mueve por su propia idiosincrasia y a su propio ritmo, por lo que es muy difícil que movimientos convocados desde el exterior tengan algún efecto. "Cuando pase algo en China, será desde dentro".
Sin embargo, el director del Observatorio de la Política China no duda en afirmar que, de no solucionarse los problemas actuales, en dos o tres años podrían producirse situaciones de protesta a nivel nacional. Hay un caldo de cultivo, unas condiciones de fondo, que de no amortiguarse podrían poner en peligro al Gobierno. "El descontento existe", afirma Xulio Ríos.
La reacción del Gobierno ante las convocatorias a una Revolución del Jazmín, con la detención de defensores de los derechos humanos, el control de la prensa extranjera y una desmesurada presencia policial, muestran sin duda "el miedo del Gobierno". El Partido es consciente de las fracturas de la sociedad china y tiene miedo. La misma lianghui, durante este año, "ha sido con mucho la que ha tenido mayores medidas de seguridad", dice Xulio Ríos.
Dificultades y recursos
Por lo tanto, en los próximos años China tendrá el reto de corregir todas las desigualdes y desequilibrios que ha creado el desarrollo económico de los últimos 30 años. Xulio Ríos mira al cielo cuando piensa en la magnitud de la misión y en todas las complicaciones que se van a encontrar por el camino. En el ámbito económico, por ejemplo, tras la crisis del 2008 una parte muy importante del crecimiento chino se ha debido al estímulo de 4 billones de yuanes que impulsó el Gobierno. Sin él, el PIB chino hubiera crecido en torno al 2%. Como dice Xulio Ríos, “no me imagino a Zapatero controlando un país como este…. ni a Rajoy tampoco", dice para explicar los inmensos retos a los que se enfrenta China. 
Aún así, Xulio es optimista respecto a las capacidades con las que cuenta el país. En las últimas tres décadas ha acumulado una gran cantidad de recursos, lo cual hace que el Gobierno "cuente con un margen de maniobra impresionante". Además, se cuenta con la voluntad política y con una mano de obra dispuesta a trabajar. Estos factores deberían provocar que, dentro de diez años, cuando Pekín le discuta a Washington el liderazgo económico global, la sociedad sea más igualitaria y equilibrada… o, sencillamente, más armoniosa.

Foto from LIFE.com

Xulio Ríos es el director del Observatorio de la Política China, una red de profesionales entre la Península Ibérica y América Latina que reflexiona y analiza la situación política del país. Colabora habitualmente con varios medios de comunicación españoles, entre ellos el El País, La Vanguardia o El Grupo Correo, donde sus mesurados artículos, reflexiones sobre los dilemas de China y análisis sobre la cúpula del Partido se han convertido en referencia obligatoria.
Desde principios de marzo, cuando las reuniones de la Asamblea Popular y la Conferencia Consultativa (conocidas como lianghui) comenzaban a acaparar la actualidad china, Xulio Ríos ha estado al frente del Primer Simposio Electrónico Internacional sobre Política China, donde se han inscrito casi 200 personas de más de 18 países. La idea detrás de esta iniciativa es abrir un canal de reflexión y debate en torno a las lianghui, las reuniones políticas anuales más importantes del país.
From  ZaiChina.net  15/03/2011

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